La Voz de Galicia (España), Alejandro Matínez, 17.03.2016

El líder de la secta de los miguelianos que tenía su sede en Oia, Miguel Rosendo, pudo haber abusado de seis mujeres de su círculo a las que había lavado el cerebro con su capacidad persuasiva. El investigado fue detenido en diciembre del 2014 y se encuentra en prisión preventiva en la cárcel de Teixeiro, en A Coruña. El juzgado de instrucción número 1 de Tui ha levantado el secreto de sumario, gracias a lo que se ha podido conocer el testimonio de algunas de las víctimas que se vieron presuntamente sometidas durante años a los caprichos sexuales del líder de la organización.

Al menos desde el 2002, Miguel Rosendo manifestaba su supuesto ánimo libidinoso en convivencias, retiros espirituales, en un piso de Madrid y en la mansión con piscina climatizada que se había ordenado construir en Oia. Una de las víctimas testificó en el juzgado que en una ocasión le ordenó darse un baño desnuda con agua de limón porque se sentía mal. «No temas, debes verme como un médico espiritual, si piensas mal de mí, me ensucias», le dijo supuestamente cuando entró en el servicio y ella se sintió muy tensa porque la abrazó con fuerza. En otra ocasión le acarició las nalgas, le tocó los genitales e intentó tener acceso carnal por vía anal, por lo que la desnudó de cintura para abajo. La víctima se resistió y se lo sacó de encima, por lo que el Rosendo reaccionó diciendo «no me ensucies, no puedes ver esto como algo sexual, es un trabajo». Con la excusa de una trascendencia espiritual satisfacía sus deseos sexuales, según se desprende de las declaraciones de testigos. Se veía a sí mismo como el eje de una rueda espiritual en la que estaban seis de sus más cercanas colaboradoras, a las que llamaba «bastones». Él era el Arcángel San Miguel y su misión era acabar con el demonio haciendo girar esta rueda por medio de lo que él denominaba «trabajos». Unas veces eran de forma individual y otras en grupo. Miguel Rosendo obligaba presuntamente a sus bastones a tener relaciones sexuales entre ellas. Empleaba un lenguaje espiritual de complacencia. Decía a sus adeptas que no se quedaran en las sensaciones corporales y les invitaba a que alcanzaran el cielo que les abría para ellas. En una de la orgías, a una de ellas le dieron arcadas e intentó disimularlo, porque no quería que los demás lo supieran. Algunas consentían estas relaciones. Estos trabajos se generalizaron al mediodía y a la hora de la siesta en la sala contigua del despacho del fundador de la orden.

Tenían un pacto de silencio, existía una especie de dogma en cuanto a la protección del fundador y entre ellas no hablaban de estos encuentros. Pero una vez Miguel Rosendo se vino abajo. Fue porque el capellán escuchó los gemidos de una de las orgías que llegaban hasta la sacristía. Entonces lo confesó todo y se mostró arrepentido hasta el punto de pedir al sacerdote que fuera su director espiritual.

Cintas de vídeo

Algunos de estos encuentros sexuales también los grababa presuntamente con una cámara de vídeo. Un miembro de la orden encontró unas cintas que Miguel estaba buscando desde hacía tiempo. Durante su estancia en Santiago, encomendó a dos adeptos que pasaran dichas cintas a formato DVD, pero sin ver su contenido. Tiempo después ese material apareció tras una mudanza al antiguo convento franciscano de Vilariño, que restauró la Orden y Mandato de Miguel Arcángel tras cederlo el Obispado, que confiaba plenamente en la organización. Y a uno de los miembros le picó la curiosidad. «En el vídeo se veía a Miguel Rosendo practicando sexo con una de sus bastones, estaba tumbada boca arriba, como dormida, tenía los ojos cerrados y daba la impresión de que estaba como drogada, inerte, muy pálida, no respondía a los estímulos», según consta en el sumario. Desde ese momento se derrumbó la imagen que tenía de Miguel Rosendo y empezó a ver la forma de salir de allí.

Hay más de una decena de investigados por esta causa en la que también se investigan delitos de asociación ilícita y contra la Hacienda Pública.

Una víctima aportó la lencería de su boda para rastrear el ADN de Rosendo

Una de las víctimas de los presuntos abusos sexuales de Miguel Rosendo acudió a la Guardia Civil para entregar la ropa interior que había utilizado el día de su boda. El motivo de hacerlo fue porque el día antes del enlace fue víctima de una presunta agresión y Miguel Rosendo había eyaculado sobre su vientre. También entregó chaquetas, blusas y faldas del uniforme que utilizaban porque también podría tener restos biológicos del líder de la orden, ya que también habría cometido abusos durante los viajes para las actuaciones. Tras ser detenido, Miguel Rosendo se negó a hacerse una prueba de ADN para cotejar estos rastros, pero tuvo que hacerlo en la cárcel de Teixeiro por orden del juzgado mediante frotis bucal.

La Guardia Civil le incautó una foto de niñas y adolescentes desnudas

El equipo de investigación de delitos telemáticos de la Guardia Civil procedió al volcado de los equipos informáticos de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel después de los registros que realizaron en domicilios de Collado Villalba y Oia. En uno de los múltiples archivos digitales que se analizaron encontraron un vídeo y dos fotos de dos niñas bañándose desnudas con dos adolescentes, según uno de los informes policiales del sumario. La investigación judicial también ha indagado en el patrimonio de Miguel Rosendo, que recibía numerosas donaciones de sus adeptos, tanto en metálico como en bienes. También cobraba por supuestas curaciones, puesto que el Arcángel estaba metido dentro de su cuerpo y decía que necesitaba dinero para que no lo matasen unos sicarios.