El País (Uruguay), D. Friedmann, J. Lyonnet, y R. Rossello, 9.08.2009

El grupo de Shimani guarda celosamente sus secretos. Se molestó con el diario por divulgar sus actividades en Casa Redención, cerca de la estancia La Aurora, en Paysandú. Para la Iglesia guarda los rasgos de una secta y lo ve con preocupación.

«La última vez que vi a mi hija fue en la primavera del año pasado. Hablamos muy poco, quería que ayudara a una señora que tenía un tumor», dice el médico. Contó su experiencia a condición de mantener su identidad en reserva. Se sintió movido a hacerlo luego de leer el artículo publicado en El País el jueves.

Desde hace dos años perdió casi todo contacto con su hija, que ahora tiene 24 años. En ese lapso los cambios en ella fueron drásticos: su habla, la forma de vestirse, e incluso un nuevo nombre. Antes de este brusco cambio de vida, nada hacía sospechar una opción semejante. La joven estudiaba matemáticas en Facultad de Ciencias, sus otros tres hermanos también siguen carreras científicas. El divorcio de sus padres fue el momento más amargo, pero los cuatro hermanos lo superaron y la vida familiar siguió camino. Antes de que comunicara su decisión de unirse al grupo, la joven no pasaba por algún quiebre emocional, o un problema de salud. «Estaba contenta con sus estudios, bien con sus hermanos y con sus amigos», recuerda.

Pero un buen día tomó la decisión. Poco antes le había comentado a su hermana mayor que había conocido a una mujer, Elisabeth César, que practicaba reiki y que la había impresionado mucho. «Eso fue todo, hasta que decidió irse con ellos», recuerda su padre.

«Lo que me iba enterando me parecía muy extraño. Cuando mi hija se fue a Brasil, a un sitio que se llama Figueira, me contaba que hacía un curso para extraer sangre, no sé con qué fin, que vivía en una comunidad, que experimentaban con yuyos», dice el médico.

No fue el único viaje que la joven realizó con el grupo. También visitó un sitio en la Patagonia argentina, otro en la selva peruana, lugares donde al igual que en las tierras salteñas existe, según este y otros grupos, una energía especial o donde se han visto extraterrestres. Todo comenzó a tornarse cada vez más extraño. «Yo sé que mi hija no está allí en contra de su voluntad, por eso no puedo hacer mucho», reconoce el padre. Pero la situación comenzó a ser cada vez más preocupante.

El médico comenzó a rastrear los antecedentes del grupo a través de las publicaciones en Internet. Cuando dio con la figura de Trigueirinho Netto su inquietud aumentó. «Hablan de que el mundo se va a terminar y que van a venir extraterrestres a salvarnos, un delirio donde se mezcla todo, Cristo, figuras como las del Rey Arturo. También hablan mucho de cultivar el desapego, a la familia, a las personas, a las pertenencias, por eso creo que cada vez se aleja más de nosotros», relata.

Así, en forma fragmentaria, pudo ir sabiendo cómo era la vida de su hija en el interior del grupo. «Mi ex esposa estuvo a visitarla, la acompañó mientras trabajaban limpiando árboles, pero hablaron muy poco», recuerda. Los demás integrantes del grupo trataron con fría cortesía a la madre, pero se limitaron a cruzar con ella las palabras imprescindibles.

La rutina dentro de la comunidad es monacal. Se levantan muy temprano, alrededor de las 5 de la mañana, desayunan y luego trabajan en el cuidado de los árboles. A las 11 suspenden las actividades para dedicarse a la meditación. Al mediodía almuerzan, generalmente la comida que prepara «el Tata», el encargado del hostal donde paran algunos miembros del grupo. Luego, si no regresan al cuidado de los árboles, cada integrante se dedica a alguna tarea hasta el nuevo momento de la meditación. A las siete de la tarde se retiran para dormir hasta el día siguiente.

Nunca le pidió contribuciones de dinero a sus padres. «Al contrario, ella tenía de todo, por eso ni siquiera me explicó por qué se viste con ropas que les dan. Un día llamó y les mandó decir a sus hermanos que renunciaba a todo, que hicieran lo que quisieran con sus cosas».

Un detalle que le llamó la atención: «Me sorprendió ver la foto que publicaron ustedes, lo de las togas grises es nuevo».

IGLESIA Y SECTAS. El padre Miguel Pastorino es un sacerdote de la Iglesia Católica especializado en nuevas formas de religiosidad y un estudioso de las sectas. La figura de Shimani, pero en particular la del líder religioso brasileño Trigueirinho Netto del que la líder es seguidora, han despertado la inquietud del sacerdote desde hace tiempo. El Obispado de Salto, cabe recordar, emitió una exhortación pública a sus fieles a no participar de las actividades en la Casa Redención.

