Diario La Nación (Chile), 17.10.2016

La Fiscalía de La Araucanía logró condenar a Vladimir Ernesto Ferrada Grandón (44) a la pena de 15 años de presidio por los delitos de abuso sexual infantil reiterado y estupro, cometidos en perjuicio de dos menores de edad, hijas de su pareja, en la comuna de Villarrica.

Los fiscales Roberto Garrido y Néstor Riquelme acreditaron que en el año 1995 el condenado comenzó una relación de convivencia con la madre de las niñas, de 5 y 3 años, en una parcela ubicada en el kilómetro 8,5 del camino Villarrica-Pucón.

Dentro de este núcleo familiar, Ferrada Grandón asumió el rol paterno, lo que generó en las niñas una relación de dependencia emocional hacia él.

Esto le permitió tener una posición dominante que utilizó para realizar diversas acciones de connotación sexual en contra de las víctimas, las que se desarrollaron progresivamente y en forma reiterada en el tiempo entre los años 2000 y 2008.

En base a la declaración de testigos y peritos, se pudo establecer que una parte de los abusos sexuales fueron cometidos en un contexto “místico-religioso”, en ceremonias de transmisión de energía y rituales de iniciación sexual.

Estas ceremonias estaban inspiradas en enseñanzas tántricas e hindúes, en las cuales Vladimir Ferrada Grandón forzó a sus hijastras a consumir alcohol y ayahuasca.

Tanto en la investigación como en el juicio desarrollado en el Tribunal Oral de Villarrica surgieron antecedentes relativos a la pertenencia del acusado a grupos que seguían doctrinas nacionalsocialistas y de corte esotérico.

“Es un antecedentes que surgió en el juicio para demostrar que ejercía un liderazgo, no sólo en la familia en concreto sino también en ciertos círculos sociales. Incluso uno de los testigos que aportó la propia defensa señala que él oficiaba ciertas ceremonias religiosas y era una persona de vasta cultura que ejercía influencia en los demás”, explicó el fiscal Roberto Garrido.

Ferrada Grandón (44) estuvo prófugo durante 5 años y fue detenido en noviembre pasado en Maipú por un pariente que sospechó de sus actitudes. Lo “googleó” y descubrió que era buscado por la justicia en Villarrica.

“Durante el tiempo que estuvo prófugo detectamos además que subía a diferentes sitios web y blogs escritos en contra de las víctimas, donde él dejaba ver cuál era su ideología, tanto del punto de vista religioso como político”, precisó el persecutor.