RAMÓN MANTECÓN – El País, Tokio – 14/04/1995

La policía japonesa, sometida a una fuerte presión popular por su incapacidad para esclarecer el ataque con gas sarín en el metro de Tokio, ha lanzado una espectacular redada por iodo el archipiélago en la que 30.000 agentes investigaran las 24 instalaciones que posee La Verdad Suprema, la secta religiosa sospechosa, según las autoridades, del atentado que costó la vida a 11 personas e intoxicó a más de 5.400.Hasta el jueves, las fuerzas del orden habían detenido a más de 90 miembros del grupo religioso, cuyo líder, Shoko Asahara, continúa en. paradero desconocido. La policía detuvo en pleno centro de Tokio y en medio de una gran expectación -con cámaras de televisión en directo, reporteros y un amplio despliegue de helicópteros y agentes- al ministro de Construcción de la secta, Kiyohide Nakata.

La localización de Nakata no fue muy laboriosa, ya que unos minutos antes había aparecido en directo, junto con otro directivo de la secta, en un programa de la cadena de televisión Asahi, en cuyo aparcamiento fue abordado por la policía: Nakata formaba parte de un comando que obligaba a los adeptos arrepentidos a regresar por la fuerza a los templos de La Verdad Suprema. Nakata, a quien la policía de Nagoya conocía por su pasado de yakuza (mafioso), extorsionó y amenazó a varios discípulos que abandonaban la secta.

Según fuentes policiales, Nakata exigió cientos de miles de yenes a un industrial de Nagoya (al sur de Tokio) y solicitó de un antiguo compañero de los bajos fondos una pistola. Nakata ingresó en La Verdad Suprema durante su estancia en prisión en 1987. Posteriormente se encargó de la construcción de varios edificios de la secta.

Las autoridades, incapaces hasta el momento de encontrar un vínculo directo entre la secta y el atentado contra el metro de Tokio, pese a la existencia de numerosas pruebas circunstanciales, se han visto obligadas a detener a algunos destacados directivos de La Verdad Suprema por delitos menores, como la carencia del certificado de inspección técnica de sus vehículos o el supuesto robo de una bicicleta.