Télam (Argentina), 21.08.2022
Especialistas explicaron el funcionamiento de las organizaciones coercitivas como la de la llamada «secta» de Villa Crespo, investigada por múltiples delitos, entre ellos, trata de personas con fines de reducción a la servidumbre y ejercicio ilegal de la medicina, y detallaron cuáles suelen ser los mecanismos de reclutamiento, manipulación y financiamiento de este tipo de grupos al tiempo que advirtieron sobre la importancia de «no estigmatizar».
«No hay consenso entre las distintas disciplinas -religión, sociología, lingüística y psicología- sobre la conceptualización de la palabra ‘secta’ y el sentido y la interpretación de la palabra fue cambiando a lo largo del tiempo según cada perspectiva», explicó a Télam el periodista e investigador Alfredo Silletta que estudió grupos de coerción y publicó, entre otros libros, «Shopping Espiritual. Las sectas al desnudo» (2007).
En la actualidad, lo que se conocía como «secta» se denomina preferentemente «grupos coercitivos o de manipulación» para evitar prejuicio sobre cualquier culto o grupo religioso, porque «no importa que el grupo hable de yoga, respiración, cualquier religión, de ovnis o de la Pachamama», lo importante es «identificar si el grupo tiene un líder y si además usa técnicas de manipulación por las cuales -sus miembros- terminan dependiendo del grupo y se aíslan de la sociedad», apuntó Silletta.
Una de las características de estos grupos es que «se mantienen en el mayor anonimato», y las personas que se vuelven miembros «no saben que se trata de este tipo de grupos» y «se acercan por actividades como yoga o respiración», añadió.
«Siempre analicé el fenómeno como algo más vinculado a la dependencia psicológica que religiosa», subrayó el especialista, porque «¿cómo se entiende que donen todo lo que tienen al gurú? Hay una dependencia psicológica muy fuerte ahí», planteó.
«Regularmente las sectas se sostienen de todo lo que aportan sus miembros», indicó.
Por otro lado, aclaró que los grupos sectarios «no son todos iguales» y «tampoco existe un perfil único para manipular a una persona», pero lo que se produce son situaciones de riesgo en una persona que la hace más vulnerable para ser captada por un grupo de manipulación psicológica.
En cuanto a estas situaciones, el periodista se refirió, por caso, a personas que atraviesan una crisis personal, de inestabilidad emocional como pelea con su familia o pareja; o social, laboral, como la falta de trabajo o crisis profesional; búsquedas espirituales; enfermedad; muerte de un ser querido; ingenuidad; aislamiento social o dificultades de adaptación social.
Sobre los procesos de manipulación de los grupos de coerción dijo además que pueden dividirse en tres etapas: «bombardeo de amor, adoctrinamiento y retención».
En la primera -detalló Silletta- parten del principio de «acercarse a aquellas personas que están viviendo momentos difíciles» y crean una relación «idílica» con el nuevo adepto, de una gran amistad y simpatía hasta ganar su confianza.
En la segunda, el nuevo miembro «asiste al grupo donde lo hacen sentir único, todos lo halagan, le muestran su gran interés en su bienestar y en ayudar a toda la humanidad» y comienza a incorporar todas las costumbres y prácticas del grupo, donde le enseñan que abandone todo lo pasado y que «lo bueno está en el futuro y dentro del grupo».
En esta instancia la obediencia «es fundamental» y la palabra del líder «es clave», como así también la subordinación, explicó Silletta.
En la tercera fase, el nuevo miembro que ya hizo suyo el estilo de vida del grupo, su visión del mundo anterior pasa a ser un recuerdo lejano y «se profundiza el adoctrinamiento con largas horas de estudio, de lectura, control del sueño y en algunos casos de la actividad sexual y las comidas, con el objetivo de que no abandone al grupo».
En la actualidad, según el escritor, los grupos que viven en sociedades cerradas «son cada vez menos», porque la sociedad «es mucho más light y new age» y «se dieron cuenta de que el negocio es que -los miembros- sigan produciendo en la sociedad, para aportar más dinero al líder del grupo».
«Algo intermedio tenía este grupo de Villa Crespo que vivía en ese edificio -ubicado en Estado de Israel 4453/57 donde funcionaba la Escuela de Yoga Buenos Aires (EYBA), una de las sedes de la organización», señaló Silletta.
Por su lado, el doctor en Antropología investigador del Conicet, Alejandro Frigerio, dijo que «no hay una definición de secta», y aclaró que «las primeras definiciones tenían que ver con la organización sea como secta o como iglesia» y señaló que «en el uso más popular empezó a verse a la ‘secta’ como un grupo seudoreligioso con determinadas características generalmente delictivas».
Sobre la causa «Secta S.A.» por el que fueron detenidas 20 personas, en el marco de 50 allanamientos realizados en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, Frigerio, especializado en Sociología de la religión, opinó que «los medios en general las primeras semanas dicen una cantidad de cosas sobre los grupos que están siendo acusados y cuentan las peores cosas».
«Leo que ‘tenían una estructura piramidal’, y está lleno de grupos religiosos que tienen esta estructura. Esto no es malo de por sí, pero como está sospechado de ser una secta cualquier cosa resulta sospechosa», sostuvo, aunque aclaró: «esto independientemente de que en cualquier grupo religioso o filosófico puede haber delitos de toda índole».
En cuanto a la investigación, aseguró que se debe llevar a cabo «sin rótulos estigmatizantes y se tiene que probar que hubo delitos como en cualquier otro grupo».
Manifestó que «no hace falta que el grupo sea una secta para que haya abusos de poder, interés monetario. Eso pasa en todos los grupos humanos. La Iglesia Católica está llena de abusos y nadie va a decir que es una secta».
Por último, explicó que «no tienen legitimidad social como para brindar una serie de servicios y por eso son sospechosos y más si hay plata involucrada. La gente tiene la idea de la Iglesia Católica supuestamente no pide plata, pero tiene un buen respaldo del Estado que los otros grupos no tienen», concluyó.
En tanto, Silletta repuso que la supuesta «Escuela de Yoga» comenzó con un grupo «muy chiquitito» a finales de la década de los 80 de mujeres de la alta sociedad, esposas de militares, que se conocían por el Círculo Militar y a partir de ahí Juan Percowicz, líder de la organización, que en la actualidad se encuentra detenido con 84 años, comenzó a dar clases, y «en realidad no daba yoga, sino que hablaba de técnicas de maestros esotéricos como George Gurdjieff».
El escritor aportó además que el grupo comenzó a crecer en los años 90 en Estados Unidos, con los cursos de espiritualidad y con las supuestas ‘curas de sueño, curas de adicción a las drogas y curas del cáncer’, «típico de los grupos», y «generalmente había mucho dinero e influencia de algunos políticos de todos los partidos y de empresarios».
En la causa «Secta S.A» los delitos involucrados son trata de personas con fines de reducción a la servidumbre -agravado por coerción-, hurto agravado, lavado de activos, asociación ilícita, ejercicio ilegal de la medicina, expendio Irregular de medicamentos y tráfico de influencias, indicaron las fuentes policiales.
Además, se investigan otros delitos como hurto agravado, lavado de activos y ejercicio ilegal de la medicina, junto a la extensión de las actividades de la secta en Estados Unidos.