Huellas de México (México), 25.11.2021

Nacida en el seno de una familia pudiente, hija del psiquiatra Pablo Alfonso Cuevas Corona y de María Eugenia de Lourdes Guevara y Nieto, directora general del Colegio Queen Mary School, Gena Cuevas Guevara es, podría decirse, el lunar del clan Cuevas Guevara.

Millonaria gracias a la tenacidad de sus padres, fue una de las “instructoras” o “ayudantes” del estadounidense Keith Raniere, fundador y líder de la oscura secta Nxivm (se pronuncia néxium) cuyo plan de estudios de desarrollo personal utilizaba para someter a mujeres en sus esclavas sexuales, por lo que un tribunal de Nueva York lo sentenció a 120 años de prisión en octubre de 2020, al ser encontrado culpable de asociación delictiva, lavado de dinero, extorsión, tráfico sexual y posesión de pornografía infantil, entre otros delitos.

Gena Cuevas Guevara, ahora es acusada de reproducir en el Colegio Queen Mary School (que dirige su madre), el modus operandi que por dos décadas su mentor Raniere utilizó, además de los delitos antes citados, para implementar esquemas fiscales que le facilitaron la evasión de impuestos a empresas, sindicatos y gobiernos de los tres niveles.

Desde que Raniere cayó en desgracia, el nombre de Gena volvió a ponerse en la palestra pública por su relación con el estadounidense, y por lo que se asegura viene haciendo en el Queen Mary School con el disimulo de su madre.

La hija de la directora general de la conocida institución educativa tiene todo: ocupa uno de los cargos más altos en dicho Colegio, tiene nombre, poder y mucho dinero. Es amiga de políticos, de empresarios y de algunos  simpatizantes del oscuro culto creado por Raniere que incluía, según reportes, a actrices de Hollywood, herederas de la élite de México y Estados Unidos e incluso a dos de los hijos del expresidente Carlos Salinas de Gortari; a una hija del dueño del periódico Reforma, Alejandro Junco de la Vega; a Ana Cristina Fox, hija del expresidente Vicente Fox; Federico de la Madrid, hijo del expresidente Miguel de la Madrid; Alejandra González Anaya, hermana del exsecretario de Hacienda José Antonio González Anaya; y Javier Jileta Verduzco, exdirector general de vinculación con organizaciones de la sociedad civil de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Abusos y discriminación

Las acusaciones en contra Gena Cuevas Guevara no son nuevas. Incluso se han incrementado, ante el disimulo o la indiferencia de las autoridades educativas y del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, Conapred, órgano dependiente de la Secretaría de Gobernación, creado para prevenir y eliminar la discriminación como es cosa cotidiana en el Queen Mary School, ubicado en la calle Río Balsas 12, alcaldía Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, para someter a los profesores, trabajadores (as) administrativos y al alumnado.

Para impedirlo, debemos insistir en que intervengan las secretarías de Educación Pública y de Gobernación, así como la Comisión de Derechos Humanos –dicen exprofesores, padres de familia y alumnas acosadas, abusadas sexualmente o sufrido discriminación dentro del citado colegio. Parte de estas denuncias aparecen en más de un centenar de denuncias publicadas en diferentes páginas web o en cartulinas colgadas en tendederos afuera de las instalaciones del citado Colegio.

De acuerdo a estas denuncias, la hija de la directora general del QMS, por medio del coaching Francisco de Zataraín, quien en su página web se anuncia como “conflictóIogo, agente de cambio, especialista en comunicación estratégica interpersonal, fundador y presidente de la organización Contra el Bullying AC”, el profesorado y los trabajadores de administración (“gente muy valiosa trabajando en ese lugar sometida a abusos”) tienen que soportar ofensas a su familia y “ataques” psicológicos” para ganarse su confianza y no ser despedidos.

En los textos publicados en las redes sociales se relata lo que sucede en esa institución educativa: “Para empezar, dice uno de los textos publicado el pasado mes de abril, es necesario dejar en claro que el QMS reproduce el sistema desigual del país: unos pocos, los de más arriba, gozan de todos los privilegios, mientras que el resto, quienes prácticamente sostienen la escuela, viven sometidos a abusos constantes… y el terror a ser despedido.

Basta con que algún coordinador o director tenga algo contra alguien para empezar a llenar su trayectoria de obstáculos. Para ser despedido, basta con caerle mal a quienes toman estas decisiones, de esta forma se pondrán todos los esfuerzos en justificar un despido.

Trabajar ahí deja secuelas emocionales, lo sé porque lo viví y porque muchos me lo han compartido. No me sorprende que no se haya levantado la voz desde la perspectiva de los trabajadores, pues en nuestro caso, nuestro futuro profesional puede verse afectado. El poder que se ejerce ahí no es algo sometido simplemente a caprichos, sino que se torna grave desde el momento en el que se sabe que Gena Cuevas Guevara, hija de la directora, se formó y trabajó como coach en el programa ESP de la controvertida secta Nxivm”.

En las denuncias se recuerda que otros miembros del personal, siguiendo los pasos de la hija de la directora –que ocupa uno de los cargos más altos en el colegio–, intentaron formarse en este grupo, entre ellos la coordinadora Gabriela Olguín, con poco éxito, ya que son grupos muy elitistas y el estatus socioeconómico determina quién asciende y quién no.

