AustralTemuco (Chile), Diego Ahumana, 6.05.2015

Tras conocerse la investigación desformalizada que lleva adelante el Ministerio Público por un posible delito económico y otro de abuso sexual -al interior de dos organizaciones en Pucón, las que son indagadas por el Grupo de Análisis e Intervención Antisectas (Gaia) de la PDI- especialistas explican el fenómeno cuyo recuerdo más cercano (y trágico) en Chile tiene que ver con el caso de Ramón Castillo más conocido como «Antares de la luz».

En conversación con Radio Digital FM, Bárbara Jayo se defendió de las acusaciones. La gerente de la Otec Cóndor Blanco, afirmó que la empresa no es una secta. «Según lo que me enteré hay una investigación en todo Chile de más de 1.000 organizaciones que se reúnen y hacen cosas diferentes a lo que es lo más tradicional (…) es una empresa que está abierta, tenemos página web, participa gente de todas las culturas, tenemos presencia en más de 50 ciudades en ocho países, o sea que la gente participa voluntariamente», manifestó la aludida.

Bárbara Jayo agregó que la connotación negativa que se les da al trabajo de las sectas nada tiene que ver con su empresa. Sobre las denuncias que investiga la Fiscalía, indicó que desconoce los antecedentes. «Está todo en regla y está todo en orden», aseguró.
Especialista

El especialista en sectas, Juan Guillermo Prado, prefiere hacer la distinción y hablar de «sectas destructivas», las que se desarrollan a través de una organización autoritaria o piramidal «donde no hay una posibilidad de democracia interna, donde el líder es el que toma las decisiones y es el único que cuenta».

Prado agregó otras características, entre ellas, la realización de cursos o seminarios remunerados a un alto precio; la ubicación en sectores aislados como el Valle del Elqui o algunas zonas de La Araucanía -por ejemplo Pucón- y un estricto control de información como puede ser la correspondencia entre familiares.

Por su parte, la directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor sede Temuco, Nancy Duarte, advirtió que se trata de comunidades «herméticas y absolutistas» que convencen a sus seguidores de poseer una verdad absoluta y hasta casi salvadora.

«El líder tiene una imagen carismática y el manejo del control de poder recae en él o ella. La manipulación psicológica de sus miembros es otra característica, la que los hace vulnerables a los caprichos del líder o quiénes la lideran, siendo la obediencia a ciegas entendida como lealtad al grupo. Cuando eso ocurre, la persona pierde sentido de agencia personal y capacidad de autorregular su propia vida», aseguró la especialista.
Motivación

A juicio de los expertos, los grupos sectarios pretenden reafirmar la idea que, gracias a sus cursos y enseñanzas, sus integrantes mejoran su vida y no tendrán problemas de ninguna naturaleza. Para Juan Guillermo Prado, la gente con una personalidad débil, con problemas serios de adicción o soledad, está más expuesta a integrar alguna de estas agrupaciones.

«Cuando tú te encuentras con un grupo que te está tratando de hermano o te está tratando de ayudar, tú inmediatamente sin saber lo que piensas te involucras y ahí viene todo el tema del control mental y otra serie de situaciones anómalas que hace lo que ocurrió por ejemplo en Colliguay», explicó el especialista, junto con agregar que las sectas destructivas prefieren a personas con mayores ingresos económicos.

Una opinión que comparte Pamela Angulo, directora de la Escuela de Psicología de la UST Temuco. «Hay factores ideológicos que pueden motivar a una persona a adherirse a una secta, como también ciertos factores psicológicos que pueden estar afectando la aparición de esta conducta; cierta sensación de soledad, necesidad de pertenencia e identidad con un grupo determinado, pueden formar parte de las motivaciones para unirse a un grupo con estas características», señaló la profesional.

Angulo revela que quienes lideran los grupos con características de sectas, tienen un perfil en principio carismático y empático en principio que puede derivar en ciertas características psicopáticas.

Cabe precisar que conformar una secta no es delito por la libertad de culto, aunque no están libres de cobijar ilícitos. «Un caso claro es cuando hay vulneración de derecho, abuso sexual o manipulación psicológica, que lleve a los miembros a involucrarse en actividades que vulneren sus derechos y que el control lo ejerzan otros. Cuando el líder o líderes lleven a la exterminación o sacrificios de vidas, como ya hemos conocido anteriormente en Chile y otros ejemplos mundiales», comentó la sicóloga Duarte.