Libertad Digital (España), Yésica Sánchez, 8.06.2024

«La Comunidad (para el desarrollo humano) es un organismo que forma parte del Movimiento Humanista», explica en su web. Sus objetivos son «el estudio, el desarrollo, la difusión y la instalación de una nueva cultura», que será «el correlato de una configuración de conciencia avanzada», que irá «más allá de las ideas o de las emociones que débilmente se manifiestan en las sociedades actuales, para comenzar a formar parte del entramado psicosomático y psicosocial del ser humano».

Así es como se presenta La Comunidad en un portal en Internet en el que no cabe lugar a dudas: este «organismo» sirve al «movimiento» como lo hace el Partido Humanista. Son partes de un todo. «Los organismos surgidos hasta hoy del MH son: el Partido Humanista, La Comunidad para el Desarrollo Humano, la Convergencia de las Culturas, Mundo sin Guerras y sin Violencia, y el Centro Mundial de Estudios Humanistas», recoge la web del Movimiento Humanista.

Esta supuesta «corriente de pensamiento» nació el 4 de Mayo de 1969 con la arenga de ‘La curación del sufrimiento’ del escritor argentino Mario Rodríguez Cobos en Punta de Vacas. Un punto de la Cordillera de los Andes cercano a la frontera de Argentina con Chile que se ha convertido en una especie de lugar sagrado para los seguidores del gurú, que -según cuenta el psicólogo experto en sectas Miguel Perlado en uno de sus artículos- adoptó sobrenombres como Silo o El Negro «tras su paso por la escuela esotérica italiana Tathagata en torno a 1962».

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Aunque el MH insiste en negar las acusaciones que lo señalan como secta o grupo sectario, basta echar en vistazo a la biografía de su líder para entender su vinculación con el esoterismo. Rodríguez Cobos nació en Mendoza (Argentina), fue presidente de Acción Católica Argentina, estudio Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de Santiago de Chile, regresó a su país y fundó «La Orden de Kronos» -recuerda Perlado- «estableciéndose en una finca con doce seguidores-apóstoles».

El Mesías de los Andes

«Los primeros años del movimiento de Silo estuvieron claramente teñidos de esoterismo» y «una cierta exaltación del superhombre» -sentencia- con saludos al líder como «Salve al Superhombre». Ya en esa época, empieza a usar el recurrente triangulo inscrito en una circunferencia (que también hemos visto en sectas como Inner Mastery) y eslóganes como «Poder joven» o «Silo es amor». Es por eso que la prensa le empieza a llamar «el Mesías de los Andes», en referencia al lugar donde ‘nació’ el Movimiento Humanista.

«Los humanistas no quieren amos; no quieren dirigentes ni jefes», señala el propio Silo en el ‘Documento humanista’ de 1993 en el que se basa el PH y otros organismos del movimiento. Sin embargo todo gira alrededor de su persona, sus ideas y su obra. Algo que -por cierto- le debió ser muy rentable económicamente. Llama la atención que sus seguidores le idolatran incluso después de muerto (falleció en 2010). Cuando se presentó ante la multitud congregada en Punta de Vacas en 1969, ya lo hizo como si tuviera en su poder la solución para «humanizar la tierra».

«Hermano mío: cumple con mandatos simples, como son simples estas piedras y esta nieve y este sol que nos bendice. Lleva la paz en ti y llévala a los demás», les dijo. «A ti, hermano mío, arrojo esta esperanza, esta esperanza de alegría, esta esperanza de amor para que eleves tu corazón y eleves tu espíritu, y para que no olvides elevar tu cuerpo», así acababa su alocución aquel 4 de mayo en la cordillera andina. Un discurso propio de un «guía espiritual», como -por cierto- le llaman en páginas en Internet y redes relacionadas con ‘El mensaje de Silo’ (del que hablaremos unas líneas más abajo).

