El País, 22.01.1987

El primer ministro Craxi, que posee el récord del Gobierno de mayor duración de la historia de esta República, llega a España mientras en Italia se apuesta con calor si, de verdad, en marzo dejará su puesto a un democristiano. El secretario de la Democracia Cristiana, Ciriaco de Mita, repite machaconamente que Craxi es leal y que cumplirá lo prometido. Menos seguros están los astrólogos, quienes afirman que las estrellas aún no han decidido. Y en la baraja de apuestas ha entrado hasta el gran santón indio Shri Sathya Sai Baba. Con él vive y reza en India Antonio, hermano de Craxi. Últimamente, el presidente, volviendo de un viaje a Pekín, pasó por la India para saludar a su hermano místico y a su maestro espiritual, Sai Baba, quien le profetizó que permanecerá en la presidencia del Gobierno hasta que se acabe la actual legislatura.Craxi se divierte con toda esta historia, y hoy dice que se va y mañana que ya se verá. Se susurra que Bettino, como le llaman los íntimos, envidia santamente el carisma popular de Felipe. Ambos son Piscis.

Quienes conocen a Craxi en la intimidad familiar aseguran que cuando se abandona a las cuerdas de su guitarra se vuelve sentimental como un niño. Gentiaro Acquaviva, su jefe de gabinete, cremallera entre el partido y el Vaticano que hizo posible la comida entre Craxi y el papa Wojtyla, y que acompañará al jefe del Gobierno a Mallorca, asegura que en el trabajo Craxi «tiene la fuerza de un león». Sus enemigos políticos, cuando ruge, lo temen como a una pantera enjaulada, porque tienen siempre miedo de que Craxi llegue un minuto antes que los otros a las cosas. Es que posee, ha dicho a EL PAÍS el intelectual Giorgio Ruffolo, director de Micromega, Ia intuición de lo inmediato».