Cosmopolitan (España), 1.04.2024
Soraya Nárez creció junto a su familia como testigo de Jehová y se hizo viral tras compartir un vídeo en el que contaba su expulsión de la organización. Ahora, en ‘No somos parte del mundo’, narra con todo detalle el control e influencia que se ejerce en su interior, cómo funciona la jerarquía y qué prohibiciones existen. En definitiva, la autora se encarga de dar voz a una realidad oculta y silenciada y se esfuerza por subrayar la forma en la que abandonar la organización condena a quien lo hace al ostracismo, que es el precio de alcanzar la libertad.
Su expulsión la apartó de su padre y de su círculo íntimo, y fue al ver en la televisión a un responsable de los testigos de Jehová decir que el trato que dan los adeptos a los expulsados es «meramente personal», siendo por ello algo completamente ajeno a la organización, cuando decidió escribir este valiente libro.
Hablamos con ella para saber cómo ha cambiado su mentalidad tras haber abandonado la organización . «Yo nací en «la verdad», es decir, nací en una familia de testigos de Jehová», explica al comenzar su escrito, en el que entre otras cosas, explica por qué la celebración de los cumpleaños está terminantemente prohibida. «Estas celebraciones se consideraban actos egocéntricos que buscaban atraer la atención hacia una persona, y nadie merecía esa honra, sólo Jehová», escribe. Por si fuera poco, los regalos se consideran ostentosos y materialistas. Por eso, asegura que para ella, los cumpleaños eran días de tensión… Lo que estaba por llegar tampoco sería más fácil.
Te hiciste viral al narrar tu expulsión de la organización. ¿Por qué diste un paso más y decidiste escribir un libro?
El objetivo es contarle a la sociedad lo que ocurre dentro de los Testigos de Jehová y subrayar el ostracismo y la exclusión a los que son sometidos quienes son expulsados. Así, cuando una persona salga, podrá hablar al respecto libremente con sus amigos, y la gente sabrá todo lo que conlleva dejar la organización. También deseo que quienes están dentro de ella no se sientan bichos raros. Ojalá el libro pueda hacer que desde el sistema judicial y/o político se pueda revisar lo que ocurre dentro, para que cambien así las normas. Espero que el hecho de que mi testimonio esté recogido en un libro que incluye todas las referencias que prueban que no se trata sólo de mi experiencia, sino que responde a normas establecidas, pueda cambiar de alguna forma las cosas…
¿Qué estereotipos te irritan especialmente cuando se habla acerca de los testigos de Jehová?
Quiero dejar claro que dentro suele haber ser gente buena, idealista y con buenos valores que desea que el mundo sea un lugar mejor. Dentro te encuentras gente de todo tipo: desde quien tiene escasos recursos y carece de una red familiar o de amigos, hasta quienes han podido acceder a ciertos estudios, pero en un momento de su vida en el que emocionalmente necesitaban una ayuda, se toparon con una organización que les brindó una estructura social que fuera, en el mundo, es más difícil construir por uno mismo.
De hecho, ¿nunca te chirrió que los testigos se acerquen precisamente a quienes están en momentos de debilidad, a quienes son especialmente vulnerables?
En mi caso, como nací dentro de la organización, siempre he escuchado el mensaje de que todo lo que hacíamos era para ayudar a los demás. Nunca me plantee que no ayudáramos, sino que nos estuviéramos aprovechando de gente en momentos de vulnerabilidad. Por eso siempre digo que la gente de dentro no tiene una intención maquiavélica, sino que cree va a ayudar.
¿Qué consecuencias tiene esconder lo que haces y lo que eres?
A nivel personal, no encuentras tu sitio. Siempre vives con miedo a vivir tu vida al cien por cien, porque te va a traer consecuencias de cara a la organización. Esconderte no te permite experimentar quién eres realmente ni involucrarte en proyectos, porque tienes miedo a que te pillen. Te coarta la libertad y a nivel emocional, te sientes perdido, porque estás entre dos mundos. Vives tu vida, pero tu mente está anclada en la organización, y salir de ella tiene consecuencias tan reales como terribles: pierdes el contacto con tu familia y con tus amigos.
¿Sentiste cierto recelo hacia tu madre por haberse acercado, en un momento de debilidad, a los testigos de Jehová?
Siento una absoluta comprensión. Lo que hay que hacer es reflexionar, como sociedad, acerca de la existencia de núcleos que están más abandonados. Aunque hacemos por integrarlos, al final no tienen el sustento o la estructura que tienen otras familias. Nunca eché la culpa a mis padres, pero ellos sí se culparon a sí mismos. De hecho, ahora que me haces esta pregunta, se me desbloquea el recuerdo de que mi padre, cuando no sabíamos si me iban a expulsar, dijo: “Si lo llego a saber, no habría dejado que se bautizara”. En teoría, sabía que todo aquello podía pasar, pero nadie piensa que va a llegar ese momento. Jamás piensas que vas a salir de la organización.
