Interviú (España), Elena Dibildos y María Carmona, 12.06.2006
Es una oportunidad de negocio con la que se puede ganar mucho dinero, de 3.000 a 10.000 euros al mes sin dejar tu trabajo, pero no puedo contarte nada. Vente a la reunión, y allí te informamos”. El regional Lorenzo G. habla con entusiasmo a su nueva pieza. Si logra convencerla, habrá captado a otro eslabón más para la extraña cadena de la que forma parte. De momento, el interlocutor de Lorenzo no sabe qué es un regional, ni de qué va el suculento negocio, ni tampoco qué le espera en el hotel Foxá de Madrid, donde le recibirán –a él y a otras decenas de curiosos o incautos– en un salón bajo el estruendo de una música a todo volumen. Al llegar, le pedirán sus datos y le sentarán con quien le invitó. Asistirán a la presentación de la firma Revelance y, durante el acto, el invitado no podrá charlar con nadie, ni hacer preguntas, ni tener el móvil encendido; ni siquiera ir al baño.
La técnica de captación es la misma en toda España, según las denuncias hechas públicas desde diversos puntos del país. Son las escenas que han podido verse en el programa de TVE-1 Teleobjetivo, grabadas por dos reporteras infiltradas en diversos actos públicos de Revelance. La emisión de su reportaje ha sacado a la luz el funcionamiento piramidal de esa firma.
Aunque Revelance está registrada como empresa dedicada a la comercialización de productos de limpieza, Teleobjetivo ha mostrado al público que la compañía obtiene la mayor parte de sus ingresos por la captación de nuevos socios, práctica expresamente prohibida por la Ley de Comercio Minorista.
Los pasos para la introducción del nuevo miembro del clan son idénticos en los distintos casos denunciados públicamente. En el acto de presentación, a los candidatos se les cuenta que pueden ganar dinero vendiendo jabones industriales de la compañía –curiosamente, envasados en frascos con forma piramidal– o ganar aún mucho más si siguen la “carrera ejecutiva”. Así llaman en Revelance a un sistema por el cual el nuevo socio que entra pone dinero y, después, se va llevando un porcentaje de lo que pongan otras personas que logre introducir en la cadena.
“Déjate ayudar”
Asisten a esas reuniones unas 200 personas. El 90 por ciento son ya miembros de Revelance. Después de la charla, dos o tres veteranos rodean a cada novato y ejercen sobre él una intensa presión psicológica para que firme un contrato que será “la oportunidad de tu vida”. Y para disfrutar de ella, es imprescindible un esfuerzo económico: 6.760 euros para entrar como empresario superior, o 8.400 para entrar como empresario master. Si el candidato duda, le animan: “Vamos, déjate ayudar”, e insisten en probar si su visa pasa por un datáfono para realizar un primer pago de mil euros, o le proponen que pida “un crédito insignificante” que ellos mismos le gestionan y que pueden ir a firmar a primera hora del día siguiente. Si el invitado consigue irse sin firmar nada, en los siguientes días le acribillarán a llamadas insistiéndole: “Déjate ayudar”.
Maribel, funcionaria de Granada a la que no le queda lejos la jubilación (y que prefiere que no se publique su verdadero nombre), fue a su primera reunión invitada por un vecino: “Se sentaron a mi alrededor para que firmara un contrato: «Es la oportunidad de tu vida. Firma, firma, firma…». Les dije que me lo quería pensar, y se pusieron violentos. Eran tres señores; yo estaba sola con ellos. Firmé porque tuve miedo”. Hoy está fuera de Revelance, pero sigue pagando a plazos 900 euros que le restan de esa aventura.
Estas técnicas para captar nuevos miembros “son propias de un grupo de manipulación o secta coercitiva”, afirma Miguel Perlado, psicólogo de la Asociación de Investigación de Socioadicciones. Carolina, madrileña de 40 años que también prefiere no aparecer con su auténtico nombre, relata que Revelance no sólo afectó a su bolsillo: “Destruyó mi familia: mi hija se ha quedado sin padre y yo he perdido a la persona a la que quería, he visto cómo le han destrozado”, y añade: “Una empresa piramidal capta personas con la promesa de que si meten más gente, ganan más dinero; les prometen que se harán ricos”. Una vez dentro de la organización, será muy difícil tomar decisiones propias: “Aquí se hará lo que yo diga, que para eso soy vuestro regional”, espetó Lorenzo G. a las reporteras infiltradas. Un regional, en la jerga de Revelance, es un miembro medio de la estructura.
Laura, auxiliar de enfermería suramericana que ya lleva años en España, se ha sumado a la denuncia conjunta que prepara la asociación NoRevelance. “Ellos me acompañaron al banco; pedí un préstamo de 5.000 euros”, cuenta. Cuando quiso echarse atrás, ya no había forma de recuperarlos. “Hablé con ellos, y les dije que les había denunciado, pero me dijeron que la única forma era llevar gente”.
“No tienen escrúpulos”
Periódicamente, Revelance organiza reuniones muy particulares a las que, en la jerga interna llaman “Escuelas de Empresarios”. Para entrar hay que pagar 6.760 euros. Es un congreso de fin de semana en el que “te enseñan cómo progresar en la compañía”, explica L. G. Durante un fin de semana, en ocho horas diarias de clase, el fundador de Revelance, Cristóbal Valera, imparte enseñanzas sobre cómo captar a más gente. La última escuela se celebró en un hotel de Málaga en abril pasado. Ante un auditorio de adeptos –y ante las cámaras ocultas de Teleobjetivo– Valera decía: “Es siempre repetitivo, machacar, machacar y machacar cómo invitar, a quién invitar y a quién no invitar, cómo hacerlo. Entra por repetición. Es a los nuevos a los que les tiene que ir entrando la técnica de nuestro negocio”. Durante las clases, el presidente de Revelance, Rafael Spagnuolo, dio consignas para evitar el abrazo del oso: “Cuidado con la familia, porque tanto les quieren que les pueden impedir llegar a su éxito”.
Tras la emisión del reportaje de investigación de Teleobjetivo, con el título Revelance, el secreto de la pirámide, la respuesta por parte de Revelance –que no quiso dar su versión en el programa según el formato que permite el espacio– no se ha hecho esperar. Miembros de la empresa encabezados por Valera y Spagnuolo han insertado tres comunicados en dos periódicos nacionales insistiendo en que su negocio “no constituye ni ha constituido una actividad económica dirigida a captar inversiones, sino a la comercialización y venta de productos de limpieza y de cosmética”. En la actualidad, el Ministerio de Sanidad analiza uno de los jabones de Revelance después de confirmar que el etiquetado de sus productos no es el legal.
En internet funcionan varios foros de afectados que hablan de Revelance: “No tienen escrúpulos, son capaces de vender a su madre por dinero (…) convencen al personal con mentiras y un circo de miedo que montan”, dice en uno de esos foros un participante bajo el nick Eduardo12. Otra internauta, Anaparras, se lamenta: “Mi novio se entusiasmó tanto que pensaba que se iba a hacer rico en poco tiempo, que era el negocio de su vida. Tras ocho meses su situación es catastrófica. Dejó sus estudios, sus amigos, ya no podemos ni ir un día al cine…”.