Diario SUR (España), Nieves Castro, 4.03.2017

«Al salir de un secta tras dos décadas en ella cuesta volver a confiar en cualquier apoyo o cualquier profesional». La persona que habla es una mujer española de mediana edad, víctima de la voluntad de un grupo destructivo y participante en el III Encuentro Nacional sobre Sectas que se celebra en Marbella. La cita que se inauguró ayer se convirtió en foro de los desgarradores testimonios de aquellos que han vivido bajo el yugo de redes coercitivas y de quienes los ayudan a librarse de tan pesada carga. Este congreso, avalado por la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico (AIIAP), así como por el Grupo de Trabajo sobre Derivas Sectarias del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC), reúne hasta hoy sábado en el Palacio de Congresos de la localidad, con entrada libre, a víctimas de sectas y sus familiares, así como a profesionales en el fenómeno de toda España con el objetivo fundamental de sensibilizar a la población sobre el peligro de estos movimientos.

La mujer, que participaba como oyente y reveló su condición de víctima, contó que en el momento en el que tomó conciencia de estar siendo manipulada pensó en acudir a la Comisaría a denunciar, pero no lo hizo: «¿Qué le cuento a la policía?», me pregunté. Este sentimiento de indefensión por no estar catalogado el delito sectario como tal y no existir tampoco un registro oficial de grupos coercitivos, fue alguno de los asuntos tratados ayer en el congreso, que se abrió con una ponencia sobre el fenómeno sectario, a cargo de Miguel Perlado, psicólogo, psicoterapeuta, psicoanalista y coordinador del Grupo de Trabajo Derivas Sectarias del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña. El encuentro, el tercero de estas características que se celebra en el país, el primero se realizó en Barcelona y el segundo en Madrid, se enriqueció con las intervenciones de los asistentes. Entre ellos, un policía que animó a las personas que se sientan víctimas de las fauces de estos grupos a acudir a la Comisaría a denunciar. «La Policía escucha de todo. En todas las Comisarías se brindará como mínimo una orientación y se estudiará la tipificación del posible delito», señaló este agente.

De la túnica al traje

Perlado, por su parte, insistió en la idea de que las sectas aprovechan los momentos de «vulnerabilidad» por los que atraviesa «cualquier persona» en su vida para captar adeptos y que para conseguir sus propósitos se valen de «tácticas de influencia cotidianas y mundanas». El especialista advirtió además sobre la nueva deriva sectaria: pertrechada de sofisticadas puestas en escena, respaldada en ocasiones por académicos y en un principio con apariencia de estructuras horizontales. «Hace tiempo que dejaron la túnica y se pasaron al traje», resumió. De hecho, los tentáculos de estos grupos son mucho más alargados de lo que en principio puede pensarse. Según las estimaciones ofrecidas, en España operan 200 grupos y en torno al 0,9% de la población está afectada. No es un porcentaje desdeñable. Traducido a cifras absolutas, 500.000 personas en nuestra país son víctimas de una secta.

En el encuentro, que continuará hoy con ponencias desde las nueve de la mañana, participan doctores en psicología, derecho, medicina, psiquiatría, graduados en criminología, ex adeptos y familiares de grupos sectarios. Incluso, está prevista la actuación de un ilusionista para ilustrar las manipulaciones desarrolladas por estos grupos, y la participación de un periodista infiltrado en una secta que narrará su experiencia.