Infobae (Argentina), Darío Mizrahi, 15.05.2021
Secta, denominación, movimiento. Es muy difícil definir qué es Bochasanwasi Akshar Purushottam Swaminarayan Sanstha, que por lo extenso y complejo del nombre es conocido en todo el mundo como BAPS. Es uno de los tantos grupos religiosos que conviven dentro del hinduismo, el credo dominante en la India.
BAPS está lejos de ser el que tiene más fieles. Por el contrario, hasta podría decirse que es marginal en su nación de origen. Pero en las últimas décadas se transformó en una impresionante organización transnacional, que construye imponentes templos en distintos países y que sumó decenas de miles de adherentes en la diáspora india. Principalmente, en Estados Unidos.
Tiene templos —o mandires, como se denomina a los lugares de culto en el hinduismo— en Los Ángeles, Houston y Chicago, entre otras ciudades, pero ninguno tan magnífico como el de Robbinsville, Nueva Jersey. Empezó a construirse en 2010, con más de 1.900 metros cúbicos de mármol de Carrara, que fueron esculpidos a mano en Rajasthan, India, por miles de artesanos, y luego enviados a Estados Unidos.
El templo se abrió al público en agosto de 2014, pero los trabajos de construcción continuaron hasta este año. Precisamente cuando se suponía que iba a comenzar a exhibirse en todo su esplendor, quedó envuelto en un escándalo que hace temblar sus cimientos.
Agentes del FBI allanaron este martes la sede de BAPS en Nueva Jersey luego de que un grupo de trabajadores presentara una demanda judicial en su contra. Los obreros, inmigrantes indios de castas bajas que llegaron a Estados Unidos con visas religiosas, acusan a la organización de haberlos llevado con falsas promesas, para forzarlos a trabajar en la construcción del mandir en condiciones de servidumbre.
Según la presentación judicial, no les permitían salir del predio y les pagaban un dólar la hora —el salario mínimo a nivel federal acaba de ser subido de USD 7,25 a USD 15 la hora— por trabajar en jornadas interminables. Además, denuncian que les retenían el pasaporte y que les impedían hablar con los visitantes.
“Creían que tendrían un buen trabajo y que podrían conocer Estados Unidos. No pensaron que serían tratados como animales, o como máquinas que ni enfermarse podían”, contó a The New York Times la abogada Swati Sawant, que representa a los demandantes. Son seis de los más de 200 inmigrantes que fueron traídos de la India por BAPS para participar de la obra. La muerte de uno de ellos el año pasado fue lo que los motivó a rebelarse.
Lenin Joshi, un vocero de BAPS en Estados Unidos, rechazó las acusaciones. Sostuvo que no hubo irregularidades en los argumentos presentados ante las autoridades migratorias para solicitar las visas y que tampoco hubo explotación. Pero dejó muchas preguntas sin responder.
Raymond Brady Williams, fundador del Centro de Enseñanza y Aprendizaje de Teología y Religión del Wabash College de Indiana, es uno de los máximos estudiosos de BAPS. “Una demanda no es una base para juzgar porque no se conocen los detalles. Es lamentable que la situación se convirtiera en un asunto federal y legal antes de que se aprovechara la oportunidad de entablar conversaciones con los dirigentes de BAPS para que se aclararan los malentendidos y se resolvieran los problemas”, dijo en diálogo con Infobae.
“La construcción de elaborados templos y monumentos de mármol y arenisca, por la que se ha hecho famoso BAPS, está reavivando el trabajo tradicional de tallado de la piedra —continuó—. Las habilidades tradicionales estaban desapareciendo a medida que los miembros mayores de las familias de talladores de piedra morían. BAPS revivió el esculpido tradicional como una ocupación, formó a los miembros más jóvenes de las familias de talladores y les proporcionó trabajo e ingresos, especialmente en Gujarat y Rajasthan. Respeto a los hindúes swaminarayanos y a su liderazgo internacional, incluidos los líderes de BAPS”.
Lo cierto es que la causa judicial recién empieza. Pero podría tener efectos incalculables para BAPS si avanza y reúne evidencias que respalden las acusaciones.
Un movimiento religioso transnacional
El hinduismo es la tercera religión más grande del mundo, con más de 1.000 millones de fieles. A diferencia de las dos que la superan, que son el cristianismo y el islam —y del judaísmo, de la que emanan ambas—, no es un credo monoteísta, con un dios único.
Para el hinduismo, lo divino tiene múltiples formas de manifestarse. Y es por eso que hay una multiplicidad de denominaciones, movimientos y sectas religiosas, que si bien tienen tradiciones y filosofías comunes, adoran a sus propios dioses. Por supuesto, hay valores compartidos, como el deber de la honestidad, de abstenerse de lastimar a otros seres vivos, de cultivar la paciencia y el autocontrol, al igual que la compasión. También hay rituales y prácticas similares, que atraviesan a sus distintas expresiones, como la meditación, la oración y el yoga.
