La Voz el Interior (Argentina), 12.09.2010
En octubre del año pasado, La Voz del Interior dio a conocer el caso de 11 niños en edad primaria que no eran enviados a la escuela ni eran vacunados porque estaban bajo guarda judicial en el seno del grupo Amatreya, cuyos dirigentes postulan un estilo de vida natural, que no creen en la efectividad de las vacunas y que no consideran necesario enviar a los chicos a los establecimientos de educación formal.
Pese a la gravedad del caso, que sería violatorio de los derechos de los chicos a la salud y la educación, las tres instancias del Estado que deberían haber estado informadas del tema, lo desconocían.
El Ministerio de Educación no sabía que una inspectora le había permitido al grupo no enviar a los chicos a estudiar, bajo la promesa de exámenes libres que luego no se cumplieron.
La Subsecretaría de Protección de Niñez y Adolescencia, encargada de designar a las familias que pueden recibir niños en guarda, no había sido informada sobre esos casos, y el juez de Menores de Alta Gracia, que había dado la guarda de cinco de esos niños, se sorprendió cuando este diario le contó que el grupo se promocionaba en su página web diciendo que tenía un convenio con su juzgado para recibir niños en guarda. El juez tampoco conocía que los chicos no eran vacunados y faltaban a la escuela desde hacía 13 meses.
Las cosas parecen haber cambiado en la actualidad. Desde Protección de Niñez y Adolescencia informaron que de los cinco niños que tienen registrados como dados en guarda a persona del grupo Amatreya, “están todos vacunados y ahora van al colegio Asociación de Mayo, del barrio Buena Esperanza, cuya directora cuida que se respete el calendario de vacunas, en articulación con las trabajadoras sociales que los visitan”.
El juez de Alta Gracia Carlos Granda Ávalos contó a este diario que luego de la nota periodística tres de los menores volvieron con sus familias. “Quedan cuatro chicos que son del mismo grupo familiar y la madre no quiere retirarlos, y hay otra chica con una situación familiar particular. Hoy están todos escolarizados, han cumplido con las vacunas y tienen buenos indicadores socioambientales. La cuestión de la salud y de la educación no ha sido negociada con el grupo y quiero aclarar que los niños no han sido dados en guarda al grupo Amatreya sino a matrimonios” que están dentro del grupo, indicó el magistrado.
El grupo Amatreya, que antes se denominaba Sambala, en 2008 se mudó de un viejo hotel de Los Aromos, donde vivía, y se instaló en un campo de 400 hectáreas, aislado y rodeado de sierras, ubicado en la zona de Falda del Carmen. El lugar donde viven los chicos no tiene electricidad, ni teléfono y el agua se consigue en un arroyo. La propietaria de ese campo, Andrea del Federico, denunció judicialmente en Alta Gracia que la comunidad la engañó y se instaló allí sin su permiso. Cuando les pidió que se fueran, le respondieron que “las energías cósmicas les dicen que deben permanecer en ese lugar”.
Según dijo a este diario su abogado, Víctor Ratti, el desalojo de la comunidad está avanzando.
“El campo debe volver a mi clienta. Ellos reclaman una suma por mejoras que realizaron por unos 130 mil pesos, aunque creemos que el valor real es inferior a la mitad de ese monto. Ellos están dilatando los tiempos aprovechándose de que mi clienta en este momento no puede afrontar el pago de esa suma”.
A las autoridades del grupo les gusta afirmar que en sus consultorios, ubicados exactamente al lado de los tribunales de Alta Gracia, atienden a destacados integrantes del Poder Judicial de Córdoba, incluidos miembros del Tribunal Superior. Amatreya brinda “asistencia terapéutica” que incluye procesos de liberación del karma, sanaciones espirituales, terapias de constelaciones familiares y terapias del alma.
“Cuestión cósmica”. El grupo Amatreya, al conocerse este caso, informó que había firmado un documento con la dueña del campo que les permite permanecer 10 años en el lugar. Pero Del Federico dice que nunca quiso firmarlo, que fue presionada psicológicamente y abrumada con pedidos para que firme escrituras o les regale o venda el campo. Contó que una noche, el líder del grupo fue a verla con un documento para que lo firmara de inmediato, porque había un cruce de astros y era necesario “plasmar el documento en el cosmos”.
Amatreya también intentó abrir su propia escuela, pero no fue autorizada, por motivos de infraestructura, por el Ministerio de Educación de la Provincia.