Cuentas cómo desde niños, os meten en la cabeza ideas que son algo macabras, pero… ¿Acaso no hacen algo similar muchas religiones?
Efectivamente. Los testigos disfrazan su discurso y dicen que ellos son diferentes, porque no te meten miedo. Lo que hacen, dicen, es mandar un mensaje de amor y paz que indica que la organización, que es buena, no te castiga. Señalan que en realidad, esos «castigos» son una forma de que mejores y vayas por el buen camino. El miedo siempre tiene un fin bueno: si eres buena persona, no te va pasar nada… Eso le pasará a quienes no sigan las normas. Cuando empiezas a crecer y quieres hacer ciertas cosas, es cuando te asaltan la culpa y el miedo. A medida que fui cumpliendo años, fui pensando que los de fuera iban a ser destruidos, algo que lógicamente, generaba en mí cierta agonía. ¿Pensaba en ayudarles? A veces les hablaba, pero otras no quería que lo supieran, porque pensaba “si no lo saben, quizás Dios sea bueno con ellos, porque desconocían las normas, y no les pase nada”… Pensaba que en cambio, si les hablaba y decidían no estar dentro, estarían sentenciados. ¿No es aterradora esa existencia sujeta al miedo? Porque en la organización se alimenta la idea de que “los de fuera” quieren dañar a «los de dentro».
Todo es una amenaza constante. De hecho, subrayan la idea de que incluso la gente que parece buena, aquellos que por ejemplo ni fuman ni dicen palabrotas, no son buenos. Es más: aseguran que son los peores, porque son quienes te harán ir al mundo, confiar y caer en sus redes. Si alguien no es testigo de Jehová, es mala compañía. En un vídeo de su web se aseguran de ilustrar cómo aquellas personas que en el trabajo son agradables y son con las que el testigo entabla amistad, al final, acaban trayendo consecuencias nefastas. ¿La moraleja? Incluso las que parecen buenas personas no son una buena compañía.
No sé si te has dado cuenta de que los hombres han tenido mucho que ver en tu historia…
No me lo había planteado hasta que lo has comentado. Quizá tenga que ver con cómo he ido cambiando mi pensamiento sobre las mujeres. He crecido pensando que la mujer es inferior al hombre, un vaso de cristal más débil en una estructura en la que él es el líder absoluto. Supongo que me tomaba más en serio las recomendaciones de ellos, porque eran los que no eran emocionales y quienes tomaban mejores decisiones. Por eso, inconscientemente, me había apoyado más en los hombres. Ahora, sin embargo, sé que gran parte del apoyo emocional que tengo me lo brindan mis amigas. Mi apoyo ahora son mujeres.
Comentas en el libro que las mujeres han de vestir de forma casta para evitar que los hombres den vida a esos instintos irrefrenables. Para una responsabilidad que nos dan, es esa…
Tienes que ayudar a que los hombres no vayan más allá de sus deseos naturales. Siempre digo que aunque la sociedad ha evolucionado en este aspecto, los testigos se enorgullecen de decir que aunque cambie la normal moral, la suya ha de permanecer en el mismo grado. Por más que la sociedad evolucione, ellos van a seguir igual.
Teniendo en cuenta que a medida que asciende la jerarquía en la organización, hay menos mujeres, ¿es posible que alguna mande?
Nunca van a mandar. Es algo que ha sido establecido así: el líder siempre es el varón y la mujer no está preparada para enseñar. Lo disfrazan diciendo que tenemos privilegios: limpiar, predicar, apoyar al marido… Todo está siempre disfrazado como un acto de amor, pero no hace más que situar a la mujer en un plano inferior.
Sin embargo, fue tu primer novio el que hizo que la razón entrara en juego y te plantearas cosas sin sentir la necesidad de estar a la defensiva, ¿no?
Como comentas, lo que hizo que me abriera emocionalmente y escuchara otro razonamiento fue la comprensión que él tenía a la hora de discutir conmigo. No me hacía ver que estaba loca. Planteaba las cosas como si fuera un estudio de texto, un análisis filosófico en el que contrastaba las cosas. Por primera vez, estaba escuchando a la otra parte del mundo con la tranquilidad de no ser atacada. Tuve un shock y pasé por la negación, pero hubo también una parte de euforia, porque pensé que entonces, podía por fin hacer muchas de las cosas que quería, pero que no estaba haciendo… Por supuesto, entonces llegó ese momento en el que piensas que no puedes hacerlo, porque estás en la organización. Entonces se genera la incertidumbre. Mi padre me preguntaba por qué iba a hacer caso a alguien que acababa de llegar, y entonces yo me planteaba si me estaba dejando llevar por una enseñanza falsa, si se estaban cumpliendo esas profecías que advertían que los de fuera me iban encandilar…
Al hablar de la negación, he pensado que quizás pasaste por una especie de duelo…
Sí, porque buscas pruebas que te hagan ver que lo que te están contando, no es verdad. Intentas por todos los medios permanecer en la organización, porque si piensas que te están mintiendo y que todo es falso, se derrumba tu esperanza de vivir y esa promesa del futuro feliz. De repente piensas que vas a morir y que en principio, no habrá nada más allá de la muerte. Sin duda, eso te desestabiliza.
