El Mundo, Valencia, 7.08.2009

Fueron los asesinos que pusieron fin a los años 60, la década del amor, con un baño de sangre que dejó atónito al mundo entero. Ahora, en el 40 aniversario -se cumplirá el domingo- del asesinato de la actriz de Hollywood Sharon Tate y sus amigos a manos de La Familia de Charles Manson, la integrante de la banda cuyo testimonio llevó a la carcel a los asesinos ha revelado por primera vez toda su implicación en los crímenes.

La noche del 9 de agosto de 1969, Manson envió a Linda Kasabian, junto con otros tres miembros de La Familia (Tex Watson, Susan Atkins y Patricia Katie Krenwinkel), para que irrumpieran en la vivienda de Tate. Allí ataron a la actriz y a sus acompañantes, y los apuñalaron hasta la muerte. Kasabian hizo labores de vigilancia.

Sharon Tate era la esposa del director de cine Roman Polanski y estaba embarazada de ocho meses. En la entrevista con Kasabian, grabada para el docudrama Manson, que se emitirá el lunes en la TV británica, cuenta cómo Tate suplicó en vano que perdonaran la vida a su hijo nonato. La apuñalaron 16 veces. Sus verdugos escribieron con su sangre la palabra «cerda» en la pared de la casa. «Nos sentíamos excitados, especiales, unos elegidos», rememora Linda Kasabian.

Los asesinatos horrorizaron a todo el mundo, y el tema no ha dejado de fascinar a mucha gente desde entonces. No es difícil comprender por qué. El extraño e hipnótico poder que ejercía Manson sobre sus seguidores convirtió a un grupo de hippies pacíficos que vivían en una comuna en un comando de asesinos despiadados.

Al final, a Manson se le declaró culpable de la muerte de nueve personas gracias a Linda Kasabian, que fue la testigo estrella de la acusación en el juicio de 1970, auque él y sus seguidores aseguraron que habían «borrado» a un total de 35 personas, cuyos cuerpos habrían sido enterrados en el desierto. «Los crímenes de Manson supusieron la condena a muerte de los hippies y todo lo que representaban», dijo Vincent Bugliosi, el letrado que llevó la acusación.

Desde el juicio, Kasabian (de origen armenio y cuyo apellido significa «carnicero») ha vivido escondida bajo un nombre falso. Este documental es su primera entrevista pública desde su aparición hace 20 años en un programa de tertulia en la televisión por cable estadounidense. «Nunca pude aceptar el hecho de que no me castigaran por mi implicación», dice Kasabian. «Sentía entonces lo mismo que siento ahora, lo mismo que he sentido y sentiré siempre: que aquello fue un derroche de vidas sin ton ni son».

En julio de 1969, Kasabian era una hippie de 20 años con una hija de 16 meses cuando conoció a diversos miembros de La Familia de Manson, quienes le pidieron que se uniera a su comuna en un rancho destartalado. Allí conoció a Manson, un racista de 32 años que había pasado más de la mitad de su vida en prisión. En el rancho vivían unas 20 personas, que se mantenían gracias a la comisión de pequeños delitos y a la venta de droga.

El apocalipsis se aproximaba, aseguraba Manson, dentro de su evangelio racista y antisistema, que predecía un levantamiento de los negros contra el Estado. Cuando concluyera, él y sus seguidores se apoderarían de Estado Unidos. Manson bautizó esta insurrección con el nombre de Helter Skelter (tobogán en espiral), porque creía que algunos detalles de la misma habían sido desvelados en la canción del mismo nombre del álbum blanco de los Beatles.

«Un típico día de entonces era Charlie tocando la guitarra, contando historias, bailando, siendo libre», explica Kasabian en el documental. De hecho, Manson era un músico de talento que había conocido al batería de los Beach Boys, Dennis Wilson. Los dos juntos habían grabado algunas canciones, incluida una escrita a medias y titulada Never learn not to love, posteriormente interpretada por los Beach Boys.

Manson intentó firmar un contrato discográfico con el productor Terry Melcher (hijo de Doris Day y artífice del sonido excepcional de Mr. Tambourine Man, la versión dylaniana de los Byrds), pero las negociaciones fracasaron; un devenir de los acontecimientos que iba a conducir directamente hasta los asesinatos de Tate y sus amigos. Manson estaba enfadado con Melcher por no llegar a un acuerdo y se fue a buscarle a la casa donde vivía, en el número 10.050 de Cielo Drive. Sin embargo, Melcher se había mudado y la casa la ocupaban Roman Polanski y Sharon Tate. Dijeron a Manson que se marchara y, para él, la mansión pasó a significar el establishment.

