El Mundo (España), Raquel Villaécija, 10.04.2012

Tumbado sobre el diván, Bernard Touchebeuf, de 58 años, visualizaba a su madre tricotando. El aparentemente dulce recuerdo infantil tenía final de pesadilla, pues la progenitora intentaba agredirle con la aguja de hacer punto. Durante años este consultor francés creyó que este mal sueño era una vivencia real, reprimida en su subconsciente. Por sacar a flote sus traumas, Touchebeuf pagó una fortuna a su terapeuta. «Creía que mis padres me querían matar», asegura en declaraciones a ‘Le Figaro’.

Este martes comienza en el tribunal correccional de París el juicio contraBenoît Yang Ting, un supuesto terapeuta de 77 años acusado de vender falsos recuerdos inducidos a sus pacientes. Se trata de la primera vez que esta práctica se juzga en Francia, mientras que en Estados Unidos se han iniciado ya decenas de procesos por similar fraude.

A Yang Ting se le reprocha haber estafado centenares de miles de euros a sus víctimas por el método de los falsos recuerdos inducidos. Durante años, el acusado hacía vivir a sus pacientes sobre el diván experiencias supuestamente falsas, sueños oscuros más propios de una película de Tim Burton -violaciones e incestos incluidos- que de una terapia mental.

«Se me convenció de que mis padres querían matarme», explica Touchebeuf al citado diario. Repitió estas desagradables sesiones freudianas entre 1984 y 2007 y pagó por ellas 750.000 euros. Además de la inversión realizada en la improductiva terapia, lamenta los «años perdidos» de relación con sus padres, con los que dejó de hablarse.

Víctimas de maltrato

La otra víctima denunciante, que mantiene el anonimato, solicitó los servicios del supuesto experto después de haber perdido a su madre a los 16 años. «Cuando la vida está en juego, no hay precio que valga», ha explicado la joven a Europe 1, para justificar el pago de 238.00 euros por unas sesiones que se prolongaron durante 12 años.

En ocasiones el terapeuta hacía creer a los clientes que habían sufrido malos tratos en la infancia y que este trauma era el origen de sus problemas. Cuando la denunciante anónima contactó con otros pacientes de Yang Ting para contrastar opiniones, empezó a sospechar. «Nos dimos cuenta de que todos habíamos vivido la misma experiencia: todos habíamos sido violados por nuestro padre o nuestro abuelo», explica a ‘Le Figaro’.

Según el relato de Touchebeuf, las sesiones se desarrollaban a lo largo de tres semanas y se cobraba por ellas 45.000 euros. «Apenas se podía comer ni dormir. Me pasaba horas sobre un diván completamente desnudo», describe el francés.

Obediencia

Además de estas intensas citas, había otras por las que tenía que pagar 320 euros. La terapia incluía sanciones financieras si el paciente desobedecía al experto. «Si abría su correo electrónico cuando estaba prohibido, tenía que pagar una multa de 150 euros», explica.

El proceso durará dos días, aunque para el abogado del acusado, François Gibault, no existe el delito que se le imputa a su cliente: el de abuso de debilidad. Según ha declarado al citado medio, los denunciantes, «una abogado y el otro consultor, no tienen nada de vulnerables».