El País (Uruguay), Karen Parentelli, 17.09.2023

En la esquina de 18 de Julio y Fernández Crespo se repite la escena, al menos una vez por semana. Dos personas reparten volantes que invitan a una serie de eventos sobre crecimiento personal y autosuperación: “En la vida puedes subir o bajar, evolucionar o degenerar, alimentar tu naturaleza espiritual o animal, servir al amor o al egoísmo, a la luz o a la oscuridad… Tú eliges el camino y con él tu destino”. Y sigue: “Si sientes interés por la evolución y el desarrollo interior, por adquirir sabiduría y entendimiento de la vida, por trascender tus limitaciones y defectos, te invitamos a participar de nuestro curso de conferencias”. En negrita y mayúscula se aclara que son “sin costo”. Pero lo que más llama la atención es un dibujo. En el papel hay un hombre subiendo una larga escalera que al final termina en una puerta sostenida por columnas de estilo grecorromano, con un sol con ojos, un signo de infinito, estrellas y laureles u otros tipo de plantas de hojas verdes. En un costado del folleto resalta un mensaje: “No somos religión”. Pero no queda claro qué tipo de organización es ni a qué se dedican, aunque sí hay un celular de contacto, una web y también la dirección donde se dan las reuniones. Los encuentros son semanales, todos los martes a las 19 horas en un pequeño apartamento del centro de Montevideo. Duran un poco más de una hora y cada día hay un tema en específico. Las conferencias son cíclicas y, una vez que termina el total de 50, vuelven a comenzar. Decidí ir un martes. A las 18:58 toqué el timbre. —Hola, no sé si es acá, me dieron un folleto por 18 de Julio… —¿Por la conferencia venís? —Sí. —Subí. Sonó el portero eléctrico, y ahí empezó todo. Subí tres pisos por ascensor para entrar al apartamento sobre la calle Canelones. En él había dos hombres y una mujer que llegaron a escuchar estas enseñanzas poco tradicionales, todos menores de 40 años, y dos dueños de casa, que en ese momento oficiaron de conferencistas. Las paredes estaban pintadas de blanco y había dos filas de sillas, unas de madera y otras de plástico, cortinas cerradas de la única ventana y una planta colgando del techo, más un pequeño cuadro con este mensaje: “Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender”.

Esta frase es del libro El Kybalión de Hermes Trimegisto, en una búsqueda rápida se encuentra con que el texto se lo encasilla como la “obra cumbre del ocultismo universal”. Esto dice la propia contratapa del libro: “Esta obra reúne las enseñanzas fundamentales y secretas que tanto han influido en los sistemas filosóficos de todas las razas y de todos los pueblos y lo hicieron desde el antiguo Egipto, cuna de la sabiduría secreta y las doctrinas místicas”. El tema de ese martes fue “Los siete centros de la máquina humana”. Cuando estábamos listos, se apagaron las luces y quedó todo concentrado en un proyector, con información que Joaquín, el conferencista, utilizó de apoyo. “Los objetivos de esta conferencia son conocer qué centros poseemos internamente, saber cómo funcionan, qué energía consumen, dónde están ubicados”, dijo al inicio. La idea, según contó, era entender qué posibilidades tenemos como seres humanos para desarrollarlos, equilibrarlos y regenerarlos. Qué función cumplen estos centros, cuál es su actividad y cómo ahorrar energía.

Explicó que la “energía sexual es la más importante, y desde ella se avanza hacia los otros centros de energía que tiene el cuerpo”. Colocó una imagen en el proyector con fotos de estos puntos energéticos y dijo que las formas en las que comúnmente se vive la sexualidad son un “derrame de energía”. Luego explicó que tener relaciones sexuales para buscar un hijo en pareja es una perdida energética si el hombre llega a eyacular. Y peor aún si las prácticas sexuales se hacen simplemente por el hecho en sí. —¿Entonces no se debe llegar a tener un orgasmo? —No me gusta usar esa palabra pero sí, el hombre y la mujer no deben llegar al orgasmo. Hay distintas formas, se las podemos explicar, tanto para el que está en pareja como para el que está soltero, para que esa energía tan importante no se pierda. Una de las asistentes que lleva unos meses me aclaró que no hay que usar “métodos” anticonceptivos. Pero también me dijeron que es algo que después se iba a ir explicando mejor. Ahí también preguntó uno de los varones: —¿Para los solteros cómo es? Joaquín se detuvo brevemente y le dijo al joven que le podía explicar, pero que se necesita tiempo para realizar una respiración intencionada y llevar la energía sexual de los órganos reproductores hacia los otros “centros energéticos”. “Primero empezás tapando con un dedo una de las narinas, y luego pasas a la otra”, dijo mientras realizaba la respiración.

Luz roja.

