El País, Juan González Yuste, 30.11.1978
La existencia de un plan para asesinar a altos funcionarios del Gobierno norteamericano, a desertores de la secta religiosa El Templo del Pueblo y a periodistas que hayan criticado a este culto o a su fundador, el reverendo Jim Jones, fue denunciada ayer por un ahogado que trabajó para la secta.
Mark Lane dijo en una entrevista televisada que tiene detalles sobre este plan y que los ha comunicado a las autoridades, pero que teme por su vida. El abogado Lane es ampliamente popular en Estados Unidos, después que defendiera hace unos meses, en las audiencias celebradas por un comité del Senado, a James Earl Ray, el convicto asesino de Martín Luther King.Lane fue contratado por El Templo del Pueblo para estar presente cuando se realizara la investigación dirigida por un congresista norteamericano en la comuna de Guyana que desencadenó la tragedia. El abogado se encontraba en Jonestown cuando comenzó el suicidio colectivo de más de novecientos miembros de la secta, pero pudo escaparse a la selva circundante.
Según Mark Lane, los detalles del plan le fueron facilitados por una mujer que ocupó un puesto de confianza junto al reverendo Jones. Para sufragar los gastos, los encargados del plan cuentan con tres millones de dólares en metálico (doscientos millones de pesetas) y otros ocho millones de dólares (560 millones de pesetas) en cuentas bancarias en Suiza. El abogado dice tener los números de esas cuentas.
La Oficina Federal de Investigación (FBI) ha iniciado sus pesquisas tras la denuncia de Lane, pero también intervendrá en la investigación el servicio secreto, encargado exclusivamente de proteger al presidente y al vicepresidente de Estados Unidos. Ello se debe a los temores existentes de que algún fanático de la secta aproveche la celebración en Memphis, Tennessee, el próximo mes de diciembre, de una «mini-convención» del Partido Demócrata, a la que tienen anunciada su asistencia el presidente Jimmy Carter, el vicepresidente Walter Mondale y otros miembros del Gobierno.
Mark Lane, que fue uno de los defensores de la teoría de que una conspiración acabó con la vida del reverendo Luther King, dijo ayer que teme por su vida y que los supervivientes de la secta pueden intentar asesinarle. Hace unos días el abogado encontró en la puerta de su casa cuatro frascos de Kool-Aid, el refresco con el que se mezcló el cianuro potásico con el que se suicidaron en Guayana los miembros de la comuna de El Templo del Pueblo.
Una vez finalizado el transporte de los cadáveres a Estados Unidos, siguen apareciendo nuevos datos sobre esta extraña secta que protagonizó uno de los mayores suicidios en masa de la historia. Las cartas que los fieles del culto enviaban al reverendo Jones fueron publicadas parcialmente ayer. Son autoconfesiones dirigidas al padre, escritas muchas veces con faltas de ortografía, y que demuestran el grado de alienación y dominio que Jim Jones consiguió tener sobre sus seguidores.
FANATISMO RELIGIOSO
Una de las cartas, firmada por un niño de once años, asegura que «si los capitalistas vienen aquí, me tomaré el veneno tan rápido como pueda. Así me tendrán muerto y no les diré una sola palabra». La mayoría de ellas contienen críticas a Estados Unidos, como un país «racista y capitalista», y hacen fe de ideas socialistas mezcladas con fanatismo religioso. No faltan tampoco las referentes al tema sexual y en casi todas se confiesa la disposición de los miembros de la secta a «dar la vida por nuestra causa», mediante un «suicidio revolucionario».Pero si la dramática masacre de Guyana conmovió a todo el mundo y a toda Norteamérica, sus efectos fueron aún mayores en la ciudad de San Francisco, donde se han sucedido tragedias en los últimos diez días. El congresista Leo Ryan fue asesinado en Guyana, junto a un periodista del San Francisco Examiner, después fue la matanza de los miembros de la secta, que en su mayor parte vivían en San Francisco. Y el pasado lunes se produjo el asesinato del alcalde y un funcionario del Ayuntamiento.
La muerte de George Moscone, un alcalde de ideas liberales que recibió el apoyo electoral del reverendo Jones y llegó a nombrarle delegado municipal de Vivienda, no ha tenido relación alguna con la secta religiosa, según las investigaciones de la policía. El presunto asesino, Dan White, actuó, al parecer, por motivos personales, después de que hubiera sido cesado en su cargo de supervisor del consejo municipal y sustituido por un líder de la comunidad gay de San Francisco. Se calcula que en esta ciudad viven 700.000 homosexuales, que componen una fuerza electoral decisiva para el puesto de alcalde.