«Cuando llegamos a la residencia, había luces fuera y el camino que llevaba a ella estaba iluminado. Tex cogió una cuerda y unas tenazas para cortar alambres y cortó los cables del teléfono. Venía un coche, así que bajamos. Tex saltó y disparó cuatro veces. Me dijo que le cogiera la cartera al niño al que había tiroteado. Me metí en el coche. Estaba esta persona desplomada hacia adelante. No vi sangre ni nada, pero supe que no estaba allí», recuerda Linda Kasabian.

Los demás entraron en la casa. Polanski estaba en Europa, pero Tate había invitado a sus amigos Wojtek Frykowski, Abigail Folger y Jay Sebring. «Vais a morir todos», les dijo Watson después de atarlos con la cuerda. Se produjo un forcejeo desesperado en el que las cuatro víctimas fueron apuñaladas hasta la muerte. Cuando salieron de allí, Kasabian cogió las armas, las limpió y las tiró a un barranco.

«La historia tiene de todo: letras de los Beatles escritas con sangre, citas de la Biblia y niños bien persuadidos para que se embarcaran en horribles orgías de sangre», dice Vincent Bugliosi.

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APOYOS

#Vivía en una caravana, al borde de la pobreza

Nick Godwin, realizador del docudrama ‘Manson’, sólo tenía un nombre falso del que tirar cuando comenzó a buscar a Linda Kasabian. «También teníamos un área vagamente definida, algún lugar en el oeste de EEUU, donde se decía que vivía». Su equipo rastreó a todas las mujeres que tenían ese nombre… hasta que quedó una lista de dos. «Una era una bibliotecaria de un colegio de California que se sintió muy sorprendida de que la confundieran con la cómplice de un crimen múltiple», cuenta Godwin.

La otra vivía en una caravana, al borde de la pobreza. Se examinaron sus detalles y concordaban con los de Linda Kasabian, pero, cuando la productora Cineflix contactó con ella, se negó a colaborar. «Ninguno de sus amigos y vecinos sabía nada de su dramático pasado», explica Godwin.

Se tardaron seis meses en establecer una relación y conseguir que Linda contara la historia de las cuatro semanas que vivió con ‘La Familia’ de Manson. Luego se le mostró una cinta del programa en el que unos actores interpretaban su personaje y el de otros miembros de la banda. «Linda tuvo a toda su familia sentada en la caravana mientras lo veían. Su hija chilló durante la escena del crimen. Pero ella dijo que reflejaba con exactitud lo que sucedió».

Por lo que respecta al papel de Linda en la condena de Manson y el resto de ‘La Familia’, el fiscal del caso, Vincent Bugliosi dice: «Jamás pidió que le concedieran la inmunidad a cambio de su testimonio, pero se la dimos», recuerda.

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#UN REGUERO DE INCÓGNITAS

Por Satán. Nunca se aclaró qué impulsó a Charles Manson a ordenar el asalto a la casa de Polanski. Lo cierto es que su película ‘La semilla del diablo’ (1968) le irritó pues sacaba a luz la existencia de un culto al demonio. Y Manson se creía una mezcla entre Cristo y Satán.

Visitas. El idolatrado psicópata ya había estado al menos dos veces en Cielo Drive. ¿De verdad no sabía que el productor Terry Melcher ya no vivía allí, y que Roman Polanski y Sharon Tate ocupaban la casa?

Otra secta. Polanski contactó con la secta Iglesia de Satán para asesorarse. Su fundador, Szandor LaVey, celebró una boda satánica a comienzos de 1967, fecha en la que nació ‘La Familia’ de Manson.

Bajo control. Charles Manson suministraba dosis de LSD a sus adeptos. De esta forma, y sugestionándolos, se suponía que los tenía dominados.

Homosexualidad. Se decía que la crueldad de Manson tenía su origen en la frustración de las relaciones con chicos que marcaron su adolescencia. Violó a uno y, desde entonces, la violencia le sedujo.