Es cierto que hay cuatro grandes denominaciones dentro del hinduismo, que concentran el mayor número de seguidores: el vaisnavismo, el shivaísmo, el shaktismo y el smartismo, cada una de las cuales tiene como eje una deidad distinta. Pero hay un enorme número de tradiciones hinduistas que no se inscriben en ninguna de las cuatro.
Dentro de ese universo están las sampradayas, movimientos o linajes espirituales que se caracterizan por tener una suerte de profeta propio, fundador de la rama. A ese iniciador, considerado casi como un dios por el grupo, lo sucede un gurú que ocupa su lugar como líder. Luego, éste designa a un sucesor antes de morir, en un ciclo que se replica a lo largo de las generaciones, dando lugar a un linaje.
Una de las tantas sampradayas que hay en India es la swaminarayana, fundada en 1801 por Sahajanand Swami, que pasó a ser conocido como Swaminarayan. Cuando murió, en 1830, tenía cerca de 100.000 seguidores. Uno de los rasgos distintivos de Sahajanand Swami es que impulsó un activo trabajo social entre sus fieles. Su visión era que los hindúes tenían una misión de prestar servicios humanitarios en su comunidad y en todo el mundo.
“Como señalé en mi libro, A New Face of Hinduism (’Una nueva cara del hinduismo’, 3ª ed. Cambridge, 2019) Swaminarayan ‘fundó un movimiento de reforma religiosa que proclamó una nueva base teológica para la devoción bhakti, inculcó una estricta disciplina para ascetas y dueños de casa’. Esa devoción y disciplina atrajo a un número creciente de seguidores durante la caótica época colonial durante más de un siglo, y ahora en la India independiente”, contó Williams.
Como Swaminarayan no nombró a un sucesor, distintos discípulos reclamaron el lugar, así que de sus enseñanzas se derivaron distintas sampradayas, con diversos gurúes, que por su parte tuvieron otros discípulos, que dieron origen a nuevas sectas. Uno de ellos fue Shastriji Maharaj, que en 1907 fundó en el pueblo de Bochasan, en el estado de Gujarat, en el extremo oeste de la India, la sampradaya Bochasanwasi Akshar Purushottam Swaminarayan Sanstha, BAPS.
Shastriji Maharaj fue el primero de una sucesión de gurúes que llega hasta Mahant Swami Maharaj, líder máximo de BAPS desde 2016. Lo que destacó a esta secta desde el comienzo fue su obsesión por construir templos. Para los Maharaj, los mandires resultan indispensables como centro de adoración a Swaminarayan y a sus herederos.
Y cuanto más grandes, imponentes y bellos fueran desde el punto de vista arquitectónico, mayores probabilidades tendrían de lograr el objetivo primordial de todo grupo religioso: atraer fieles. Por eso, en concordancia con la idea de Swaminarayan de trabajar para la sociedad, los templos no sólo se piensan como lugares de oración, sino como puntos de encuentro de la comunidad a través de diferentes actividades culturales.
“En cierto sentido, BAPS es tanto una secta como una denominación, pero son términos que vienen cargados de matices cristianos, por lo que al final no son tan útiles”, explicó John Zavos, investigador honorario de religión y teología en la Escuela de Artes, Lenguas y Culturas de la Universidad de Manchester, consultado por Infobae. “BAPS es una manifestación de una sampradaya, una tradición que se sustenta en un linaje de gurúes. Es particularmente joven, ya que fue establecida a principios del siglo XIX por Sahajanand Swami, un hombre santo que vivió y murió en Gujarat, y que ahora es adorado como Swaminarayan, una manifestación de la deidad suprema. BAPS es uno de los diversos linajes de la sampradaya swaminarayana. Las diferencias radican en el reconocimiento de diferentes líneas de autoridad, diferentes linajes, que descienden de Sahajanand”.
Uno de los aspectos más interesantes de BAPS es que no pudo avanzar demasiado en India. Aunque tiene una presencia importante en Gujarat y en otras partes del país, es un grupo menor. El verdadero éxito de este movimiento se produjo en el exterior, entre los expatriados. Por alguna razón, su impronta fue mucho más seductora para la diáspora, superando incluso a denominaciones más importantes.
El proceso comenzó en la década de 1970, cuando creció el número de emigrantes indios, especialmente de Gujarat, que fueron masivamente al Reino Unido y a Estados Unidos, entre otras partes de Occidente. Pramukh Swami Maharaj, que se convirtió en el gurú de BAPS en 1971, leyó a la perfección lo que estaba pasando y emprendió una larga serie de giras por el exterior para promover al movimiento, que sostendría hasta la etapa final de su vida, en los 2000.
