Gente Digital (España), Patricia Costa, 11.10.2013

Entramos en la cueva de Manuela Malasaña, 26, sin rocas, sin humedad, sin oscuridad. Sólo silencio y luz, primeras sensaciones que uno percibe nada más cruzar la puerta de este Centro de Meditación Kadampa, vinculado a la tradición del budismo ‘mahayana’, que hace sólo unas semanas irrumpía en el barrio de Malasaña. Envuelta en su túnica de monja, nos recibe Guen Kelsang Chokga, maestra residente y directora espiritual nacional de la nueva tradición Kadampa para España. «A la gente que viene aquí no le interesa la religión, sino estar mejor. Yo empecé así y al final lo hice mi razón de vida», confiesa.

Con ella coincide Tania Sanz, directora de esta ‘cueva’ quien, como Guen, convive con monjes y laicos en otro centro del que disponen en Majadahonda. «Las personas buscan simplemente una herramienta para controlar las dificultades del día a día, y porque han oído que la meditación ayuda. Muy pocos vienen porque tienen algún tipo de conexión con la religión budista o para saber algo más acerca del karma, o sobre lo que pasa más allá de esta vida», apunta.

Por eso ofrecen cursos dirigidos a quienes necesitan exclusivamente consejos prácticos sobre la psicología budista, sobre qué hacer con la mente cuando uno sufre estrés, por ejemplo, o sobre cómo aprender a meditar, en los que «no se habla de renacimiento o karmas o aspectos relacionados con el aspecto más religioso del budismo. Aunque también organizamos otras clases sobre rituales y programas de estudio con textos especializados», añade.

Nada más entrar, Guen Kelsang Chokga nos conduce a la ‘galería’ principal, una sala de meditación presidida por Buda en un altar, acompañado a su izquierda por Buda Avalokiteshvara, el buda de la compasión; y a la derecha por Tara, una deidad femenina. Antes nos muestra una colección de libros y manuales para adentrarse en esta filosofía, nos recomienda ejemplares como ‘Transforma tu vida’, y subraya que «la apertura del centro ha suscitado interés porque todos buscamos formas de sentirnos bien».

«Cada vez hay más información pero existen muchas tradiciones y se sabe bastante poco sobre la meditación. Nos visitan personas de todo tipo. Algunas conocen otras técnicas y vienen a comparar, pero la inmensa mayoría no posee conocimiento alguno. Llegan con estrés del trabajo o tomando ansiolíticos u otra medicación», completa la directora del centro, destacando que tiempos como los que atravesamos, de crisis, de incertidumbre, suelen ser los más propicios para sentir curiosidad por todo lo espiritual. «Porque ya no vale buscar una solución temporal a un mal día, como irte de compras», comenta.

Tanto ella como Guen viven con otros budistas, dejando de lado el modelo familiar habitual. «Somos entre 15 y 20 personas, con pareja o sin ella. Yo, por ejemplo, estoy casada. La mayoría son personas normales que van a su trabajo y, cuando vuelven, en vez de compartir casa con familia o amigos, comparten su vida con otros budistas. Otros, como yo, trabajamos en esto a tiempo completo», concluye. Pero todos buscan, en la ‘cueva’, más que el bienestar.

1.100 centros en todo el mundo
En España hay sólo quince centros como éste, sumando unos 1.100 a nivel mundial, y siendo esta la tradición budista mayoritaria en países como Reino Unido o EE.UU, tal y como explica Tania Sanz. «La meditación Kadampa es una manera de familiarizar la mente, los pensamientos, con la virtud, y, al enfocarnos en pensamientos positivos o virtuosos, las personas adquirimos mucha paz y verdadera felicidad, una sensación difícil de encontrar hoy en día», asegura la maestra residente Guen Kelsang Chokga. Más información sobre el centro y todas sus actividades en la página web Meditaenmadrid.org.