«Para mí esto hay que ubicarlo en un contexto sociocultural más amplio. Hace ya varias décadas que se tienden a desarrollar varias corrientes de movimientos religiosos sincréticos. El sincretismo es la mezcla arbitraria de doctrinas de diverso origen. Por ejemplo, usted dice: `yo soy cristiano y en realidad creo en la reencarnación`; lo cual es incompatible, como decir `soy budista y creo en la resurrección`. Las dos cosmovisiones chocan», señala.

Luego de analizar los contenidos de los mensajes que el grupo de Shimani y los artículos que Trigueirinho Netto ha publicado en Internet, Pastorino concluye en que mucho de su mensaje se deriva de los antiguos gnósticos, una corriente identificada por el vocablo griego «gnosis», que significa conocimiento. Pastorino recuerda que los gnósticos «eran corrientes que tendían a mezclar filosofías de la época con religiones, en una especie de magma pseudorreligioso».

«Yo estuve escuchando audios de Shimani en Internet y todo lo que dice es lo más similar a lo que se puede encontrar en un evangelio gnóstico del siglo II o del siglo III: que hay un gran padre creador maligno que se equivocó, es toda mitología gnóstica pura», señala.

Pastorino reconoce que en torno a la estancia La Aurora, donde se levanta la gruta del Padre Pío, se ha creado una peregrinación constante de personas que atribuyen al sitio la calidad de elegido por extraterrestres para entrar en un supuesto contacto con la Tierra y sus habitantes. «Meten al Padre Pío en una mezcla con los extraterrestres, todo porque supuestamente apareció ahí estando en vida», señala Pastorino.

Para el sacerdote el grupo tiene aspectos de cuidado. «Cuando una religión me ayuda a desarrollarme y a crecer, bienvenida sea. Cuando una religión utiliza a la persona para sus propios fines, destruyéndola física o psicológicamente, estamos ante algo peligroso», apunta. De todos modos el sacerdote reconoce que aún le resulta difícil clasificar a este grupo y que es necesario investigar más, pero llama la atención sobre un aspecto jurídico en el tema. «En Uruguay tenemos cierto complejo con este tema porque con el artículo 5 (de la Constitución) sobre libertad de culto, con que sea religión nadie pregunta», observa.

«¿Qué pasa si adentro de la libertad de culto se violan otras libertades fundamentales, como los derechos humanos?», se pregunta el sacerdote.

Por su parte, el psicólogo Álvaro Farías -miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas y dedicado a su estudio desde 1991- tiene una visión coincidente sobre el grupo de Shimani. «Es un grupo de típico corte New Age, una ensalada, un cóctel de distintas cosas, mezclado con reiki y elementos cristianos o paracristianos», señala.

Farías conoce el vínculo de la líder del grupo, Elisabeth César ahora conocida por Shimani, con el brasileño Trigueirinho. Pero un aspecto del grupo es el que más inquieta al psicólogo. «El grupo que funciona en Casa Redención merece atención por varios motivos. Todo aquello que revista características terapéuticas o psicoterapéuticas debería ser supervisado por el Estado», indica.

En cuanto a Shimani, Farías observa que «se maneja con una autoridad y un liderazgo muy fuerte, ejerce una fuerte influencia en toda la comunidad. Es la típica profeta New Age que mezcla, usa un lenguaje confuso, difícil de seguir. Eso es algo que usan los líderes de grupos sectarios».

«Utilizan la dinámica de la hiperventilación, recitan un mantra, tienen una ritualidad desde el punto de vista del lenguaje», explica el psicólogo. «Cuando se repite y repite, se empieza a generar una disociación de la personalidad, cierto tipo de estado alterado de conciencia, en este tipo de estado se producen alucinaciones y usan ese efecto como manipulación y le atribuyen un significado», indica Farías.

A juicio del experto es necesario seguir las actividades de este grupo. (Producción: L. Pérez y S. Kanovich)

«A mi madre le hace bien» pertenecer al grupo

No para todos la experiencia del grupo Shimani es mala, o siquiera sospechosa. Leonardo (21) está convencido de que a su madre «le hace bien» la pertenencia al grupo. Su madre es enfermera en un hospital, trabaja una semana en Montevideo y otra semana cumple sus votos en Salto.

«Se involucró por un compañero que fue y le contó cómo era la movida, después se fue informando y fue al lugar. Ella siempre practicó meditación, por ejemplo, o sea que no es algo nuevo para mi madre. Hace poco nos dijo que, como mi hermano y yo somos grandes, ahora podría dedicarle más tiempo a sus creencias y nos pareció bárbaro», cuenta Leonardo. Pese a todo confiesa que hay reglas del grupo que no entiende: «Me ha dicho que puedo ir a visitarla cuando yo quiera, pero más adelante porque todavía se están instalando». De todos modos, no hay nada que despierte inquietud en el joven. «Ahora está dedicada de lleno al cultivo de árboles, incluso, como yo soy programador, me pidió que le creara un programita con los tipos de árboles, los cuidados, formas de plantarlos para mantener la armonía, porque ellos son muy perfeccionistas», recuerda.

