Deia (Euskadi), Elixane Castresana, 21.05.2016
ANTES de comenzar, Morgan Eaglebear se agacha para depositar en el suelo un plato de comida. Así da gracias y pide permiso “a la madre tierra, de la que nos hemos olvidado”. Luce melena blanca “que protege de los ataques”, aunque no ha podido traer las plumas con las que se identifica a los indios en el imaginario popular. Eaglebear -águila y oso en inglés- es el tataranieto del legendario Jerónimo, “cuyas tácticas militares todavía se estudian” y uno de los participantes en el primer congreso de chamanismo que se celebra en el norte de la Península, en concreto en el hotel Amalurra de Artzentales. Más de cien personas siguen a lo largo del fin de semana las enseñanzas de los nueve ponentes, llegados desde Estados Unidos, Siberia, Guatemala, México y diferentes puntos del Estado.
Sus lugares de procedencia están muy alejados entre sí, pero comparten un saber en el que la naturaleza ocupa un lugar central. “A congresos como este la gente viene a aprender y a hacer curaciones”, explica. No en el sentido físico. Y es que la tecnología está destruyendo la esencia y un ritmo de vida frenético están destruyendo la esencia del ser humano, defienden. “¡No hay que tomarse la vida tan en serio! Lo primero es quererse a uno mismo, estamos pendientes de la imagen que proyectamos en los demás”, afirma Morgan Eaglebear, nacido en una reserva india de Nuevo México, que abandonó a los doce años para recorrer Estados Unidos y aprender la sabiduría de otros maestros chamanes. Con “58 años de oficio” a sus espaldas en los que “nunca he bebido ni tomado drogas”, Morgan Eaglebear es vidente y tiene conocimientos en lectura de cartas, astrología, artes marciales y acupuntura, entre otras disciplinas. “Nunca imaginé que me movería por el mundo entero y conocería al Papa y el Dalai Lama”, confiesa. “Si crees en lo que tienes no te molesta sufrir, lo que paraliza es el miedo”, reflexiona este apache Chiricaua que pasó cuatro años en la guerra de Vietnam y al regresar se recluyó ocho meses en una cueva “buscando que Dios me perdonara”. Ahora reside en Carolina del Norte mientras continúa viajando sin olvidar sus raíces.
Los chamanes que se han reunido en Artzentales también se han sentido incomprendidos al expresar sus creencias. “He visto y he sufrido el desprecio; los dogmas de la ciencia segregan igual que la religión”, acusa Salvador Freixedo, un ex sacerdote jesuita de 94 años autor de cuarenta libros y experto en fenómenos paranormales que “sigue siendo un aprendiz de todo.” “Allá por 1950” avistó su primer OVNI “en Comillas”. Después, llegarían otros muchos en los 13 países en los que ha residido. Estudió Humanidades en Salamanca, Filosofía en Comillas, Teología en San Francisco, Ascética en Quebec y Psicología en Los Ángeles y Nueva York. “Sabemos que no estamos solos en el universo y debemos temer a los extraterrestres” dice, pero también “a las pantallas de ordenadores y móviles, ese regalo envenenado de los dioses”. Salvador Freixeido narrará mañana sus experiencias con sanadores y curanderos.
En la remota Siberia, Nikolay Oorzhak trabaja con instrumentos de cuerda y a través de la vibración de la garganta a semejanza de sus antepasados en la estepa. “Se genera una sabiduría que relaja cuerpo y alma”, transmite. En 1989 se convirtió en maestro Khoomei -así se llama la técnica- en un festival celebrado en la región limítrofe con Mongolia en la que vive. Realizó una gira por Norteamérica, participó en la conmemoración del sesenta cumpleaños del Dalai Lama y prepara un festival aún sin fecha ni lugar establecidos en el que propiciará el encuentro de varios chamanes, como en Artzentales. “Nuestra misión es conseguir un mayor equilibrio en el mundo”, dice.
Se trata, en definitiva, de “liberarse de lo superfluo para ser más libres y recuperar la salud y la armonía de la mano del corazón”, describe Liz Padmadevi, la chamán mexicana afincada en Euskadi que ha organizado este congreso de hombres y mujeres de conocimiento, según ellos se autodenominan. El alto sacerdote maya Alejandro Cirilo Oxlaj, que llevará a cabo una ceremonia de la luna llena; la periodista y escritora Magdalena del Amo, que relatará su andadura por el Camino de Santiago “como un camino de vida, cambio y renacimiento”, el mexicano Hidalgo de Bacatete, el formador en sanación clásica estadounidense Zacciah Blackburn y Thutam Guillamot, un humanista experto en regresiones individuales y grupales también abordarán cómo conjugar la tradición del chamanismo con la modernidad del siglo XXI y aspectos trascendentes de las abducciones y participarán en una sesión de contemplación y silencio interior. El evento se clausurará mañana con una meditación conjunta.