No obstante, el deseo de pertenecer a este grupo se refleja en sus mismas prácticas violentas y punitivas hacia el personal. Podría ser una elección personal y sin importancia, de no ser porque esos comportamientos e ideas han influido con determinación en la forma de tratar a las personas y de llevar las cosas dentro del colegio”.

Sostienen que, sin embargo, la forma en la que operaba Nxivm, mediante Cuevas Guevara se ha reproducido dentro del colegio. “Se le da más importancia a esto que al tema académico”. La hija de la directora del Queen Mary School y el grupo que la sigue “siempre buscan influir en los demás y ganar adeptos. Dentro de las capacitaciones laborales a maestros se han invertido grandes sumas de dinero –del dinero de las colegiaturas, claro está– para dar pláticas y capacitaciones que no llevan a nada.

Francisco de Zataraín, quien es sumamente violento, es una especie de gurú para Gena Cuevas, así como para las coordinadoras Erika Vigil y Gabriela Olguín, quienes reproducen ese mismo modelo violento con sus empleados. Los maestros son obligados a participar en estas sesiones donde este sujeto, sin conocer la situación de cada uno, elige a alguien durante sus pláticas para humillarlo lo más posible; razón por las que la mayoría de las y los maestros (si no es que todos), lo detestan.

Estas sesiones someten a grados inimaginables de tensión al personal. Pero esto no importa, porque su vínculo con las coordinadoras es mucho más fuerte. Todo lo que él dice o propone no se cuestiona, incluso cuando la charlatanería de Zataraín es demasiado evidente. Pero si algún docente expresa su inconformidad, se le dice que es porque él o ella no quiere cambiar: la responsabilidad siempre es de otros.

Reclutadora de Raniere

Después de la condena a 120 años de cárcel a Raniere, la hija de la directora general del Colegio Queen Mary School volvió acaparar los reflectores.

Como “entrenadora” de la secta Nxivm, reclutó a otros en el grupo y junto con ella aparecen poco más de 200 “entrenadores” que seguían el escandaloso sueño de Raniere, la mayoría reclutados por el hijo del expresidente Salinas, Emiliano Salinas Occelli (director de Nxivm en México y el seguidor de más confianza de Rainere). Todos eran miembros de alto rango de la secta, contra los que ninguna autoridad ha girado orden de aprehensión como, en Estados Unidos, se hizo con Raniere y los otros líderes de Nxivm: Clare Bronfman, Nancy Salzman, Lauren Salzman y Allison Mack.

Meses antes, el 10 de febrero de 2020, sin embargo, una demanda colectiva resucitó el escándalo de Nxivm en los tribunales y, por primera vez, cuatro mexicanas enfrentaron cargos en la Unión Americana: Daniela Padilla Bergeron, Ivu Nevares, Mónica Durán, Loreta Garza, Camila, Mariana, Daniela y Rosa Laura Junco. Garza dirigía Rainbow Cultural Gardens, una red mundial de jardines de niños de la secta en Monterrey, Nuevo León y Junco, como parte de The Knife, el instrumento propagandístico de la secta. Padilla, Durán, Garza y Junco son acusadas de ser “armas de primera línea” y de organizar y dirigir la secta bajo las órdenes de Raniere.

Clasismo y acoso sexual

Las denunciantes también recuerdan el clasismo, la discriminación y el abuso sexual al que hace años fueron sometidas algunas alumnas y, al parecer, prevalece en el QMS: “En cuanto al tema del clasismo, puedo decir que evidentemente hay privilegios. No se trata igual a todos los alumnos. Si se considera que uno da mala imagen, se le expulsa, como ocurrió con una chica de 6º hace algunos años, cuyo nombre no revelo porque no me corresponde a mí esa denuncia. En el caso del personal, la voz de los hombres cuenta mucho más que la de cualquier mujer”.

Exhortan a denunciar estas anomalías: “Si alguien más está dudando en compartir su testimonio, les animo a hacerlo, perdamos el temor y la indiferencia. Muchas veces vivimos estas situaciones y las asumimos como normales, internalizamos la violencia y no cuestionamos lo que ocurre. Nos acostumbramos a callar, pero así jamás detendremos estos abusos. Esto tiene que parar. Es por ello que no debería sorprendernos lo que las exalumnas que hoy levantan desde este blog han dicho.

Si como empleada estuve en desventaja, puedo imaginar lo que ellas sintieron, pues al ser menores es muy claro por qué las ignoraron en momentos tan difíciles y es muy lamentable que las hayan invalidado y hasta amenazado. Su edad y sexo las pusieron en una inmerecida desventaja.

Hay daños irreversibles y se siente una gran impotencia el saber que al colegio sólo le importa su imagen y reputación. Pero me da cierta paz saber que aporto un poco a que estas chicas se sientan acompañadas, que sepan que somos muchas quienes les creemos y que, por lo menos en mi caso, si algún día vuelvo a trabajar con niñas o adolescentes, estaré con los ojos muy abiertos para detener esta serie de eventos catastróficos que nos marcan por siempre”.

Estas denuncias ponen en evidencia la dinámica interna del citado colegio (algo muy parecido a lo que se hacía en la secta de Raniere), en cuyas sesiones en las que las coordinadoras seguidoras de Gena Cuevas humillan y reducen a basura a los empleados y al alumnado, sin que ninguna autoridad hago algo para impedirlo.