La Nación (Chile), Felipe Castro, 5.05.2012

Una de las imágenes que ha hecho a Yael Unger reafirmar la decisión que tomó hace una década, de abandonar la actuación por la espiritualidad, llegó en los ojos de una enferma psiquiátrica, en un sanatorio de Buenos Aires.

La recordada protagonista de la telenovela “La Madrastra”, hoy Maestra del sistema Isha, se encontraba en el recinto para enseñar a las mujeres, sindicadas como enfermas por la medicina, a mirar hacia adentro. A buscar un poco de paz a través de los pocos y simples pasos que Isha Judd creó para encontrar respuestas a esas preguntas abstractas que algunos se hacen.

“El primer día que llegamos al hospital, invitando a las mujeres a un taller, nadie llegó. Pero no por falta de interés, sino porque estaban completamente dopadas. En un momento llegaron 3 mujeres. Al otro día eran 7. Y tú podías ver en sus ojos los cambios que nuestro método había generado en ellas”, cuenta Yael a Nación.cl, sentada en el restaurante «Majestic», en el boulevar Mirador del Alto.

Transformación interna

Según se lee en el website oficial de la agrupación reunida alrededor de maestra australiana, “un método completo de transformación interna, fácil de aprender y aplicar, sin sistema de creencias. Opera a nivel físico, emocional, mental y energético- espiritual. No está basado en creencias religiosas o filosofías de vida, trabaja con la tendencia natural de la mente,  que es pensar, por eso es tan fácil de practicar pues no requiere efectuar ejercicios físicos, ni visualizaciones”.

Yael Unger es una de los 30 Maestros que se dedican a hacer talleres, dar charlas y enseñar el sistema en cárceles, barrios con riesgo social, agrupaciones de discapacitados y seminarios para gente común y corriente, como el que dictará la propia Isha Judd en Santiago los días 9 y 10 de junio.

Fueron 15 años los que la actriz sostuvo una intensa búsqueda espiritual que la llevó desde la militancia política, hasta el activismo ecológico, los cuales no le sirvieron para llenar un inexplicable vacío interior con el que cargaba hace décadas.

-¿Cómo alguien se da cuenta de que está buscando algo?

-Te voy a hablar desde mi vida: Yo tenía todo lo que una persona necesita para se feliz, pero a la vez tenía un enorme vacío interno. Yo quería paz. Empecé a buscar en lecturas, prácticas, técnicas, meditaciones. Todo me ayudó pero nada me daba lo que buscaba permanentemente. Hasta que encontré la respuesta en Isha y fue como poner un cartucho de dinamita en todo lo que no te sirve en la vida.

-¿Cómo ha sido entrar con el discurso de la paz a una cárcel, por ejemplo, que es un lugar donde se vive la violencia a diario?

-Es que no es discurso. Tú les entregas las herramientas a los internos y ellos empiezan a practicar, a experimentar esa paz interna. Empiezan a cambiar, a tener otra percepción de la vida, a querer otra cosa. Un interno me dijo una vez que antes de practicar el sistema, lo único que quería era venganza al salir de la cárcel. Ahora me ha dicho que quiere otra cosa, rehacer su vida. La gente empieza a amarse. Nosotros siempre estamos buscando sentirnos amados, apreciados, queridos, pero eso está dentro de nosotros.

-Puede haber un arma de doble filo en esto de la paz interna. Al centrarse en uno, muchas veces se deja de ver lo que pasa en el mundo y no se hace nada por los demás ¿Qué opinas de esto?

-Eso es algo muy personal. La labor social es algo que tienes que sentir, que no se debe imponer. Nosotros somos 30 maestros, que junto con Isha enseñamos a lo largo de Latinoamérica y España. Dedicamos nuestra vida a la expansión del amor, a la expansión de la conciencia, en distintos entornos. Pero no le puedes exigir a nadie que haga lo mismo que nosotros.

El amor y lo demás

El 2 de mayo, Isha Judd presentó su libro “El amor sobre todas las cosas” en la Feria del Libro de Buenos Aires. Se trata de una obra que mezcla la biografía personal de la fundadora del sistema Isha con la historia de la Atlántida, el continente perdido.

-“El amor sobre todas las cosas”. ¿Te parece que para algunos puede sonar muy…?

-¿Muy cliché?

-No. Muy ingenuo, en estos tiempos. Digo, al mundo no lo mueve precisamente el amor.

-Mucha gente se defiende y evita hablar del amor porque es muy doloroso llegar hacia adentro. Es muy doloroso conocerse. Y mucha gente tiene tanto dolor que prefiere excluir el amor de sus propias vidas. Por eso hay tantas adicciones, para no tocar ese lugar tan peligroso. Para esos están las drogas, el sexo, la tele todo el día o Internet. Para no conectarte contigo.

-¿Has pensado volver a la actuación?

-El año 2003 me fui a formar como maestra Isha. Liquidé todo lo que tenía. Me fui con una maleta.

-¿Pero la actuación es algo que tuviste que “abandonar”, o simplemente la dejaste por dedicarte a otra cosa?

-Desde los 6 años quise ser actriz, pero esto que empecé a sentir se hizo tan poderoso y potente, que la actuación dejó de ser lo primordial. Yo dejé la actuación mucho antes de adoptar el sistema. Por esta búsqueda también. Era porque yo no me quería nada. Y no se notaba. Mucha gente que brilla tiene una enorme tristeza. Yo tuve una vida maravillosa, una pareja lindísima, una relación de 22 años, tenía lo que se supone necesitaba para ser feliz. Pero no me tenía a mí. Sufría enormemente porque pensaba que era la peor del elenco. No me valoraba.

-Tu representas la televisión de otro tiempos, previo a la farándula. Hoy la tele está llena de violencia verbal y hasta física ¿Cómo ves la televisión hoy en día?

-No me he dedicado a observarla mucho. Me parece que se relaciona mucho con lo que hablamos. Hay una desconexión. Es quedarse en la superficie, entreteniendo a la gente con cositas pequeñas y alejarlos de ellos mismos. Esto con el rating, pelando a fulano que se peleó con mengano…pero igual veo intentos de ir más profundo en algunos casos. Hay programas donde te puedes nutrir y otros donde todo es superficial.

-¿Cómo ves los proceso de cambio, la motivación política de los jóvenes?

-Yo milité en muchos frentes. Fui socialista, estuve en un kibbutz en Israel, después fui ecologista, presidenta del directorio de Greenpeace Chile. Esto, buscando que el mundo fuera mejor y más justo, que el planeta no se depredara. Pero me di cuenta de que el cambio es interno, pero no puedes separar las dos cosas.

-¿Cómo es eso?

-Si cada uno de nosotros eleva su conciencia, no puedes hacer daño a otra persona, ni ser injusto. Si cada uno de nosotros se sana, va a sanar al mundo. La solución no está afuera. Cada uno de nosotros, al cambiar, generará el cambio. Cuando nos sanamos a nosotros mismos traemos paz al mundo. Así como somos todos responsables de la violencia en el mundo, también somos responsables de la paz.