Diners (Estados Unidos), Óscar Mena, 16.07.2024

Cuando todos sus amigos soñaban con ser predicadores, Brian Tracy, de la ciudad de Charlottetown, deseaba ser exitoso. O tener dinero. O las riquezas suficientes para superar la crisis económica de sus padres. Aunque, si pudiera, devolvería el tiempo y soñaría con una educación mejor y no aquella en la que solo le servía para trabajar en construcción, que apenas le daba el dinero suficiente para pagar la comida del día y dejar su automóvil con la reserva de gasolina suficiente con el fin de buscar otro trabajo al día siguiente. De ayudante de fábrica, lavando platos y tallando baños de los pocos restaurantes de la Isla del Príncipe Eduardo, donde creció.

En sus 20 años, sin nada que perder, Tracy se acercó a otro joven como él y le preguntó cómo era posible que teniendo la misma edad, él ya tuviera un automóvil de lujo, una casa y una carrera prometedora como comerciante, a lo que este le respondió: “estudiando”.

Repitió el ejercicio 10 veces más a otros empresarios y obtuvo la misma respuesta. “El éxito es predecible. Si haces ciertas cosas de cierta manera, serás mucho más exitoso que si no lo hicieras. Así que empecé a hacer más cosas correctas y menos cosas en las que estaba equivocado”, dice el empresario en una entrevista con The New York Times, sobre aquella reflexión que aprendió en los años 50 cuando empezó a leer libros de filosofía y desarrollo personal a la vez que repartía leche y periódicos en Charlottetown.

Tracy ahorró lo suficiente para entrar a la carrera de Negocios de la Universidad de Alberta de su natal Canadá, donde no obtuvo las mejores calificaciones, pero sí desarrolló su habilidad para comunicarse y persuadir a sus compañeros. En su mente estaba el recuerdo de aquellos sermones que escuchaba en la iglesia protestante a la que acudía los domingos con sus papás; también algo de sus jefes y conocidos que se encontró en el camino.

Su carrera le ayudó a encontrar un trabajo en ventas y ya no era el que doblaba cajas, sino el que supervisaba los dobleces. Luego sus jefes se dieron cuenta de sus habilidades a la hora de hablar y describir todo con tanta facilidad, que lo ascendieron a vendedor. Trabajo al que poco tiempo renunció con un buen ahorro que le sirvió para abandonar Canadá, rumbo a Estados Unidos y luego a Reino Unido.

Los viajes de Brian Tracy

Siendo joven, Tracy entendió que no podía dejar de leer los libros de filosofía y autoayuda que lo estaban llenando del conocimiento que necesitaba para su gran emporio del conocimiento: “Sabía que debía levantarme más temprano y trabajar más duro para conseguir lo que tanto anhelaba”, comenta al principio de uno de sus videos motivacionales del programa Phoenix.

Es así como se las ingenió para trabajar y viajar por todo el mundo a través de las ventas de lo que se cruzara en su camino. Desde Inglaterra, viajó a Francia y España, donde consiguió una bicicleta y viajó hasta Gibraltar. Este viaje duró ocho años, donde incluso tuvo la oportunidad de atravesar el desierto del Sahara y vivir una experiencia cercana a la muerte de no ser por el convencimiento que tenía sobre convertirse en el próximo orador más popular de Norteamérica para todo el mundo.

Tracy tuvo 10 años de aventuras por todo el mundo, donde no paró de leer y entrevistar a grandes personalidades de los negocios en todo el mundo. Entendió que la disciplina, la pasión y la entrega para un negocio eran el secreto para alcanzar el éxito que alguna vez soñó de niño.

De esta experiencia se hizo discípulo del médico y  filósofo Albert Schweitzer en Sudáfrica -médico en África y Premio Nobel de la Paz en 1952-, quien le volvió a hablar de Dios y las maravillas de un paraíso prometido en el cielo. Tracy utilizó esto para agregarlo a su discurso de la disciplina y finalmente pulir todo su programa de autoayuda en los negocios.

Este hombre, entrado en sus 35 años, logró viajar por todo el mundo como un vendedor devoralibros y entrevistador para luego poner en práctica todo lo aprendido e incluso volverse cinturón negro en el katare shotokan y así finalmente convertirse en el orador del millón de dólares.

Relata el The New York Times que Tracy ha vivido en más de 80 países, que escribe cuatro libros al año y da unos 100 discursos motivacionales a empresas, donde su gran columna es escribir una lista de objetivos clara, ceñirse a ellos con un horario y evitar las distracciones en el camino. “Los mejores vendedores están intensamente orientados a las metas. Cuanto más específicas sean las metas, mejor desempeño tendrán los vendedores”, explica Tracy en uno de sus seminarios.

No existen barreras, según Brian Tracy

Brian Tracy creció y se convirtió en un hombre en la segunda mitad del siglo XX. En sus viajes lo tomó por sorpresa la llegada de la televisión, a través de este aparato vio cómo el hombre llegaba a la Luna el 20 de julio de 1969 y se impulsó en estos desarrollos tecnológicos para impartir sus seminarios y talleres.

Sabía que las incursiones de la humanidad en el espacio eran una gran temática para motivar a los empresarios y que grabarse dando estas charlas le ayudaría a llegar a todos los rincones del planeta. Es así como empezó a impartir talleres y realizar seminarios sobre gestión del tiempo, el establecimiento de objetivos y el secreto en la eficacia de las ventas.

Cuando alcanzó la cima de los libros de autoayuda, convirtiéndose en un reiterado bestseller en Estados Unidos, se casó con Barbara Tracy, con quién tuvo tres hijos, quienes en la actualidad siguen extendiendo la leyenda de su padre en California, Estados Unidos.

A los 80 años

En TikTok, Facebook e Instagram aparecen los videos que Tracy grabó a finales de los años 70 y 80 con las enseñanzas sobre la disciplina que no pasan de moda. “Puedes superar el miedo y la ignorancia con conocimiento y habilidad. Así pierdes el miedo porque empezar un negocio es una habilidad y tarde o temprano tendrás que hacerlo para fallar y tener conocimiento de eso”, explica Tracy, quien el 5 de enero cumplió 80 años y aún hoy sigue publicando libros de negocios y motivación a emprendedores en todo el mundo.

Actualmente, nadie factura más dinero en libros motivaciones que Tracy -con 15 millones de dólares anuales-. También es el hombre que más asesora empresas en el mundo y ha realizado conferencias frente a más de 5 millones de personas en más de 40 países en todo el mundo. Su gran empresa fue convertir las palabras de grandes oradores de la historia en contenido sencillo y fácil de entender, esto lo hizo facturar 265 millones de dólares al año y convertirlo en uno de los hombres más influyentes en la historia de los libros motivacionales.

“Yo despierto cada mañana y soy feliz porque me he programado a mí mismo de tal manera, no importa lo que suceda. De hecho, tuve cáncer el año pasado, un cáncer de garganta y eso es muy malo para un orador y durante todo el proceso -que fueron 6 a 8 meses de tratamiento- no dejé de sonreír, trabajar y ser optimista porque se ha convertido en algo automático para mí”, explica Tracy sobre su éxito en el mundo de las ventas, además de no dejar de leer y memorizar frases que nutren su discurso en el mundo.

Hoy, Tracy ya no realiza conferencias en vivo, pero de vez en vez se cruza con grandes magnates cerca a su casa en San Diego, California, y se sigue preguntando: “¿Por qué algunas personas tienen más éxito que otras?”.