La Capital (Argentina), Lucas Ameriso, 21.11.2002
El accidente ocurrido el martes en la autopista a Buenos Aires, donde perdió la vida un joven de 23 años que viajaba en un colectivo de Remar (Recuperación de Marginados) fue para dos ex integrantes de la institución una muestra de negligencia. «Es una consecuencia lógica de la falta de inversión en el mantenimiento de los vehículos», señaló Mario Segovia al revelar que a tres de los pacientes lesionados en la colisión «los dejaron tirados en el Hospital Centenario y debieron regresar a la entidad en ómnibus».
El accidente ocurrió el martes a la 1.30, a la altura de Fighiera, cuando un camión Scania embistió el lateral trasero izquierdo del colectivo de Remar. Como consecuencia, un joven murió en el acto y otros nueve debieron ser hospitalizados.
Mario Segovia tiene 50 años, estuvo casi cuatro años desempeñando tareas administrativas para la congregación evangélica. Cuando se enteró del choque en la autopista a Buenos Aires estalló de bronca. «Esto algún día iba a pasar. Los colectivos de Remar carecen de mantenimiento, no tiene cubiertas, ni líquidos de frenos, ni aceite» se lamentó.
El denunciante reveló que tras el accidente que se encontró en un ómnibus de la línea 141 «con tres de los pibes lesionados. Los habían dejado tirados en el Centenario y tuvieron que volverse solos a la institución sin un centavo y encima con las remeras llenas de sangre».
La cosa no quedó allí. Jorge Rosso tiene hoy 25 años. En el 98 llegó a Remar donde permaneció unos 8 meses alojado. «Te obligaban a pedir dinero en la calle. Y si no, como castigo te recargaban con trabajo», confesó el joven. Para graficar el virtual estado de abandono que reina en la institución comentó: «Me trasladaron a la sede de Burzaco (Buenos Aires) donde me intoxiqué con mayonesa en mal estado, y tuve que ir solo e internarme en un hospital».
Las acusaciones apuntaron a las condiciones de vida en Remar. «En una pieza para cuatro personas, amontonan a ocho y los usan de mano de obra gratis para mendigar», afirmó Rosso.
Ambos dejaron un manto de sospecha sobre algunos movimientos de Remar. «Fuimos a hacer una campaña evangélica al Paraguay y de regreso trajimos unas cajas cerradas que nunca supimos lo que traían», apuntó Rosso. Segovia subrayó: «La única premisa de Remar es hacer dinero. Si un pibe no recauda 50 pesos, lo obligan a pedir en un semáforo hasta la noche».
Durante toda la jornada, La Capital intentó comunicarse con el coordinador de la filial Rosario, Javier Escobar, para conocer su versión sobre las acusaciones, pero no respondió a los llamados.
En marzo del 99, los bomberos provinciales fueron a retirar el cadáver de un hombre de 55 años de un albergue de Remar ubicado en Piñero. Había entre 15 a 20 ancianos que dormían en una habitación, rodeados de moscas y camas sin sábanas . Las instalaciones fueron clausuradas por la comuna de Piñero.
Su centro de recepción, ubicado en Buenos Aires 1411, cuenta con personería jurídica pero carecía en el 99 de habilitación municipal. La directora de Registración e Inspección, Rosa Acosta, no supo precisar ayer si esta irregularidad fue corregida.