Heraldo de Aragón (España), Camino Ivars, 17.06.2024

El pasado 6 de junio se conoció la detención de cuatro personas en la localidad zaragozana de Escatrón en una operación contra una supuesta secta destructiva. La investigación era iniciada por la Guardia Civil de Barcelona a raíz de la presentación de ocho denuncias, seis procedentes de Cataluña y dos de Asturias.

Su presunto líder, un navarro de unos 40 años, era enviado a prisión tras pasar a disposición judicial, mientras que las otras personas implicadas, tres mujeres, fueron puestas en libertad con cargos, entre otros el de estafa. En la operación participaron también diferentes unidades de la Comandancia de Zaragoza.

Al parecer, la presunta secta, conocida como ‘Evol’, captaba a sus víctimas mediante mensajes de autoconocimiento y desarrollo personal, pero ¿cómo operaba exactamente?, ¿cuál era su funcionamiento?

«Básicamente, su líder, que se promocionaba como un gurú con poderes especiales, ofrecía el camino para alcanzar una nueva conciencia a través de un sistema desarrollado por él, asegurando que era el único capaz de transmitirles estos conocimientos», relata Miguel Perlado, psicólogo especializado en sectas que desde 2015 ha trabajado en varios casos de afectados por esta organización.

Habitualmente, este tipo de organizaciones parten del engaño y utilizan técnicas de manipulación coercitiva para la captación, adoctrinamiento y control de los adeptos con fines habitualmente lucrativos y de poder. “En común tienen la existencia de una estructura piramidal, en cuya cúspide se ubica el supuesto gurú, por encima de los adeptos. El captado, que suele estar atravesando un mal momento -pero no en todos los casos, como incide el experto- se siente elegido, especial”, prosigue.

Ahí empieza una suerte de juego de manipulación mental en el que la víctima acaba por perder su capacidad de autocontrol. Sin embargo, esta realidad no solo se ceba con personas que se sienten perdidas o en un momento de crisis: “Lejos de lo que pueda parecer, el ‘target’ o público objetivo de este tipo de organizaciones es de gente con estudios, con una buena posición, y no solo con problemas, sino también simplemente con inquietudes en el mundo de la espiritualidad -también conocido como ‘New Age’-, así como en sistemas de sanación alternativos”, asevera Perlado. Porque, como explica Perlado, “no todo el mundo es susceptible de caer en una secta”.

¿El lugar elegido? En este caso, una finca ubicada a unos cuatro kilómetros del casco urbano de Escatrón, localidad zaragozana de poco más de 1.000 habitantes, donde se realizaban supuestos retiros de fin de semana -tres o cinco días-, “aunque también promocionaban estancias largas, de unos nueve meses, para alcanzar el cambio trascendental”, añade Perlado. “Allí, según sabemos, se asentaron en el año 2018 y, aparte de los fines de semana y los cursos, ofrecían estancias con las que se lucraban”, prosigue.

Sin embargo, conceptos como la espiritualidad, el autoconocimiento o la sanación están cada vez más extendidos y aceptados socialmente, y no es raro escucharlos en charlas y actividades cotidianas. Por eso, lejos de creer que en todos los casos nos encontramos ante situaciones de riesgo, es importante saber dónde está la línea que separa una práctica espiritual saludable de una secta destructiva: “El problema no está en quien tiene el problema o la inquietud, sino en lo que hace la persona que recibe a la persona que tiene problemas”.

¿Qué factores de riesgo pueden servirnos como aviso? El aislamiento, la incomunicación o el desvío de capitales que suelen darse en algunas de estas situaciones. “Muchos de los casos que nos han llegado de personas que pasaron por allí hablan de una relación de maltrato -verbal y emocional- insoportable que les hizo replantearse las cosas. Aseguran que les faltaba al respeto asegurando que no era él, sino ellos mismos y su necesidad de escuchar tales terminologías. También llegó a perder el control en algún caso. Además, varias de sus víctimas abandonaron sus puestos de trabajo y se vieron obligados a alejarse de sus familias y amigos para alcanzar la supuesta nueva conciencia”, añade el experto.

Sin embargo, como explica Perlado, este no es un caso aislado. Aunque no existe un censo oficial, según los datos que manejan desde la Asociación Iberoamericana sobre Abuso Psicológico (AIIAP), fundada por el propio psicólogo hace más de una década, en la actualidad “al menos existen entre 250 y 300 sectas en España, unas 40 de ellas, que sepamos en Aragón”, así como en torno a medio millón de adeptos en España, una cifra que, afirma, está en aumento.

Además, como explica una vecina del pueblo que regenta un negocio de toda la vida, a priori parecían “una familia normal”. “No hacían vida aquí ni se relacionaban con la gente del pueblo. Como mucho, bajaban al mercado los viernes para hacer la compra y salían al parque con el niño”, relata. Menor que, al parecer, hasta la fecha no había requerido escolarización obligatoria por su edad. “Eso sí, más te valía llegar al mercadillo antes que ellos, porque cargaban hasta los topes el coche de fruta y se lo llevaban todo”, añade.

A pesar de que se sabía que allí se daban supuestas clases de yoga, poco o nada saben de lo que ocurría en el interior de su finca, más allá de que tenían “muchos animales, depósitos de agua y placas solares”. “Muchos fines de semana la finca se llenaba de coches. Lo veía cuando iba por la zona de los olivos a pasear a los perros”, relata esta misma fuente.

Por su parte, la Guardia Civil ha instado a cualquier persona con información relevante sobre este caso o que sospeche de actividades similares a que se ponga en contacto con las autoridades. Recuerdan que la colaboración ciudadana es crucial para prevenir la proliferación de este tipo de organizaciones y proteger a posibles víctimas de manipulación y abuso.