A Punt (España), Xelo Gimeno, 8.04.2018
Por primera vez, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pregunta a la población sobre el uso y el consumo de las llamadas «medicinas alternativas» en el último barómetro. Prácticas habituales que van desde la acupuntura a la homeopatía pasando por la medicina tradicional china, llenan una larga lista del cuestionario del barómetro que intenta tomar el pulso a la sociedad española con otras disciplinas poco publicitadas como el ayurveda, la hipnoterapia o la sanación espiritual .
Para el psicoterapeuta y especialista en deriva sectarias Miguel Perlado, además de hacer una pequeña radiografía sobre la materia, el resultado de la encuesta «toma el pulso de la postura de la sociedad ante una creciente diversificación de esta clase de propuestas que proliferan sin ningún tipo de reglamentación».
Según el barómetro, alrededor de un 27,7% de los encuestados elige los tratamientos alternativos en lugar de los de la medicina convencional porque consideran «que no funciona». Un 3% afirma incluso que la medicina convencional a veces es perjudicial para su salud.
La homeopatía, junto con la acupuntura, es la alternativa más conocida, un 76,4% de los encuestados sabe en qué consiste. Por el contrario, tan sólo un 9,8% reconoce haber recibido tratamiento homeopático durante los últimos 12 meses. Las cifras indican que el 27,7% de los encuestados emplean estos procedimientos para curar enfermedades.
Preguntados por si han acudido a un profesional que les haya aplicado un tratamiento alternativo el último año, por sexos son las mujeres quienes más utilizan estas terapias, excepto la musicoterapia, más común entre los más jóvenes.
Por edades, curiosamente, es este colectivo entre 18 y 24 años los que hacen más meditación, mientras que los de 25 a 34 recurren a la sanación espiritual para resolver sus problemas de salud. Eso sí, las personas mayores optan por los tratamientos con imanes terapéuticos y el Chi Kung.
Miguel Perlado considera los resultados desde el contexto social y los atribuye a que, como dice: «estamos en un momento en que se buscan de forma ansiosa respuestas rápidas, mágicas, instantáneas». Esta situación hace que «todas estas propuestas hayan encontrado un nicho en nuestra sociedad y, desde este punto de vista, es posible que el CIS haya querido explorar cuál es el grado de penetración de este tipo de procedimientos que en algunos casos pueden llegar a ser utilizados por sectas destructivas», indica el experto.