Decenas de centros de estudio

En 1993, se celebró en Moscú el Primer Foro Humanista Mundial y se creó el Centro Mundial de Estudios Humanistas. A día de hoy, este «organismo» es el centro neurálgico de los llamados ‘Parques de estudio y reflexión’, que definen como «puertas de entrada al mundo mental de lo Profundo» en la web del primigenio (en Punta de Vacas). «En ellos se realizan los trabajos de Escuela, un conjunto de estudios y prácticas que permiten acceder a experiencias de contacto con dimensiones internas recónditas», explican. Se abordan cuatro disciplinas: energética, material, formal y mental.

«Los Parques de estudio y reflexión que van apareciendo en los cinco continentes señalan la búsqueda y expresión de lo sagrado; es decir, de las mejores aspiraciones del ser humano que hoy se prepara para despertar de un profundo sueño», señalan. «Una nueva civilización está naciendo», aseguran. Ciertamente, cada vez son más los centros de estudio. Algunos de ellos se encuentran en España y tienen un papel fundamental para la organización. Así ocurre con el de Toledo, en el que recientemente se ha celebrado el ‘Encuentro europeo del Mensaje de Silo’. Ha celebrado su 14º aniversario y aparece en el video de campaña del PH para las elecciones europeas.

El mensaje de Silo

En 2002, nace ‘La Comunidad del Mensaje de Silo’. Para muchos, una especie de actualización de la secta. Se organiza por «comunidades» (en nuestro país cuenta con centros en Canarias, Castilla La Mancha, Cataluña, Galicia, Madrid y Valencia) y su actividad -como explican en sus distintos perfiles y páginas en Internet- gira alrededor de «un libro del mismo nombre» (El Mensaje de Silo).

La obra tiene tres partes. La primera es «El Libro», en referencia a ‘La Mirada Interna’ (considerada la piedra angular de las enseñanzas del gurú). En la segunda encontramos «La Experiencia», que explican como «ocho ceremonias capaces de producir inspiración espiritual y cambios positivos en la vida diaria». Y -por último- incorpora «El Camino», que son «reflexiones y sugerencias sobre la vida personal, interpersonal y social».

«Los seguidores de este guía espiritual, de este sabio de los Andes», dicen, «forman comunidades que propagan el Mensaje de Silo a los cuatro rincones del orbe». Y así es. Los tentáculos del «movimiento» cada vez son más y llegan más lejos. Se suman nuevas asociaciones y fundaciones (como Pangea); organiza foros, marchas y encuentros; y cuenta hasta con una agencia de noticias desde la que divulgar sus iniciativas.

La Comunidad, ¿una secta?

«Podemos asegurar que nos encontramos ante una secta», concluye el teólogo experto en grupos sectarios Luis Santamaría del Río en declaraciones a Libertad Digital. «La Comunidad fue fundada por un personaje con pretensiones mesiánicas, y así es considerado por sus seguidores hasta el día de hoy, aunque murió hace más de una década», argumenta. Además -nos recuerda- «para la captación de nuevos adeptos se sirve de un complejo entramado de fundaciones, centros y asociaciones». Algo muy común entre los grupos de este tipo.

«Lo más habitual es que escondan la vinculación real de dichos organismos con La Comunidad (la secta). En Madrid, por ejemplo, organizan convocatorias de lo más variopinto», asegura, «muchas de ellas dirigidas a los más jóvenes». En este sentido, siempre ha sido su público predilecto. El 18 de junio de 1986, el diario El País publicaba un artículo en el que recogía los testimonios de varios exadeptos veinteañeros del «movimiento» que describían los ritos, restricciones y presiones que les llevaron a querer marcharse. En la actualidad, les ofrecen «actividades centradas en el crecimiento personal, tan de moda en nuestros días».

«Sus propuestas más frecuentes giran en torno al diálogo intercultural, la solidaridad, la interacción vecinal y de barrio…», explica Santamaría, «con esto buscan atraer a personas interesadas en hacer un mundo mejor». «Así consiguen llegar a gente idealista y utópica, generosa y altruista, con deseos de ayudar a los demás en clave de voluntariado. Por eso, logran enganchar muy bien con personas que están dispuestas a dar mucho, generando una dependencia grupal a través de sus técnicas de persuasión coercitiva. Este es también el modus operando de su entidad pantalla más conocida: El partido Humanista».