En la página web del grupo “Conocimiento de sí mismo” se mencionan varios autores, entre ellos a Samael Aun Weor, un esoterista, escritor y conferencista colombiano, fundador del movimiento gnóstico moderno, o “neognosticismo”. El gnosticismo es un sistema de pensamiento sincrético que une afirmaciones de muchas religiones, como el cristianismo y el budismo. Samael Aun Weor es alguien importante en esta historia, en su libro El Matrimonio Perfecto expone el asunto de la “transmutación Sexual”. ¿Qué es esto? En pocas palabras, tener relaciones sexuales sin llegar al orgasmo. Este mismo grupo, según se lee en su web, tiene presencia en varios países, entre ellos Brasil, Colombia, Perú, México y España; en algunos de ellos movimientos que responden a esta línea han recibido fuertes denuncias por comportamiento sectario. Un exadepto español, que estuvo más de 15 años dentro del grupo, dice a El País desde la ciudad de Vic: “Lo peor de todo es el trabajo psicólogo. Estás dentro de una dinámica que hace muy difícil salir. No logré encontrar profesionales de la salud que me pudieran ayudar”. Él ingresó con 17 años, de la mano de su tío.

Testimonio.

“Ellos quieren controlar lo que sueñas”

Enric vive en la ciudad catalana de Vic, cerca de Barcelona. Ingresó a un grupo perteneciente al movimiento gnosticismo cuando tenía 17 y estuvo allí unos 15 años. Hoy como exadepto sigue en proceso terapéutico para recuperarse de lo que sufrió, cuenta. Lo peor es “la forma en la que comienzan a incorporar elementos de autocontrol, que aceptas para formar parte, pero termina siendo destructivo“. Sus primeras instancias fueron de conferencias, pero luego esto fue cambiando. “Es muy sutil, y de forma paulatina. Te vas olvidando quién eres como persona. Uno de los elementos básicos tiene que ver con la transmutación sexual, pero en realidad es otro mecanismo de autocontrol, como el de controlar lo que sueñas”, dice. “Es imposible lo que piden, a nivel psicológico te sientes muy mal porque no logras los objetivos”. Él se aisló de su familia y amigos: desde el grupo le explicaban que “no podía contaminarse de las energías densas de las otras personas”.

Para el psicólogo Álvaro Farías, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, “es muy difícil poder afirmar o negar nada, solamente viendo un folleto”. Pero a priori dice que “tiene olor feo” y que él nunca le recomendaría a un amigo suyo participar de este tipo de encuentros. “Parece un grupo esotérico new age típico. Con elementos sobre el desarrollo humano y el crecimiento interior”, dice. Además, cree que es interesante la iconografía de la escalera que se muestra, que a su entender es muy común en los grupos new age. “Me parece, a priori, que podría ser un grupo sospechoso”, dice.

Farías dice que “no todos los grupos de estas características tienen que ser una secta”. ¿Por qué? “Para eso tienen que reunir un montón de características, y lo más importante es necesario un mecanismo de manipulación psicológica, ese proceso tiene que estar”. Pero agrega que “hay que abrir los ojos, capaz puede ser simplemente un grupo de creencias raras donde la gente se reúne a compartir. Pero los procesos de manipulación siempre son muy paulatinos”. —¿De semanas? —No, no. Hablamos de meses y años. En cambio, el especialista español en sectas Luis Santamaría, también integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, no duda: “Viendo la información que manejan en su web y el modus operandi que usan de pantalla, es el método que todas las sectas gnósticas aplican”. Para Santamaría, la pantalla que crean es que ofrecen conferencias o cursos gratuitos sobre temas “que pueden tener un cierto interés, sobre todo autoconocimiento y meditación mezclando saberes de culturas antiguas como Egipto, Grecia, Roma, la Atlántida incluso”. Siempre hay elementos que llaman la atención: “La utilidad supuestamente es transmitir un conocimiento especial, despertar y vivir plenamente”. Antes de asistir a la “conferencia”, hablé con Santamaría: “Si vas a una de sus reuniones accedes a lo que ellos llaman primera cámara, es la forma de acercarse a la gente de modo gratuito”. Luego de esto hay una etapa de mayor profundidad, a la que no acceden todas las personas “sino las que ellos seleccionan por sus características, se buscan jóvenes, muchos universitarios, y luego pasan ya a una etapa en la que les enseñan los conocimientos”. Santamaría explica: “Ellos se creen poseedores de la única sabiduría verdadera que hay en el mundo y que es capaz de salvar al ser humano”. El especialista español dice que la manipulación hace que las personas se sientan en la obligación de transmitir el conocimiento a otros. Y que si no siguen las prácticas del grupo, o se vinculan con otras personas que viven una vida por fuera de esas normas, son mal vistos “y se les hace el vacío”. Uno de los rituales claves tiene que ver con controlar la eyaculación, sino lo aplican “no solo se hacen un mal a sí mismos, sino que están haciendo un daño irreparable a la humanidad. Logran obsesionar y culpabilizar tanto a las personas que no siguen a rajatabla sus principios, que el sufrimiento y daño psicológico que se produce es enorme”, indica el experto español. Este tipo de grupo sectario no trabaja generando vida comunitaria. “El adepto no tiene un aislamiento geográfico, sino un aislamiento interior, emocional y espiritual”, dice el especialista.

