Associated Press (Filipinas), 29.08.2024

Cientos de policías han entrado en el recinto donde se aloja, de 30 hectáreas y con catedral, escuela, zona residencial, hangar y pista al aeropuerto.

Cientos de agentes de policía, respaldados por escuadrones antimotines, han registrado este sábado un enorme complejo religioso en una ciudad del sur de Filipinas en busca de un predicador local acusado de abusos sexuales y tráfico de personas, según la policía.

Un simpatizante del grupo, llamado Reino de Jesucristo, habría muerto de un ataque al corazón durante la vasta operación policial que comenzó al amanecer en el complejo de la ciudad de Davao, y que fue emitido en vivo por una televisión local propiedad del grupo, ha añadido la policía, que apunta que el deceso no ha estado relacionado con el operativo.

Los agentes han empleado equipos capaces de detectar a personas detrás de muros. Pero pasada la media tarde local no han encontrado rastro alguno de Apollo Quiboloy en el recinto. El lugar tiene unas 30 hectáreas y cuenta con una catedral, una escuela, una zona residencial, un hangar y una pista que lleva al aeropuerto internacional de Davao.

Quiboloy y su abogado han negado las acusaciones contra el predicador y su organización, y han señalado que fueron inventadas por sus detractores y antiguos miembros expulsados tras cometer irregularidades.

Los seguidores de Quiboloy, muchos de los cuales han grabado la operación policial con sus móviles, han gritado a los agentes y puesto en duda la legalidad de la operación al tiempo que declaraban la inocencia del predicador.

Quiboloy es firme partidario y asesor espiritual del expresidente Rodrigo Duterte. En anteriores ocasiones, el ex mandatario ha criticado otras operaciones multitudinarias para capturar a Quiboloy calificándolas de exageradas.

El predicador sostiene que es el hijo designado de Dios. En 2019, afirmó que impidió que un terremoto de gran intensidad remeciese el sur de Filipinas.

Por su parte, Nicolas Torre III, general de brigada de la policía que ha comandado la operación, ha señalado que los agentes querían ejecutar las órdenes de detención contra Quiboloy por varios delitos, incluyendo abusos a menores y tráfico de personas.

Torre III ha justificado el enorme despliegue alegando que había más de 40 edificios que revisar en el complejo religioso, donde entraron muchos seguidores de Quiboloy y se opusieron a la redada de forma ruidosa.