La Vanguardia (España), 20.03.2015

La heredera del líder de la secta Aum (Verdad Suprema), responsable los atentados con gas sarín en el metro de Tokio, publica hoy, 20 años después de los ataques, sus memorias en las que relata su vida dentro de esta agrupación que sigue activa.

Rika Matsumoto, tercera hija del fundador de Aum Shoko Asahara (cuyo nombre real es Chizuo Matsumoto), narra sus experiencias previas a la detención de su padre y durante su posterior condena en el libro «Tomatta Tokei» (Reloj parado), publicado hoy por la editorial nipona Kodansha.

Las memorias se publican el mismo día en que se conmemora el vigésimo aniversario del atentado perpetrado en el subterráneo tokiota por cinco miembros de Aum en plena hora punta de la mañana, que causó la intoxicación de 6.300 personas, de las cuales 13 fallecieron y decenas quedaron en estado casi vegetativo.

Matsumoto, de 31 años, entró el grupo de la mano de su padre cuando aún era niña, fue nombrada portavoz y una de sus altos cargos con sólo 11 años, y fue elegida como «sucesora» de Asahara por delante de sus dos hermanas mayores y una menor, según relata en el libro.

Hoy día afirma haberse desvinculado de este culto religioso de corte «new age», que continúa existiendo dividido en dos formaciones Aleph y Hikari no wa (Círculo de luz), ambas sometidas a la vigilancia de las autoridades niponas.

Los orígenes de Aum se remontan a 1984, Asahara abrió un pequeño seminario de yoga en el barrio tokiota de Shibuya.

La secta se convirtió en apenas una década en una poderosa organización con capacidad para desarrollar agentes químicos y armas ligeras, e incluso presentó una lista de candidatos a las elecciones generales de 1990 aunque no llegó a obtener representación parlamentaria.

A raíz del atentado de Tokio, los tribunales han procesado a unos 190 miembros del grupo, emitido cinco condenas de cadena perpetua y confirmado 13 penas de muerte, entre ellas la de Asahara, aunque de momento ninguna de las ejecuciones se ha llevado a cabo.

Otra de las hijas de Asahara, Rika Matsumoto, manifestó en varias entrevistas recientemente concedidas a medios nipones que su padre «debe ser ejecutado sin ninguna duda», aunque admitió que inicialmente creyó en su inocencia.

La cuarta hija de Asahara, de 25 años y quien había publicado anteriormente otro libro con sus memorias, señaló que se siente «culpable por seguir viva» y que experimenta una «infinita tristeza» por las víctimas del atentado.