Le Monde, Xavier Ternisien, 16.11.2006

Usted es una figura de la lucha contra las sectas. Al prologar el libro «Sectes sur ordonnance» (Éditions AMORC), denuncia “desviaciones” en las asociaciones antisectas. ¿Por qué?

Presidí la Unión Nacional de las Asociaciones de Defensa de las Familias y del Individuo (UNADFI, principal asociación antisectas francesa) de 1993 a 2001. Cuando entré en ella, en 1984, la asociación no se ocupaba ni de creencias ni de filosofías, sino simplemente de las personas. Siempre he tenido por principio: dejemos nuestras creencias en el  vestuario, interesémonos por los hechos. En la actualidad, me preocupo cuando oigo a la presidenta de UNADFI, Catherine Picard, criticar en la réunion a las “Iglesias evangélicas” sin distinción.

Con todo, se acusaba a UNADFI de ser una asociación de inspiración católica, en comparación con el Centro contra las manipulaciones mentales (CCMM), etiquetado “más racionalista”. ¿Es exacto?

La asociación fue fundada por personas de origen católico, pero abiertas. Yo deseaba que esta apertura fuera aún mayor. Poco a poco, muchos francmasones entraron en la UNADFI, dándole una coloración que no tenía al principio. La asociación había sido fundada por familias afectadas en su entorno por el fenómeno sectario. En la actualidad, tengo la impresión que se ha politizado.

¿Por qué dejó usted la Presidencia de UNADFI?

En 2001, sentía que se metían en una caza de brujas. Tuvieron lugar algunos resbalones. Se me acusó de poner a mis hijos en una escuela Steiner, lo que, por otra parte, no lamento. Alain Vivien, entonces presidente de la Misión interministerial de Lucha contra las Sectas (MILS), empezó a atacar la Antroposofía, que inspira a las escuelas Steiner. Por mi parte, no tengo ningún lazo filosófico, dogmático, político o religioso. ¡Soy libre y esto es lo que molesta a todo el mundo! Apenas si me atrevo a decir que me ocupo en la homeopatía…

¿Cómo juzga usted la acción de la Misión Interministerial de Vigilancia y Lucha contra las Desviaciones Sectarias (Miviludes)?

Cuando Juan-Michel Roulet  tomó la Presidencia de Miviludes, en 2005, yo tenía confianza. Después vi que había puesto AMORC (Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz) en el informe 2006. No es serio.

¿Qué piensa de la polémica actual que opone a parlamentarios y administración sobre el estatuto de los Testigos de Jehová?

He luchado para que se distingan los nuevos movimientos religiosos, como las comunidades carismáticas, y  las verdaderas sectas. Entonces, las cosas estaban más claras. En la actualidad, no. Si se hubieran emprendido algunos trabajos serios, se vería más claro. Por lo que se refiere a los Testigos de Jehová, he escuchado a muchos antiguos adeptos. El mundo exterior se describe como el infierno. ¡Es triste cuando una niña de 4 años, a quien su maestra pide hacer un regalo para la Fiesta de las madres, se niega porque esta fiesta está prohibida para ella! La administración considera que no hay peligro para el orden público.  Sea. Lo que pido, es que se tome  tiempo para reflexionar y que se eviten las amalgamas. Siempre he estado contra el principio de las listas de sectas.