El Observador (Argentina), 25.10.2024
Un total de 28 individuos enfrentan cargos por explotación laboral y reducción a la servidumbre en relación con 25 víctimas en la organización Templo Filadelfia.
La organización internacional Templo Filadelfia, que llevó a 28 personas a ser juzgadas oralmente por presuntas prácticas de explotación laboral y reducción a la servidumbre, se presentaba como una comunidad religiosa. No obstante, detrás de esta fachada se encontraba un entramado de captación, castigos y trabajos forzados.
La investigación reveló que “la estructura delictiva creciente a lo largo de los años permitió captar, trasladar, recibir y acoger personas vulnerables bajo el pretexto de mejorar sus condiciones de vida”.
“Luego, mediante un procedimiento de persuasión coercitiva que se profundizaba dentro de la congregación, eran obligadas a trabajar en la elaboración de productos panificados, venta ambulante, albañilería o a efectuar labores para otras personas. Los ingresos económicos debían ser entregados de forma íntegra a la iglesia Filadelfia”, indica el comunicado del Ministerio Público Fiscal.
En este contexto, “los damnificados eran reducidos a la servidumbre, ya que también debían limpiar sus casas, cocinarles e incluso dormir a sus pies a fin de asistirlas durante la noche”.
De acuerdo con lo registrado en el archivo, las víctimas estaban forzadas a encargarse de la agricultura y el ganado, así como a erigir nuevos templos y casas, trabajos que contribuyeron a expandir las actividades delictivas.
Asimismo, se reportó que numerosos individuos fueron trasladados a Brasil y Paraguay, donde también había sedes del templo Filadelfia.
Conforme a lo expuesto en la solicitud de elevación a juicio durante la primera audiencia, “las horas de sueño eran limitadas y la alimentación no era suficiente ya que se les brindaba una sola ración de comida sólida al día, dormían pocas horas y vivían en malas condiciones. Compartían habitaciones y hasta incluso camas”.
Los métodos de adoctrinamiento en «Templo Filadelfia»
A lo largo de su operación, se habrían aplicado “rigurosos métodos de adoctrinamiento y castigos”, además de restringir el contacto de las víctimas con individuos ajenos a la organización.
La indagación revela que también se establecía la “formación de parejas que presuntamente eran elegidas por Dios. De estas uniones nacían niños que crecían bajo estas creencias y, al llegar a la edad estipulada, eran incorporados al sistema de explotación laboral al igual que sus padres”.
El proceso de captación
La forma de reclutamiento se llevaba a cabo de manera gradual, comenzando con la divulgación entre los seguidores que asistían a las diversas sucursales del Templo Filadelfia en todo el país, así como en naciones cercanas. Se les comunicaba “la idea de prosperidad y bendición a cambio de la entrega y fidelidad al Señor”.
Estos templos estaban situados en diversas localidades de la provincia de Buenos Aires, incluyendo San Justo, que funcionaba como la sede central, así como en Pontevedra y Bahía Blanca. También se encontraban en Banda del Río Salí, Tucumán; Melipal, Neuquén; Guaymallén, Mendoza; y en la ciudad de Salta. Adicionalmente, había un mínimo de dos templos en Brasil y Paraguay.
Otra estrategia observada para lograr la captación de fieles era la convocatoria a las llamadas “Fiestas del Señor”, un evento que se llevaba a cabo cada año en la sede central de San Justo.
Durante estas presuntas festividades, se llevaban a cabo reuniones de adoración que comenzaban de manera tradicional, pero posteriormente los asistentes se quedaban a bailar, cantar y rendir homenaje a Dios.
Durante el acontecimiento, la líder Eva Petrona Pereyra “se mostraba poseída por el Señor y comenzaba a profetizar en su nombre”. En este contexto, se pedía a los creyentes que ofrecieran lo que más valoraban, ya fuera un bien material o incluso a sus propios hijos. De este modo, algunos feligreses dejaban a sus hijos en el recinto, quedando a merced de las líderes del templo.
Los castigos
Se implementaban sanciones tanto físicas como mentales que podían ser aplicadas en diversas situaciones, como cuando se “utilizaba el dinero de las ventas para comprar alimento, manifestar deseo de irse de la congregación o rechazar una pareja, entre otros casos”.
Cuando alguien infringía alguna norma, se llevaban a cabo reuniones grupales en las que la persona desobediente era expuesta ante todos. Durante estas sesiones, “se le propinaban golpes, insultos y retos vergonzosos delante del resto de las víctimas”. Otro tipo de sanción incluía cortes de cabello y castigo a través del aislamiento social.
La denuncia
La primera denuncia se presentó el 18 de diciembre de 2018 por una víctima ante el Juzgado de Garantías N°1 de La Matanza, lo que desencadenó diversas acciones de investigación.
Posteriormente, el caso fue trasladado al ámbito federal y se asignó a la Fiscalía Federal N°1 de Morón, que en conjunto con la PROTEX, la DOVIC y la DGRADB implementaron una serie de acciones.
El Juzgado Federal N°3 de Morón ordenó realizar operativos de allanamiento en once domicilios, principalmente en la localidad de La Matanza. Estas acciones se llevaron a cabo el 17 de mayo de 2019, resultando en la detención de 25 personas por multiples delitos.
“Durante el operativo se secuestraron importantes sumas de dinero -en pesos y dólares-, cuadernos con anotaciones para la hora de rendir las cuentas, recetas, documentación de los inmuebles de la organización, campos en donde se implementaban los castigos y se efectuaba la explotación agraria, entre otros elementos de interés para la causa”, explicaron en el MPF.