Y luego explica que no hay líderes explícitos, y que si bien se pueden dar casos donde pidan dinero, no es con el fin de hacer un negocio con esto: “Estas personas lo que buscan es poder, y lo obtienen mediante tener mayor cantidad de adeptos”. Aunque aclara que se pueden dar instancias de trabajo voluntario o donaciones, para los que están en lugares de difundir el conocimiento. —¿Cómo entran las personas? —Puede ser porque estén en un momento vulnerable, pero eso no es condición. Lo que ocurre es que se inculcan una visión totalmente distorsionada de la realidad. Creen que son depositarios de una sabiduría especial, de la única sabiduría verdadera. Se genera una cierta sensación de elitismo, creen que están por encima de las demás personas y ahí comienzan a distanciarse empezando por su propia familia y amigos, y luego todas las esferas sociales. Solo generan vínculo con quienes practican lo mismo. El País tuvo acceso a una historia en Montevideo que confirma este accionar: una persona que atravesaba una situación de violencia basada en género, asistió a este grupo del folleto y una profesional de la salud que estaba apoyando en el proceso de realización de una denuncia, notó algo extraño. La mujer dejó de ir a las instancias de acompañamiento psicosocial, porque estaba participando de las actividades de este grupo. Luego la lograron convencer de que volviera.

¿Quiénes son?

Joaquín y Jimena son dos argentinos, de 35 y 38 años, que comenzaron en este ambiente hace más de 15 cuando en su Rosario natal conocieron a un chico que daba las mismas conferencias que ellos hoy dan en Montevideo. Viven en el apartamento donde dan las conferencias desde hace poco más de un año, y trabajan los fines de semana.

—¿Cómo se solventan económicamente? Me refiero a pagar el alquiler, la comida y los gastos básicos.
—Trabajamos de estatuas vivientes en Tristán Narvaja.
—¿Cómo? —Sé que puede parecer raro. Pero empezamos con esto cuando estábamos en México, y nos dio resultado. Joaquín dice que es difícil poder explicar lo que le pasó cuando fue a las primeras reuniones: “Pero tú sabes que es real, y que las personas te lo están enseñando de corazón”. El joven del que aprendieron es colombiano. Viajó a Rosario a dar las charlas y ellos asistieron. “Vimos unos carteles y fuimos. Poco a poco nos empezamos a enganchar. Nos gustó más. Vimos que nos daba resultado, que nos funcionaban muchas herramientas que usábamos”, cuenta Jimena. La fascinación fue tal que decidieron enseñarlo y después de unos años se fueron a México.
—Eran muy jóvenes, se fueron solos. ¿Sus familias no se preocuparon?
—Sí -responde Jimena- al principio como todo tenían miedo, pero después que nos vieron bien y fueron conociendo a estas otras personas de las que nos hicimos amigos, entendieron. Porque para nosotros era también la experiencia de viajar, de conocer otros países. Estuvieron seis años en México, cuando recién llegaron buscaron cualquier trabajo. Pero no tuvieron suerte. Fue entonces que un amigo les sugirió la idea de las estatuas vivientes. Fueron a una plaza en Yucatán y luego probaron en un shopping. Después se fueron a vivir a Murcia, en España. Estuvieron enseñando y con el mismo trabajo de artistas callejeros. Ahora hace poco más de un año que están en Montevideo. Su trabajo principal es el domingo en Tristán Narvaja, el resto de la semana reparten volantes y pegan carteles por Montevideo. Es la forma de convocatoria que tienen, porque no usan redes sociales.
—¿Qué es lo que más les llamó la atención de todo esto?
—Fui a la charla de ese chico allá en Rosario que estaba enseñando esto -responde Joaquín- y no podía creer que hubiera una persona enseñando algo así gratis. Eran temas que a mí siempre me interesaron.
—¿Saben que grupos como el suyo han sido denunciados como sectas?
—Sí, en Rosario le sacaban una foto a los carteles y ponían “sectas en Rosario” de título en las noticias. Y ni siquiera sabés lo que es una secta. Porque una secta es una organización multitudinaria, que le quiere sacar el dinero a la gente. Pero acá es gratuito, y tampoco entienden eso.
—En su web hacen referencia a un autor que es acusado de fundar un movimiento sectario.
—¿Por Samael Aun Weor, decís? Hay muchas contradicciones en él, pero creo que tiene también cosas interesantes.
—Entiendo. ¿Cómo definirían este grupo al que pertenecen?
—No, no hay grupo o un movimiento. Tampoco hay líderes. Es un conocimiento universal. Que está contenido en todas las religiones pero no pertenecemos a ningún grupo. Lo que nos interesa es poner en práctica las enseñanzas de todos los maestros, como Jesús o Buda. Todos enseñaron lo mismo, un camino hacia la liberación y hacia poder conocer la realidad de dios, en uno mismo.
—¿Creen en un dios? ¿Cómo lo vivencian?
—Es una inteligencia superior -responde Jimena- que organiza el universo y que está detrás de las leyes universales que organizan la vida de todos los seres. Entonces cuando comprendes las leyes, empiezas a comprender el orden de dios.