OCTAVI MARTÍ – El País, París – 18/04/2001

La Orden del Templo Solar (OTS) organizó, entre el 30 de septiembre de 1994 y el 22 de marzo de 1997, el ‘tránsito hacia Sirius’ o, lo que es lo mismo, el suicidio colectivo de 74 personas. Esas muertes ocurrieron en Suiza, Francia y Canadá, y en todos los casos las víctimas, después de ingerir calmantes, recibieron un tiro en la cabeza.

La Orden del Templo Solar (OTS) organizó, entre el 30 de septiembre de 1994 y el 22 de marzo de 1997, el ‘tránsito hacia Sirius’ o, lo que es lo mismo, el suicidio colectivo de 74 personas. Esas muertes ocurrieron en Suiza, Francia y Canadá, y en todos los casos las víctimas, después de ingerir calmantes, recibieron un tiro en la cabeza para que luego sus cuerpos fueran rociados con gasolina y quemados.

Los dos gurús de la secta, Joseph di Mambro y Luc Jouret, parecen haber emprendido el mismo viaje astral que sus seguidores pues sus restos calcinados fueron identificados en uno de los suicidios colectivos. El ideólogo de la OTS, el compositor y director de orquesta Michel Tabachnik, es el único superviviente acusado que acude al juicio. A Tabachnik se le reprocha participar en ‘asociación de malhechores con el propósito de cometer crímenes y asesinatos’. Puede ser condenado a diez años de cárcel.

La instrucción del sumario ha sido muy criticada, pues el juez responsable de dirigir la investigación, Luc Fontaine, cree hallarse ante un ‘crimen cometido sin ayuda exterior’ y por razones ‘esotéricas’. La acusación particular ha puesto de relieve los puntos oscuros sobre las finanzas de la orden, la hipotética presencia de otras personas en los llamados ‘suicidios colectivos’ y la falsedad de éstos desde el momento en que varios de los muertos presentaban heridas importantes, como puede ser una mandíbula rota.

El juicio durará hasta el 30 de abril, y Tabachnik, que aparece en los vídeos de la Orden del Templo Solar con capa, espada y participando en ritos iniciáticos, deberá explicar por qué, el 24 de septiembre de 1994, seis días antes del primer suicidio, dio una conferencia en Avignon anunciando ‘el final de la OTS’ y ‘el principio del tránsito’. Tabachnik es un hombre apasionado por los estudios esotéricos y de teosofía y un excelente músico. Ha dirigido las orquestas de la Fundación Gulbenkian, de Lorena, la Ópera Nacional de Canadá o la Orquesta de Jóvenes del Mediterráneo. ‘Todo eso se acabó. Mi vida profesional se ha hundido. Nadie quiere contratarme por culpa de esta historia’, dice el artista.

Lo cierto es que quedan muchos misterios que elucidar, y entre ellos, el que Jouret y Di Mambro, siendo como eran los organizadores de sesiones en las que, con ayuda de hologramas, hacían aparecer ‘seres cósmicos’ ante sus discípulos, hayan acabado por creerse los milagros hasta el punto de aceptar despegar con destino a Sirius.

Como es obvio en ese tipo de situaciones, máxime cuando entre los fallecidos figuran personas ricas y con estudios universitarios, son muchos los que no aceptan la versión del juez instructor. En las montañas del Vercors, entre quienes habían aceptado acabar con su ‘envoltura externa’, figuran dos policías, a los que se acusa ahora de facilitar el tráfico de divisas hacia Suiza e intervenir en asuntos de blanqueo de dinero. Se habla también de la presencia, no comprobada pero afirmada por algunos testigos, de tres coches Mercedes que volvían del lugar donde murieron 16 personas, en un claro en medio del bosque alpino, la noche de 15 de diciembre de 1995. Por cierto, el claro es conocido como Le Trou de l’Enfer (El Agujero del Infierno).

Cuando tanto se habla de espiritualidad, los prosaicos creen que en el dinero podría estar la clave de todo. Camille Pilet, muerto en octubre de 1994 junto con otros 23 sectarios, entre ellos Di Mambro, era uno de los principales suministradores de fondos de la OTS. Heredero de los relojes Piaget y de una fortuna en francos suizos, Pilet había permitido que la OTS y la Fondation Golden Way (FGW) pudieran mantener siempre a Di Mambro y Jouret y que estos viajasen sin problemas entre Canadá, Suiza y Australia, tres países en los que los sectarios tenían propiedades. ¿Nadie ha heredado nada, se tiene constancia de dónde ha ido a parar todo el dinero aportado por los sectarios? Para Alain Leclerc, abogado de varias de las familias querellantes, ‘no se puede excluir la posibilidad de que la Orden del Templo Solar tuviese relaciones con la mafia para el blanqueo de dinero o la venta de armas’. Según este letrado, los cadáveres fueron quemados con fósforo además de gasolina, de manera que algunos son totalmente irreconocibles. Las hipótesis más fantasiosas o temibles -en la historia de la OTS nada es lo bastante ‘fantástico’- hacen sonreír al juez Fontaine: ‘Todo es posible, nada es seguro’.