AFN (México), Dianeth Pérez, 5.01.2024

El 8 de septiembre de 2023 «Verónica»* acudió a un entrenamiento de la empresa “Quantum, Maestría del Ser”. Ella pasaba por una fuerte depresión y en ese momento vulnerable estaba dispuesta a acudir a lo que sea que le ofreciera sentirse mejor, por eso aceptó la invitación de una amiga suya, quien le dijo que no podía decirle de qué se trataba, pero que era lo que ella necesitaba en ese momento.

El instructor del “Curso Básico Cuántico” era Jorge Ramos, expresidente municipal de Tijuana (2007-2010). Se pidió su postura respecto a la denuncia que interpuso Verónica, la cual dijo es la primera en seis años que lleva dirigiendo el grupo, y negó que se tratara de un fraude y que se tratara mal a los participantes.

En ese primer curso había más de 100 participantes, cuenta Verónica; el costo fue de 7 mil pesos y la duración fue de 3 días.

Como parte de las dinámicas, los dividieron en pequeños grupos y les preguntaron por los problemas que tenían en la vida.

Cada uno tenía un compañero “sombra”; si esa persona no llegaba a tiempo, el otro no podía entrar; si no llegaba al curso, se quedaba afuera; si no se inscribía para el curso siguiente, les creaban la incertidumbre de que el otro no fuera aceptado.

Les hicieron hincapié en que el contenido de ese curso sólo era teoría; que para aprovechar todo el potencial tendrían que continuar el “entrenamiento”.

Antes de que finalizara ese fin de semana, les preguntaron que quién quería cambiar su vida.

Obviamente todos levantaron la mano, y escribieron sus nombres en un rotafolio. “Entonces pasen a registrarse para el segundo curso”, les dijo Ramos.

El segundo curso, titulado “avanzado” fue el siguiente fin de semana, del 15 al 17 de septiembre, y entre ese primer y segundo “entrenamiento”, los asistentes tenían que llamar al staff todos los días a la misma hora, para mantenerlos motivados y confirmar que efectivamente se registraran y pagaran los 10 mil pesos que costaba el segundo nivel.

El entrenador fue Juan Ángel Arreola Morales. Asistieron unos 50 participantes. Ahí fue donde Verónica empezó a dudar de la finalidad de los cursos.

Los volvieron a dividir en grupos pequeños y en una de las dinámicas pasaban por turnos al centro y los demás tenían que decirles cosas negativas que percibían en ellos: “te veo débil”, “te veo inservible”.

El staff también se sumaba a los “comentarios”. Verónica lloraba y siguió llorando cuando ella tuvo que decirles cosas similares a sus compañeros, pues sentía que eso estaba mal. “¿Se lo estás diciendo a ellos o te lo estás diciendo a ti?”, le preguntó el instructor ante sus titubeos.

En la dinámica final, tenían que contar una experiencia en la que se hubieran saboteado a sí mismos. Acto seguido Arreola Morales les dice que, si no quieren seguir así, que pasen a la mesa de registro para el tercer curso.

A quienes se resistían a comprometerse para “seguir avanzando” los evidenciaban frente a los demás como débiles. “Es el miedo el que no te deja avanzar”, les decían. Además, el staff usa las experiencias narradas como autosabotajes para presionarlos; si no querían continuar teniendo problemas familiares, laborales, financieros, personales debían inscribirse y pagar.

Ante sus titubeos, el compañero “sombra” de Verónica se ofreció a prestarle 2 mil pesos que le faltaban para completar el pago de 14 mil, valor del tercer curso y que sería del 6 al 8 de octubre.

Al final de ese último día del segundo curso, los urgían a inscribirse y pagar en ese momento, las 10 de la noche del domingo. Su “sombra” se ofreció a llevarla a su casa a recoger el dinero, a pesar de que ella tenía carro. Después él le comentó que el instructor le pidió que la acompañara. Ella concluye que fue una estrategia para que no pensara mucho en el alto costo del curso y tomara una decisión al calor de la presión para que continuarán su “formación”. Además, así se vería obligada a volver y no tendría tiempo de hablar de la decisión del costoso curso con su familia y no podría ser disuadida.