Culto al gurú más atroz

i el demonio le hubiera revelado a Charles Manson que su mito seguiría vivo en el siglo XXI y que él mismo estaría en pie, el paranoico que hizo añicos la utopía hippie habría creído ser presa de una de sus satánicas profecías. Pero ahí continúa impertérrito al borde de los 75 años, en la cárcel californiana de Corcoran. Con la misma cruz gamada en su frente. Arrastrando el delirio de su leyenda. Orgulloso de que le lleguen, en pleno 2009, cartas de aspirantes -a estas alturas- a formar parte de La Familia.

ePHIL SPECTOR. Hace tan sólo unos días, la mujer del genial productor -que cumple su condena por el asesinato de una actriz de serie B- sorprendió al afirmar que el creador del wall of sound recibió una carta de Charles Manson para invitarle a colaborar en algunas canciones. Pero el Departamento de Prisiones de California ha realizado una investigación que lo desmiente. De haberse producido, se consideraría un acto de mala conducta. Seis kilómetros separan la cárcel donde se pudre Manson de la mazmorra donde se encuentra recluído Phil Spector.

eGERALD FORD Y EL ATENTADO. La mujer que intentó asesinar al ex presidente de EEUU, Lynette Fromme, será liberada el próximo día 16. Esta ex seguidora de Charles Manson, de 60 años y encarcelada en Texas, fue condenada a cadena perpetua por apuntar con una pistola al sucesor de Richard Nixon (un escolta abortó el atentado) y era candidata a la libertad condicional desde hace 25 años, aunque ella misma había renunciado a esta medida hasta ahora.

eOTRA CONDENADA. Una de las activistas más decididas de La Familia, Susan Atkins, puede ver cumplidos sus anhelos de obtener la libertad condicional el próximo 2 de septiembre. Una prueba más de que el asesinato de Sharon Tate y los demás crímenes perpetrados por estos desquiciados ex hippies adictos al ácido tiene una vigencia a prueba de bombas. Esta mujer, que vio su condena a muerte conmutada por cadena perpetua, solicitó el año pasado poder morir en su domicilio ya que se encuentra en fase terminal desde que se le detectó un tumor cerebral.

eAPOCALIPSIS. Cuando los atentados del 11 de septiembre de 2001 hicieron que miles de personas creyeran ser testigos del fin del mundo, los miles de devotos que Charles Manson sigue teniendo en todo el mundo (especialmente en Estados Unidos, claro, pero también en Japón y otros países asiáticos) se autoconvencieron de que el poder destructivo del autoproclamado visionario permanecía intacto. Circularon incluso teorías -sobre todo, cómo no, en internet- de que Osama Bin Laden llegó a estar obsesionado con adaptar los postulados de Manson a su propio credo.

e’MERCHANDISING’. Resulta increíble que la Mansonmanía no haya decrecido en todos estos años. La proliferación de páginas web que amplifican los logros (sic) del célebre psicópata ha llegado a indignar a las familias de las víctimas de sus horrendos crímenes, pero ahí siguen, vendiendo incluso merchandising relacionado con su alucinado gurú. Han pedido en repetidas ocasiones que el Gobierno federal tome cartas en el asunto y clausure esos portales que pululan por la Red, pero hasta el momento no han conseguido acabar con semejantes blogs.

eEXCAVACIONES. El año pasado, la policía californiana ordenó excavar en el denominado Valle de la Muerte, donde Manson y su Familia fueron capturados en octubre de 1969. Objetivo: hallar restos humanos de otras víctimas de la babarie. ¿Saldrán a la luz algún día? ¿O es que, en realidad, no existen?

APOYO

#De Axl Rose a la psicodelia de Kasabian

La imagen le delató cuando Guns n’Roses estaba en su esplendor. El cantante de la banda estadounidense, el errático Axl Rose, mostró en varias ocasiones su admiración por Charles Manson, pero, cuando apareció en un concierto en Madrid con una camiseta de su ídolo, todas las dudas quedaron despejadas. Corría el año 1994 y quedó al descubierto por qué su álbum ‘The spaghetti incident’ incluía una versión de ‘Look at your game, girl’, una canción (o así) escrita por el propio convicto. Al margen de Marilyn Manson, hoy es el grupo británico Kasabian el que más claramente se remonta a la psicodelia que rodeó a la secta. Su nombre, obvio, proviene de Linda Kasabian (quien, por cierto, posee un CD de la formación de Leicester y le encanta), pues a sus componentes les seducía poderosamente toda la historia. Su álbum ‘West Ryder Costume Ball’ (Sony) se publicó hace unas semanas con una colección de canciones deudora de la década prodigiosa. Su líder, el cantante Tom Meighan, no ha ocultado nunca que la banda sonora del ‘hippismo’ le influyó a la hora de enfundarse una guitarra. Su estilo, sin embargo, no se reduce a un ejercicio de nostalgia, sino que ponen al día todo aquel legado, a veces hasta con toques ‘dance’.