Debate (México), 21.05.2019

El aumento de los ataques a templos y seguidores de religiones de origen africano ha prendido de nuevo las alarmas en Brasil, un país que ha visto crecer la intolerancia religiosa, pero también la «resistencia» de algunos de sus cultos, como el candomblé.

La mae do santo (sacerdotisa) Conceiçao D’Lissa ha vivido de cerca la creciente intolerancia registrada en los últimos años en Brasil.

Su ‘terreiro’ de candomblé, el espacio donde rinde culto a los orixás, las divinidades africanas que guían y protegen a su comunidad, ha sido atacado en ocho ocasiones, el mayor número de veces para un mismo templo en Brasil.

El último ocurrió en 2014 cuando prendieron fuego a su ‘terreiro’ ubicado en la Baixada Fluminense, una de las regiones más deprimidas de Río de Janeiro.

La mae do santo cree que existe un proceso dedicado a «aniquilar» todo lo que la cultura negra tiene de legado y no cree en la intolerancia religiosa por asuntos de fe. Para ella, esos ataques son «demostraciones de poder».

El templo, antes abierto sin reservas, ahora tiene muros de contención en su entrada para proteger a los feligreses de posibles ataques, y resguarda en el trasfondo las imágenes de dioses como Ogum, el orixá del hierro, la guerra y el fuego y Lemanjá, la deidad femenina de los lagos, los mares y la maternidad.

Según el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, entre enero de 2016 y junio de 2018 fueron registradas 1.506 denuncias por intolerancia religiosa en Brasil.

La mae do santo (sacerdotisa) Conceiçao D’Lissa, juega buzios africanos en su «terreiro» de candomblé, Kwe Cejá Gbé, el espacio donde rinde culto a los orixás, ubicado en Duque de Caxias (Brasil). EFE
Entre las quejas presentadas durante ese período, sin contar aquellas en las que no se identificó religión alguna, en más de la mitad de los casos las víctimas fueron practicantes de religiones de matrices africanas como candomblé y umbanda.

Tan solo este año, más de una veintena de ataques a templos sagrados de religiones afrobrasileñas han sido denunciados en la «cidade maravilhosa», según confirmó a Efe el babalawo (sacerdote) Ivanir dos Santos, miembro de la Comisión de Combate a la Intolerancia Religiosa de Río de Janeiro.

De acuerdo con las denuncias, la mayoría de estos ataques son perpetrados por grupos de narcotraficantes cuyos miembros se autoproclaman evangélicos y que se atribuyen la ejecución de estos actos «en nombre de Dios».

«Es una cuestión de interés que va más allá del tema religioso. ¿Cómo es posible que un líder, un pentecostal evangélico, acepte que un miembro de su comunidad trafique con droga hablando en nombre de Jesús y persiguiendo las creencias brasileñas? ¡Eso es una contradicción!», aseguró el babalawo dos Santos.

Para el sacerdote se trata de una «falsa cuestión religiosa» que empieza a formarse en las cárceles, donde los reclusos reciben beneficios si son evangelizados, algo que solo ocurre con las religiones evangélica y católica, aunque esta última nunca se ha vinculado con agresiones a los cultos afrobrasileños.

Detalles de artigos de Candomblé de la mae do santo (sacerdotisa) Conceiçao D’Lissa. EFE
La mayoría de los ‘terreiros’ en Brasil está ubicada en zonas periféricas, comunidades deprimidas y favelas, territorios que, en su mayoría, son dominados por narcotraficantes o milicianos (grupos paramilitares integrados por policías y expolicías), especialmente en Río.

A eso, según dos Santos, se suma la llegada al poder de líderes acusados de defender la intolerancia, como es el caso del presidente Jair Bolsonaro o el alcalde de Río, Marcelo Crivella, un pastor evangélico que considera que las religiones africanas «abrigan espíritus inmundos», como escribió en su libro «Evangelizando a África».

«Cada vez que estos grupos crecen en las esferas de poder, en el Legislativo, el Judicial, pero especialmente en el Ejecutivo, sus bases sociales acaban sintiendo la fuerza para lo que hacen y por eso también hay mayor impunidad (contra los crímenes de intolerancia religiosa)», precisó el babalawo.

No obstante, el sacerdote hace énfasis en que más allá de los intereses de poder disfrazados de «falsas religiones», los ataques se dan porque permanece un racismo latente desde siglos pasados.

La mayoría de los líderes evangélicos consultados por Efe sobre el tema se negó a hablar, no obstante un pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios, que aceptó hacerlo bajo el anonimato, criticó los ataques en nombre de la religión.

Para él la criminalidad no comulga con el evangelio. «Aquellos narcotraficantes que se autoproclaman evangélicos y atacan templos de otros cultos actúan bajo su propio nombre y no se puede acusar toda una comunidad por actos individuales», aseguró.

El pastor insistió en que los evangélicos no son intolerantes con otras creencias, como las de origen africano. «Ellos no siguen el evangelio, sus creencias no están bajo los preceptos de la biblia. No las compartimos, pero los respetamos», dijo.

Tanto la mae do santo como el babalawo consideran que muchos casos no son denunciados por miedo a represalias mayores. Señalan que las investigaciones sobre esos casos no avanzan y afirman que la ausencia del Estado va más allá de las indagaciones.

«Usted pierde su propiedad, su derecho de vivir, su derecho constitucional de ejercer su religión. Pierde todo y el Estado no le devuelve absolutamente nada», indicó Conceiçao.

De acuerdo con la mae do santo, el candomblé, «es una religión de negros profesada por negros, traída por negros pero que abrazó al blanco, al indio, al homosexual».

Eso, sí, dijo, el candomblé es también «resistencia pura».