Verónica cuenta que entre el segundo y tercer curso, una decena de participantes organizaron una carne asada. En el tercer curso salió el tema y Juan Ángel se dio cuenta que habían creado un grupo de Whatsapp. Los regañó y les ordenó que le dijeran quiénes eran los administradores, y que lo borraran bajo pena de no ser bienvenidos en los cursos, pues así se creaban chismes y se corría el riesgo de que comentaran contenidos del curso y les “robaran la experiencia” a quienes eran ajenos a los pasos del “entrenamiento”.

Ese tercer entrenamiento, llamado “liderazgo” lo impartieron Jorge Ramos y Juan Ángel Arreola Morales. El primer día, a pesar de las promesas de que ahora sí, toda la teoría vista en los cursos anteriores sería llevada a la práctica, empiezan preguntando a los participantes que cuántas personas se comprometen a llevar para que tomen el curso básico. A quienes sólo dicen que una persona, los evidencian dejándolos de pie y les hacen preguntas como ¿Ese es tu nivel de compromiso? ¿Eso es lo que vales?

Anotan sus nombres en el rotafolio y el número de personas que se comprometen a “enrolar” en el programa. Eran unas 35 personas, de las más de 100 que habían iniciado en septiembre. El segundo día, en su tiempo de comida les piden que hagan llamadas para convencer a más gente de asistir a los cursos de Quantum. Les dicen que tienen que mostrar 10 llamadas que hayan hecho para demostrar “que no se estaban haciendo pendejos”.

Ante la presión del primer día, dos personas ya no regresan. Es difícil poder invitar a alguien a un curso del que tienen prohibido dar detalles y en el que hay que invertir miles de pesos. Ese segundo día, desertan seis, entre ellos Verónica. Ese día les dicen cómo manipular a la gente para que acuda a los cursos; si saben que alguien está pasando por cualquier tipo de problema, deben mencionarlo. Por ejemplo, si alguien tiene problemas económicos, debían ofrecer el curso como muy útil para administrar mejor el dinero; si alguien tiene problemas familiares, debían ofrecer mejorar en las relaciones interpersonales como resultado del curso.

“Si conocen muy bien a la persona que van a invitar, ¿por qué no lo pagan ustedes y luego que ellos se los paguen?”, sugerían. “Si ya les dijeron que sí, ofrézcanse a llenar el formato y pídanle el número de tarjeta de crédito para asegurar que sí venga”, indicaba el staff.

Quantum, maestría del ser

El estadounidense John Hanley, fundó Lifespring en 1974 junto a otras dos personas. En octubre de 1987 Hanley tenía el 92.7 por ciento de la empresa. De acuerdo con información de Wikipedia, el entrenamiento constaba de tres niveles; básico, avanzado y liderazgo. En este último, los participantes eran básicamente una fuerza de ventas no remunerada con la misión de conseguir personas que siguieran alimentando el flujo de participantes y de recursos.

“Los instructores utilizaron la presión y la humillación para obligar a los participantes a alcanzar los objetivos de inscripción”, señala la información. Hanley maneja los centros de entrenamiento de Quantum. Lifespring desapareció a mediados de los noventas después de acusaciones sobre técnicas de control sobre los participantes.

Verónica solicitó al coordinador de Quantum Mexicali, Jonathan Cuevas Ferrer, los contratos que ella firmó para inscribirse en cada curso, de los cuales nunca recibió copia, ya que quería el reembolso íntegro de los cursos al sentirse defraudada y utilizada como fuerza de ventas.

Después supo que quienes habían concluido el tercer nivel, sirvieron como staff para el siguiente ciclo de cursos.

Después de mucho insistir le dan copia de su último curso, pues le dicen que es el único que no concluyó y le ofrecen regresarle el dinero de este último nivel.