¿Cómo es estar en el mundo sin ser parte de él?
Ellos hablan de tener una doble vida. Estás en la organización, pero tienes una vida mundana y obviamente, eso no está bien visto. Dicen que esas personas son como el agua tibia, que ni refresca ni calienta, sino que se escupe. Creen que es gente despreciable. Es un quebradero de cabeza vivir pensando que no lo estás haciendo bien, pero que si te vas al mundo exterior, vas a perder a tus familiares. Lo triste es que en realidad, dentro tampoco eres feliz…
Dices que hay dos sitios de los cuales resulta muy difícil salir. Uno es Ikea y el otro, la organización Testigos de Jehová.
Es complicado salir, sobre todo si has nacido dentro y esa es la única verdad que conoces. La verdad del mundo resulta, en contraposición, aterradora. Salir de la organización implica romper la relación con familiares y amigos, que lo han sido todo en tu vida. Al salir, te tienes que relacionar con personas que siempre te han dicho que son malas. Cuando sales, no sabes qué está bien y qué está mal, porque desconoces si tu pensamiento es erróneo. Te enseñan que el ser humano falla y toma decisiones equivocadas. En cambio, en la organización, todo viene de Dios.
Cuando sales de la verdad, ¿cómo te deconstruyes?
Fue gracias a internet, porque fue mi espacio seguro para escuchar y reflexionar. Cara a cara, algunos razonamientos me chirriaban, pero ahí tenía tiempo para digerir lo que leía. A medida que he ido leyendo, he ido cambiando mucho; incluso mi ideología política ahora es diferente. Antes era más conservadora, pero he evolucionado mucho gracias a distintas voces de internet.
¿Cómo es necesitar siempre tener una validación externa?
En la organización nos decían que no nos apoyáramos jamás en nuestro propio entendimiento, porque somos seres imperfectos. Por eso la organización, a través de las revistas, los cursos y los ancianos, nos daba la mejor forma de pensar. Teníamos el libro ‘Los jóvenes preguntan’, que es un libro acerca de todo lo que un joven podía hacer. Estos libros no se actualizan; tan sólo se actualizan los proféticos, cuando no se cumple algo que dijeron que se cumpliría al llegar una fecha.
¿Qué son los PIMO?
Son quienes están físicamente dentro y mentalmente fuera (‘Physically In/Mentally Out’). Son personas que están dentro de la organización, acuden a las reuniones y mantienen relación con amigos y familiares, pero mentalmente, están fuera, porque saben que esa no es una organización de fiar. Sin embargo, se mantienen dentro para poder estar con los suyos. Por supuesto, lo que piensan lo mantienen en secreto, pero si la organización se da cuenta por ejemplo de que no están acudiendo de forma semanal a las reuniones, les recomendará visitar a sus hermanos para seguir atrayéndolos, que continúen yendo semanalmente a las reuniones y que hagan actividades. Más allá de visitas, llamadas y recomendaciones, no pueden hacer más. Si no hay razones para expulsar a una persona, pero tiene asociación con gente del mundo, se hará un discurso de señalamiento en el que se recuerda a los testigos que incluso dentro, hay que elegir las compañías que estén espiritualmente fuertes.
Los testigos dicen que quienes les critican, fomentan el odio hacia una minoría religiosa. ¿Qué opinas?
Lo entiendo. Es algo que quiero transmitir: enfadarse con los testigos de Jehová que por ejemplo llaman a la puerta y reparten revistas es como enfadarse con el repartidor porque en cocina te han hecho el plato mal. Ellos tampoco son conscientes de la manipulación existente, y su intención es buena. El problema radica en que los líderes emplean a personas vulnerables emocionalmente para convertir a más gente y recaudar las donaciones.
Dices: “Soy consciente de que van a intentar callarme por todos los medios”. ¿Te han intentando callar de forma violenta?
No, y no creo que vaya a pasar. No hay ningún caso. Tengo cuidado al hablar y explico cada detalle para que no me denuncien por decir ninguna falsedad. Todo lo que digo se puede probar con sus revistas. Así, me aseguro de que no me caiga ninguna denuncia.
¿Crees que los testigos de Jehová son una religión?
A día de hoy, no: creo que es una editorial. Los donativos se usan para seguir reproduciendo material editorial, se emplean técnicas coercitivas y se manipula para atraer gente y seguir trabajando para esta editorial.
En estos momentos, ¿eres religiosa?
Aunque soy atea, me he reconciliado con la religión. Al salir, metía todas las religiones en el mismo saco, pero ahora veo que hay religiones que dan esperanza. Considero que la religión, siempre y cuando sea un espacio libre, puede ser algo bueno para mucha gente.