La Voz, Cádiz, José Landi, 23.11.2010

Si se trata de una infamia, de una mentira mil veces repetida, su simple mención, aunque no se crea, supone ser cómplice de su difusión. Si se trata de una advertencia, callarla equivale a potenciar, por omisión, un peligro del que se puede avisar a otros. Nadie se pone de acuerdo. Hay tantos testimonios a favor como en contra, tanta bibliografía que la define como una asociación cultural sin mácula como la que la dibuja como una secta perniciosa para algunos de los que llegan.

Es Nueva Acrópolis. Fundada en Cádiz en 1977 y con presencia en los cinco continentes, en ciudades de todo el mundo, desde su creación le persigue la sospecha de ser una secta de ideología filofascista. Dos familiares de presuntos afectados por la Asociación Cultural Nueva Acrópolis han denunciado al diario gaditano La Voz que este colectivo había recibido permiso municipal para instalar, los días 24 de octubre y 18 de noviembre pasados, una carpa en la plaza del Palillero de la ciudad. El Ayuntamiento de Cádiz confirma que ha sido así y recuerda el carácter absolutamente oficial de la organización y la tramitación de la carpa.

En esa instalación, el grupo distribuyó folletos con las diversas convocatorias de actos (relacionados con la historia, la literatura y el esoterismo) que llevan a cabo en su sede de la calle San Pedro, 1. En las dos fechas aprovecharon la celebración del día mundial de las bibliotecas y el día mundial de la filosofía, respectivamente, para hacerse presentes en la vía pública con todos los permisos en regla. La base que usan los denunciantes y los que sospechan para criticar esta presencia pública es un listado oficial de sectas peligrosas realizado por la Unión Europea.

Ese informe, que llevaba el nombre de su autor, Cottrell, compiló en 1984 todos los grupos que pudieran aplicar prácticas sectarias. Aparecen nombres de grupos tan populares e implantados como Hare Krishna o Iglesia de la Cienciología. Aunque posteriormente fue muy cuestionado por la adscripción religiosa e ideológica de su creador, el informe incluye a Nueva Acrópolis. La Asamblea Nacional de Francia también metió, en 1995, a este grupo en un listado de asociaciones con el que pretendía alertar a la población.

Su máximo representante en Cádiz, Javier Saura, admite que esos antiguos textos «han provocado un sambenito» que anima a los practicantes del «difama, que algo queda». Asegura que Nueva Acrópolis es una asociación cultural «que ofrece una programación abierta a todos, que tiene las puertas de su sede abiertas a todos, que no tiene ninguna sentencia en contra ni comportamiento sectario alguno. Nadie vive en la sede de la asociación ni nos metemos en la vida privada de nadie».

Destaca, además, que está inscrita en el registro oficial de asociaciones del Ministerio del Interior y en el del Ayuntamiento de Cádiz. «Y no creo que la Policía sea tonta. Si hubiéramos hecho algún daño, no llevaríamos más de 30 años con las puertas abiertas en Cádiz».

Saura lamenta que estas quejas «inviertan la presunción de inocencia. Parece que Nueva Acrópolis es culpable hasta que demuestre su inocencia. En Derecho, es al revés». El representante gaditano de la asociación teme que «ahora, por el qué dirán, nos impidan instalar una carpa en la calle, que nos priven de derechos que cualquier asociación oficialmente inscrita tiene… Ese sí que sería un comportamiento fascista».