La madre de Verónica consigue la ayuda de una abogada, y haciéndose pasar por su asistente acude a las oficinas de Quantum, que están ubicadas en la Plaza Fimbres, donde habla con Maritza Gutiérrez Posada, esposa de Jorge Ramos y quien se ostenta como apoderada legal de la empresa.

Al comentarle la forma en que fueron tratados los participantes, los insultos y las presiones, Maritza llora y asegura que desconocía que eso sucediera dentro de la organización.

La abogada solicita a Quantum el reembolso de todos los cursos, por 29 mil pesos y le pide a Verónica que no tenga comunicación con Maritza, quien insiste en hablar con ella.

La empresa ofreció el 27 de noviembre pasado, un contrato para regresar el dinero en tres pagos, pero incluye una cláusula de confidencialidad donde “se obliga a reservar la información sobre el contenido de la compensación que se le otorga, así como de los hechos y condiciones relativas, por lo que no podrá divulgar a persona alguna la información establecida aceptando la beneficiaria en caso de incumplimiento pagar en favor de Quantum la cantidad equivalente al 200 por ciento de la cantidad entregada en compensación”. La compensación es por haber recibido “trato inaceptable” por parte de un tercero contratado como entrenador de Quantum.

Verónica decide olvidarse del dinero, y el 11 de diciembre de 2023 interpone una denuncia por fraude y lo que resulte, ante la Fiscalía General del Estado (Número de caso 0202-2023-41670).

Relata que el ministerio público que la atendió, César Humberto Acebo Gutiérrez, la interrumpía en su relato, no la dejaba dar detalles y le recalcaba que ella pagó voluntariamente esas cantidades de dinero, por lo que la denuncia sólo quedó por fraude, cuando ella buscaba que se incluyeran delitos relativos a la forma de operar de este grupo y por usurpación de profesiones, pues nadie cuenta con las credenciales profesionales para hacer lo que hacen, opina.

Jorge Ramos, el exalcalde de Tijuana, renunció a finales de octubre al Partido Acción Nacional tras 33 años de militancia. Tiene nexos con Carlos Torres, esposo de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, y estratega político detrás del Partido Verde Ecologista, a donde se rumora se sumará Ramos, acción que aún no ha sucedido.

La versión de la empresa

En entrevista, Jorge Ramos manifestó que se está “descontextualizando” el entrenamiento. Dijo que  él y su esposa cuentan con dos certificaciones internacionales con el creador del entrenamiento, que reconoció es John Hanley, lo que a su ver los califica como instructores.

Agregó que su esposa cuenta con maestría en terapia familiar y es especialista en adicciones con 15 años de experiencia en este tipo de prácticas.

Aclaró que a todos los participantes se les da copia de su contrato como de sus recibos de pago, aunque aceptó que “puede ocurrir” que alguien no se le haya entregado pues son cientos de personas los que han pasado por los cursos.

Aseguró que él y su esposa tuvieron su primer contacto con Quantum hace aproximadamente doce años y desde hace seis ellos son los responsables de la filial en Baja California. Informó que Arreola Morales ya no trabaja con ellos a partir de este año y dijo que de ninguna manera es el lenguaje y el trato que usan ellos en sus cursos lo descrito por la denunciante.

Remarcó que la de Verónica es la primera denuncia penal que tienen en seis años al frente de Quantum y negó que se trate de entrenamientos para gente “con problemas” sino que es para “potenciar liderazgos”.

Declaró que el primer día se les da a todos a leer el contrato y se les dice que no hay devolución del dinero. Justificó que el documento donde pretendían reintegrar el dinero en abonos y que incluye la cláusula de confidencialidad, fue porque se estaba haciendo una excepción con Verónica.

Ramos externó que a los entrenamientos ha invitado a su familia y amistades cercanas, ¿tú crees que metería a mi familia a un proceso así?, cuestionó ante la descripción hecha por la víctima de los métodos de Quantum. “Si fuera así fuera una manipulación, sería perverso”, opinó y agregó que le preocupa que se dañe el prestigio de una institución así, que hace tanto por la gente.

