Diario del Mediterráneo (España), Núria Bigné, 19.12.2024

La Fiscalía Provincial de Castellón ya tiene su escrito de acusación contra los seis acusados de formar parte de la secta sexual y destructiva de Vistabella que habría operado desde los años 90 y que fue desmantelada en el 2022 tras una exhaustiva investigación dirigida por el grupo de sectas de la Comisaría General de Información y la unidad central de atención a la familia y a la mujer (Ucfam) de la Comisaría General de Policía Judicial, con el apoyo de la Brigada de Información y de la de Policía Judicial de la Comisaría de Castelló.

En total, solicita 326 años de cárcel para las cinco mujeres y un hombre que se sentarán en el banquillo el 22 de abril del 2025 por nueve delitos continuados de abusos sexuales a menores de entre 12 y 17 años y un delito de asociación ilícita. De forma individualizada, las penas que pide el Ministerio Público oscilan entre los 16 y 65 años para cada uno de ellos.

Sin embargo, cabe recordar que el líder de dicha secta, el gurú de la casa de los horrores situada en una masía del Alt Maestrat, Antonio G.L. –conocido en la organización como tío Toni– no se sentará en el banquillo de los acusados, ya que falleció en la cárcel de Castelló I dos meses después de su ingreso en prisión preventiva tras el operativo policial. La responsabilidad penal respecto del máximo responsable de la secta destructiva, quien sometió emocional, sexual y económicamente a adultos y niños durante más de 30 años quedó, con su muerte, extinta.

La secta de Vistabella desde dentro

No ha sido hasta ahora cuando se han conocido, en detalle, las atrocidades que sucedían dentro de la masía de la Chaparra, con más de 700 metros cuadrados de vivienda y una enorme parcela. Tal y como sostiene la Fiscalía, Antonio G.L. y el resto de acusados conformaban, junto a otras personas ajenas a los delitos, un grupo pseudo-religioso y sectario en torno a la figura del tío Toni, a quien le atribuían poderes especiales de los que en realidad carecía, valiéndose de la abducción psicológica de sus fieles para construir la comunidad con la finalidad de satisfacer los deseos sexuales del líder, así como tener el control sobre la vida de sus adeptos.

La vida del líder de la secta sexual en Castelló: «demasiadas sobrinas»

Los inicios del gurú Todo comenzó en 1990, cuando el líder y su mujer (principal acusada en el procedimiento) comenzaron a organizar supuestas terapias sanadoras en una vivienda de la avenida València de Castelló, careciendo de cualquier tipo de cualificación profesional. Antonio G.L. prometía la sanación de enfermedades empleando ritos sexuales consistentes en la colocación de vibradores a las clientas hasta alcanzar el orgasmo o de relaciones sexuales completas para la «eliminación de la negatividad». Todas estas prácticas se llevaban a cabo, presuntamente, con la participación y connivencia de la esposa del gurú, aumentando la popularidad y los seguidotes de este hasta tal punto que tuvieron que trasladarse en 1994 a otra vivienda, en una urbanización de l’Alcora, para disponer de más espacio. La citada casa estuvo financiada con las aportaciones económicas en forma de donaciones.

En el citado inmueble se consolidó la comunidad, generándose la convicción entre sus miembros de que estaba destinada a la salvación de la humanidad, a través de prácticas y rituales sexuales que siempre realizaba Antonio G.L.