MadonadoNoticias (Uruguay), 23.06.2020

A fines de junio de 2012, un psicólogo y su esposa -también psicóloga-, así como su anterior mujer, fueron enviados a la cárcel por una Jueza de San Carlos, imputados del delito de violencia privada. Tras estar 5 meses en prisión y luego esperar 8 años, fueron absueltos al probarse que todas las acusaciones fueron parte de una confabulación.

Los tres psicólogos (un hombre y dos mujeres) acusados en 2012 por encabezar presuntamente una secta que reclutaba, esclavizaba, le quitaba sus bienes y hasta abusada sexualmente de sus integrantes, tras cinco meses de prisión lograron la libertad provisional.

Sin embargo, tuvieron que esperar hasta el 27 de febrero del año 2018 para conocer la sentencia de primera instancia que los declaró culpables, pero solamente por la autoría y coautoría (en el caso de las dos mujeres), de un delito de violencia privada.

Pero el fallo fue apelado y recién 2 años después se conoció la resolución, que los declaró inocentes, según explicó a MaldonadoNoticias el abogado del psicólogo y su pareja, Juan Eduardo Silvera quien fue el tercer profesional que se hizo cargo del extenso proceso.

Silvera explicó que tras una emisión del programa Santo y Seña de canal 4, se desató una catarata de denuncias en un Juzgado de San Carlos, pero que llamativamente quienes luego declararon como testigos, aparecieron como parte interesada en otra sede de Ciudad de la Costa.

Allí habían iniciado un juicio civil para resarcirse de bienes que, decían el líder de la secta les había quitado. Una de las denunciantes fue una mujer de 36 años -también psicóloga- que había tenido una relación de unos 6 a 8 meses con el principal acusado.

Esta profesional se transformó en la punta del iceberg, porque fue quien realizó las declaraciones más explosivas tanto en el Juzgado Penal de San Carlos como en el citado programa de televisión: sostuvo haber sido violada y estar sometida a esclavitud.

En medio de las denuncias, hubo dos grandes operativos policiales supervisados por la Jueza de la causa y la Fiscal de entonces en el campo, pero no se encontró nada. Incluso un vecino de la zona declaró que jamás había visto nada “raro” y menos del tenor de lo denunciado.

El fallo que los declara inocentes, indica que “se trataba de un grupo de psicólogos viviendo en comunidad con un estilo de vida, que podrá compartirse o no, pero que no configuraba ninguna situación de violencia ni retención de personas contra su voluntad…”.

Además que, “las dos mujeres supuestas ´víctimas´ tenían las llaves de sus casas y ambas salían a trabajar libremente fuera de la finca…”. Una lo hacía como empleada doméstica en varias fincas de San Carlos, y la otra como niñera en Aiguá.

En los operativos policiales no se pudo probar alguna anomalía; además surgieron coincidencias en que en el lugar, nadie era obligado ni sometido a nada contra su voluntad, y que todos habían ido allí en busca de otro modo de vida, sin exigencias ni prohibiciones impuestas por el dueño de casa.

Detonante

El sábado 30 de junio de 2012, la doctora Adriana Navarro, titular del Juzgado Penal de la ciudad de San Carlos, remitió a la cárcel de Las Rosas a los tres principales conductores de aquella presunta secta denunciada en el mes de mayo, por el delito de privación de libertad.

Se trataba del psicólogo José Luis Ximenez Risso, su entonces pareja también psicóloga, Elida Lourdes Peñaloza Bideau, y Daniela Silvia Campos López, quien fuera años antes la mujer del psicólogo y líder de la presunta secta que operaba en una zona rural al Norte de San Carlos.

Estas tres personas fueron trasladadas al departamento de Maldonado, luego que se tomara declaración a varios testigos y a una mujer que se afincaba en la chacra de la presunta secta, ubicada en el kilómetro 48,800 de la Ruta 39, en la zona de Las Cañas.

La investigación ordenada por la Justicia, tuvo origen en el programa Santo y Seña de Canal 4 que conducía -y aún lo hace- el periodista Ignacio Álvarez, que en el mes de mayo de 2012 denunció a la presunta secta en base a testimonios de quienes dijeron ser víctimas.

Una de las primeras personas en prestar declaración, fue una mujer que se vio ingresando a la chacra durante una visita que el conductor de Santo y Seña realizó al establecimiento, ubicado al Norte de San Carlos, quien trabajaba en la ciudad de Aiguá.

Esta mujer incluso, fue sometida oportunamente a una pericia psiquiátrica por orden judicial, pero finalmente quedó desvinculada de los cargos que recayeron sobre el psicólogo José Luis Ximénez Risso y las dos profesionales también declaradas inocentes.

Los imputados y las víctimas integrarían el grupo denominado “Guerreros de Ho Li Tao”, que funcionó en una iglesia sita en la calle Juan de Dios Peza entre avenida Italia y 8 de Octubre en Montevideo, luego en la ciudad vieja y desde el año 2000 en el balneario canario de El Pinar.

Finalmente habrían sido “llevadas” al campo de Las Cañas, aunque quedó probado que todas lo hicieron por su propia voluntad, que no tuvieron que romper sus vínculos familiares ni desprenderse de valores, y que en realidad buscaron otro modo de vida hasta que el grupo se disolvió.