EL PAÍS, – Madrid – 22/09/1987

Llegó a ser tan poderoso que ante él se arrodillaban hasta jefes de Estado. Ha hecho temblar al mundo del poder en Italia y en varios países de Latinoamérica cuando se descubrió el gran embrollo que había organizado con su secta secreta, la logia P-2. Licio Gelli ha pasado a través de casi todos los escándalos políticos italianos de los últimos 10 años y conoce a todos sus actores.Nacido en 1919, el discreto comerciante toscano, conocido como el superespía, ha cambiado mil veces de camisa: en España fue camisa negra, en Italia colaboró con los alemanes, pero al mismo tiempo tuvo relaciones misteriosas con los partisanos. Metía una mano en América Latina, al lado de los dictadores militares, y un pie en Rumanía, donde entraba con un pasaporte diplomático en el que figuraba como «consejero económico en Roma del Gobierno argentino».

Al parecer, todo su gran poder le vino del chantaje, ya que pudo adueñarse de miles de fotocopias de los archivos secretos del Estado italiano.

Gelli entró en la masonería en 1967, y en 1970 fundó la logia Propaganda 2 (P-2). Fue la investigación sobre Michel Sindona, financiero siciliano acusado y posteriormente condenado por bancarrota fraudulenta, lo que llevó a los magistrados milaneses a descubrir en una casa de Gelli, en 1981, una lista de 962 personajes de la P-2 que salpicó al mundo político italiano. Sindona apareció muerto en prisión en 1986.