“Dos líderes de la segunda mitad del siglo XIX tuvieron mucho éxito a la hora de atraer seguidores, algunos bien educados y competentes, para que se convirtieran en sadhus (monjes hindúes) y en fieles dueños de casa —dijo Williams—. Hicieron hincapié en la educación, tanto religiosa como secular. Pramukh Swami exigía que un joven completara su educación secular antes de aceptarlo para su formación como sadhu. Otros jóvenes seguidores, tanto hombres como mujeres, llegaron a ser muy bien educados, exitosos y algunos prósperos. Tanto los sadhus como los dueños de casa han aportado la devoción, las habilidades organizativas y los recursos económicos que sustentaron el rápido crecimiento y el éxito de BAPS”.
El gran salto se produjo con la globalización, a partir de los años 90. Algo de la espectacularidad de BAPS, combinada con un discurso que hace mucho énfasis en combatir el ego —precisamente en una era en la que el yo individual pasó a ocupar una centralidad nunca antes vista en la historia—, le permitió crecer aceleradamente. En 1995 fundó en Neasden, en las afueras de Londres, el primer mandir tradicional hindú en toda Europa.
“BAPS es ciertamente una organización enorme y poderosa —dijo Zavos—. Las cuestiones clave aquí son una combinación de claridad organizativa con la migración desde Gujarat a otras partes del mundo, que dio lugar al asentamiento de comunidades especialmente en África Oriental, el Reino Unido y los Estados Unidos. Al igual que otros grupos de emigrantes, estos han sido exitosos económicamente, aunque han conservado un fuerte sentido de identidad regional. Es innegable que BAPS vio el potencial de esta comunidad gujaratí de ultramar, especialmente bajo el quinto gurú, Pramukh Swami, que dirigió la organización desde principios de los años 70. Swami se embarcó en numerosas giras por las comunidades en el extranjero, cosechando los beneficios de ese éxito económico a través de las contribuciones de estos grupos”.
La organización empezó a recibir grandes cantidades de donaciones y el apoyo de miles de voluntarios, que le permitieron construir cientos de templos en muchos lugares y en muy poco tiempo. Obviamente, Estados Unidos se convirtió en la tierra prometida, al punto de que hoy BAPS es la principal expresión del hinduismo en el país.
“BAPS está formada por muchos individuos en muchas comunidades”, dijo a Infobae Angela Rudert, profesora visitante del Departamento de Religión de la Universidad Colgate de Nueva York. “Pero parece que busca en cierto modo definir lo que es el hinduismo, especialmente en el contexto global. En la India, es una pequeña sampradaya en un océano de diferentes formas de ser hindú. Eso no significa que no exista también la construcción de grandes templos. Akshardam, tanto en Gujarat como en Delhi, son ejemplos de grandes templos en la India. Una razón clave para la construcción de templos en el extranjero es preservar la herencia religiosa y cultural del hinduismo swaminarayano para las generaciones futuras”.
Muchas de las actividades que se realizan en los mandires están pensadas tanto para ayudar a las personas en su vida cotidiana en problemas que son típicos de esta época, como en cultivar valores y prácticas que muchos sienten que se están perdiendo en un mundo que se percibe como cada vez más egoísta y materialista.
Se organizan desde clases preparatorias para entrar a la universidad, hasta seminarios de liderazgo. Hay también conferencias destinadas especialmente para mujeres de familias conservadoras que buscan ganar autonomía, y cursos que promueven estilos de vida saludables. Hasta ofrecen acompañamiento para matrimonios en dificultades y para familias con problemas de vinculación.
A eso se suma todo el trabajo de BAPS Charities, una rama de la organización destinada a la ayuda humanitaria. La iniciativa financia proyectos sanitarios, educativos y medioambientales en todo el mundo.
“BAPS ha tenido un éxito especial en el establecimiento de espectaculares templos construidos gracias a las contribuciones voluntarias de los devotos —dijo Zavos—. Estos mandires se construyeron especialmente en los años 90, cuando las comunidades gujaratíes se asentaron cada vez más en el Reino Unido y Estados Unidos. Los mandires también actúan como puntos centrales de la organización BAPS: son la base de las actividades administrativas y puntos de aterrizaje para los monjes ascetas de la tradición, a menudo jóvenes muy educados y astutos de Londres o la Costa Este que circulan de mandir en mandir, ofreciendo su trabajo como servicio a la organización. BAPS es un producto de los movimientos globales y de las preocupaciones culturales del siglo XX”.
En la actualidad, tiene más de 1.200 templos alrededor del planeta. La construcción del de Nueva Jersey, que es el más grande de Estados Unidos, se enmarca en ese ascenso que parecía imparable. Si eso continúa o, por el contrario, comienza una paulatina decadencia, depende en gran medida de lo que saque a relucir la investigación del FBI y la justicia federal estadounidense a partir de la estremecedora denuncia que se conoció el martes pasado.