El místico trigueirinho y la sanación

José Trigueirinho Netto, nació en San Pablo, Brasil, en 1931. Es conocido simplemente como «Trigueirinho» y en los sitios de Internet propios y de afines se lo presenta como autor de 73 libros. Sus enseñanzas místicas parten de lo que él cuenta como su experiencia personal de «transmutación», luego de entrar en contacto con un ser de origen extraterrestre, Sarumah.

En 1987 fundó su centro espiritual y se asentó en la localidad de Figueira, en el interior del estado de Minas Gerais. Sus seguidores viven en comunidad, son célibes y suele ocurrir que cuando se integran matrimonios a la comunidad son separados.

Una de las principales enseñanzas de Trigueirinho refiere al «desapego». «Sabemos que el apego es un obstáculo que todos tendremos que superar algún día. Surge cuando no comprendemos el lado interno de la vida, cuando no estamos en contacto con la esencia de las cosas», escribió en uno de sus artículos publicados en la web.

«Predica el apego a él, eso es una dependencia sectorial. Eso es lo contrario a lo que son las líneas de la psicología, que apuntan justamente al apego como base segura de la persona», explica el psicólogo Álvaro Farías, estudioso de las sectas.

Junto a la Casa Redención se levanta lo que el grupo denomina una «Casa de Cura», en el predio de 30 hectáreas a 12 kilómetros de la estancia La Aurora, donde se halla la Gruta del Padre Pío. La casa es presentada como centro terapéutico o de sanación: 1.200 metros cuadrados e instalaciones de hidroterapia.

La directora departamental de Salud de Paysandú, Magdalena Espillar, dijo a El País no tener conocimiento de la existencia del centro de curación que construye esta congregación en el límite con Salto. Por el momento no existe solicitud de autorización, ni de información acerca de los requisitos. También aseveró que si la intención de la congregación es desarrollar actividades terapéuticas, tiene la obligación de pedir la habilitación sanitaria que garantice que el establecimiento cumple con las normativas vigentes.

Obispado de Salto inquieto

El Obispo de Salto, Pablo Galimberti, se mostró preocupado por las actividades del grupo. «Hay muchos elementos que no están al alcance de la mirada externa. Por lo que pudimos ver de las publicaciones de este grupo en la web, allí hay elementos que afirman posiciones doctrinarias que son opuestas a una concepción cristiana de la vida», dijo a El País. «En lo inmediato, pensamos que cabía una exhortación a no participar en las actividades del grupo», agregó, en relación con el comunicado que fuera hecho público el viernes.

Presiones, hostilidad y, por fin, disculpas

SALTO | LUIS A. PÉREZ

Hoy el grupo conformado por personas de diferentes nacionalidades concluye su semana de oraciones en la Casa Redención. Ayer muy temprano, desde las 7.30, comenzaron a llegar los seguidores a la carpa gigante. Los miembros del grupo les advertían que no podían ingresar ni celulares ni cámaras fotográficas.

La presencia del corresponsal de El País en este escenario no pasó inadvertida para los integrantes del grupo de Shimani. Cuatro mujeres se aproximaron al periodista, que aguardaba afuera, para increparlo. «Han publicado una foto de Shimani y de los monjes sin su autorización, no respetando su privacidad, este es un lugar privado y en su momento se le va a informar a la prensa lo que pasa aquí», dijo una de las mujeres. El acoso de los seguidores continuó. Poco después, un ofuscado integrante del grupo, que se presentó como «coordinador» llegó a renovar advertencias. «Tenés que pedir permiso para todas las cosas, tu profesión de periodista no te da el permiso de transgredir. Tenés que esperar que te den el permiso y tus jefes saben que así funciona la ética, deciles que no tenés derecho a trabajar así», recriminó el «coordinador».

El periodista debió, finalmente, retirarse luego de pedir reiteradamente -en rigor El País intenta desde hace cuatro días el contacto con responsables del grupo- ser atendido.

Horas más tarde, sobre las 15, la responsable de la congregación, Shimani, acompañada de un hombre que se presentó como Samuel, recibieron a El País en Casa Redención. Pidieron disculpas por los inconvenientes ocasionados y se mostraron sorprendidos por la repercusión que había tenido la actividad del grupo.

En el breve contacto Shimani dijo que el trabajo de la congregación se basa en que las personas «aprendan a orar» y a que se formen grupos de ayuda para «encontrar realmente un poco de paz y estar en contacto directo con el Creador y con Cristo, nada más». Shimani agregó que habían elegido ese lugar para instalar el Centro de Cura para seguir el ejemplo del Padre Pío, inspirador del grupo.