Diario Vasco (España), Virginia Ródenas, 10.04.2006

Quién iba a decir que aquella cantinela de «on tare tu tare tu tare ma» -o algo parecido- con que nos bombardea la radio fórmula desde hace más de cuatro meses era el mantra munífico de los monjes budistas de El Garraf, acostumbrados como estamos a camelos de toda índole. Recitaciones purificadoras, energéticas y saludables que habían traspasado los muros del monasterio de Sakya Tashi Ling -en tibetano «la isla de los buenos augurios»-, al borde del lago artificial que cautivó a Salvador Dalí -«sólo por él sería capaz de vivir aquí», dijo el artista-, exactamente entre Begues y Sitges, donde la tierra esconde, tras los cedros, pinos y eucaliptos que lo pueblan, el tesoro de la felicidad. O al menos eso es lo que dicen los seguidores del venerable lama Jamyang Tashi Dorje, un barcelonés de 55 años, educado en los escolapios y reconvertido a la vuelta de años de aprendizaje y meditación en toda una autoridad del budismo internacional.

Y es que los habitantes de esta antigua casa de indianos, que fue conocido como Palau Novella, son, por encima de todo, buscadores de dicha, empeño en el que llevan veinte años, y confiesan que «aunque no hubiéramos tenido éxito de ventas, hubiera sido igual porque nosotros somos otra cosa muy diferente a estrellas de la canción». «Somos personas de mentes abiertas», -explica a D7 Dorje Dondrub (Andreu Merino para la vida civil) y mano derecha del lama-, dispuestas a ayudar en lo que sea y sin ninguna gana de meterse en la vida de nadie porque sabemos que la libertad es intocable. Más allá de nuestra propia paz mental, la comunidad sakyapa se impone como labor social ayudar a todo aquel que necesite apaciguar su interior, sea o no budista». Que a la vista del panorama, trabajo no les va a faltar.

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«La gente conoce el cedé, que nace con el afán de compartir con el resto de la sociedad la sensación agradable que produce la recitación del mantra, pero a nosotros poco. Nuestra misión», añade Dorje Dondrub, «es la de formar un espacio donde prepararse para vivir en sociedad, -no tenemos votos de castidad, ni de pobreza, ni de aislamiento- adonde revierten todos los progresos, practicando primero todas esas técnicas que ayudan al ser humano a encontrarse consigo mismo. No se trata de hacer proselitismo sino de compartir el sentirse bien. Algo que nada tiene que ver con una secta, como alguien ha podido insinuar, sino con algo tan actual como el couching o entrenamiento de directivos, que se basa en los principios del budismo, o con la misma base de la psicología moderna, de la que el budismo es pilar». Ante todo, insiste, se trata de tener claro nuestro objetivo vital, que suele ser el de ser felices, y no perderlo de vista.

Y el fin de Vale Music, la compañía que ha editado el disco de los monjes, era vender cedés. Toni Peret, uno de sus directores artístico y promotor de este trabajo, está encantado de la vida porque lo ha conseguido. Hoy, con el platino en el medallero y el acuerdo con Universal Music para el lanzamiento del disco en el resto de Europa, habla de esa gestación de nueve meses en que, tras grabar en el monasterio la recitación de los mantras, se adaptó luego a la música compuesta por Sergio Medano y a las voces de Verónica y Ana para los estribillos y los videoclips.