Jorge Ramos Hernández tiene una licenciatura trunca en Derecho, mientras que su esposa, Maritza Gutiérrez Posada, cuenta con cédula profesional como licenciada en administración de mercadotecnia, la 7297363, según datos de la página del Registro Nacional de Profesiones.

Ramos se ofreció a contactar a esta reportera con un participante satisfecho de los cursos, “pues así como hay gente que vive una experiencia brillante, hay gente que no la hay”.

Adolfo González Miranda, abogado residente en Mexicali con empresa propia, narró que empezó en diciembre de 2022 con los entrenamientos y continuó su formación todo el 2023. Invitó a su esposa, hermano, hermana, cuñado y sobrinos a tomar todos los cursos.

Calculó que cumplir todos los niveles le significó una inversión aproximada de 25 mil pesos y señaló haber sido staff en algunas jornadas “pero por amor al arte, sin pago, sin ser obligado y de manera voluntaria”.

Aunque primero comentó que se trata de personas con situaciones laborales, financieras, o personales, después manifestó que no se trata de arreglarles algo, sino de “potencializar lo que ya funciona”.

Añadió que no se trata de una empresa multinivel, que no hubo presión para “reclutar” a nadie y que en los cursos no hubo presiones ni insultos.

Métodos de control mental

Según “Freedom of Mind”, los métodos de control mental utilizados por las sectas, incluyen controlar el ambiente físico, establecer reglas estrictas, un sistema de recompensas y castigos, manipulación de la culpa, favorecer el sentimiento de sentirse elegido o especial.

Los métodos de Quantum guardan cierta similitud con los de NXIVM, la secta de origen estadounidense dirigida por Keith Raniere, condenado en 2019 por tráfico sexual, trabajo esclavo y crimen organizado, calificado como una organización multinivel que ofrecía cursos de desarrollo personal.

La filial en México era dirigida por Emiliano Salinas, hijo del expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien era instructor de cursos de coaching para ejecutivos, o dicho de otra manera, de cursos de liderazgo.

Numerosos políticos, empresarios e hijos de expresidentes resultaron con nexos a esa secta, entre ellos el dirigente de Morena, Mario Delgado, quien aceptó las ligas con NXIVM en un comunicado y se dijo “engañado” al conocerse las prácticas de la secta.

Algunas características de las empresas manipuladoras cuyo objetivo es potenciar el liderazgo, según la página del Centro Integral de Psicología, son:

Secretismo: No dan detalles específicos del programa, una vez dentro, exigen no develar contenido y/o piden firmar contratos de confidencialidad.

Constan de varios niveles: Al final te conviertes en líder, fomentan el privilegio de “pertenecer”.

Obligación de invitar a más personas: Esta meta a menudo la disfrazan de superación personal, de capacidad para influir en la gente.

Contar tu intimidad: Es básico para quebrar a las personas emocionalmente, saber sus debilidades y utilizarlas en su contra.

Humillación: La desaprobación, los gritos, la humillación y los comentarios ofensivos son parte de su forma de actuar para presionar a los participantes y que actúen en la forma que se les indique.

La palabra “cuántico”: Suelen utilizar pseudociencia en sus discursos.

Horarios no convencionales: Por lo general los cursos son los fines de semana, a puerta cerrada, en horarios poco convencionales, que terminan muy tarde e inician muy temprano dando pocas horas de sueño a los participantes.

Ninguna autoridad, ni de salud ni educativa, regula el funcionamiento de estos grupos, y eso en combinación con el secretismo con el que funcionan, y con el hecho de que por lo general la gente que llega a esos “entrenamientos” está pasando por situaciones complicadas en sus vidas que los hacen vulnerables, hacen muy complicada su detección y el análisis de sus métodos.

*Nombre ficticio a petición de la víctima