La Razón (España), Paco Rodríguez, 3.04.2020
Desde el inicio de la pandemia del coronavirus a primeros de diciembre en China, muchas han sido las teorías sobre su origen. Desde que el virus salió de un laboratorio secreto del Gobierno chino ubicado en Wuhan, a que el primer contagio fue responsabilidad de un militar norteamericano… La más verosímil es la que vincula el brote con un mercado de alimentos de Wuhan, en el que venden animales ya que el origen del virus lo sitúan en murciélagos y pangolines.
Se ha escrito y hablado mucho de el origen del patógeno que ha infectado ya a más de un millón de personas en todo el mundo. Los teóricos de la conspiración buscan explicaciones incluso donde no las hay. La última explicación que han lanzado es que el coronavirus tiene relación con el lanzamiento de la tecnología 5G, que se hizo precisamente en Wuhan. Durante los últimos meses se ha especulado sobre que quien tuviera el control del 5G controlaría el mundo y eso desató una batalla tecnológica entre Estados Unidos y China.
Ahora está cogiendo fuerza en reino Unido la idea de que fue precisamente el lanzamiento del 5G pudo provocar la pandemia porque cada vez que se produce un lanzamiento tecnológico de estas dimensiones, afecta directamente a la estabilidad del cuerpo del ser humano y que supone un impacto negativo en nuestro sistema inmune.
A pesar de que no hay evidencias científicas que avalen esta teoría, en un popular grupo de Facebook anti-5G llamado “Stop5G”, con más de 26,000 suscriptores, cientos de usuarios han compartido publicaciones que vinculan incorrectamente el 5G con el COVID-19. Algunas caras famosas también están suscritas a esta teoría, como la cantante y compositora norteamericana Keri Hilson y o el modelo y estrella de la televisión Calum Best, que ha expresado sus sus sospechas sobre 5G en las redes sociales. Keri tuiteó que “La gente ha estado tratando de advertirnos sobre 5G durante años. Peticiones, organizaciones, estudios … a lo que nos referimos es a los efectos de la radiación. El 5G fue lanzado en China el 1 de noviembre de 2019. La gente cayó muerta”. Además, continuó: “¿Por qué crees que el virus no está ocurriendo así en África? No es una región 5G”.
Mientras tanto, Callum también compartió esta idea en su perfil de Instagram. Bajo el título “Digo no a 5G”, indicó que “este nuevo virus se debe a la introducción de 5G en nuestro Feild electromagnético (sic)”.
Los pronunciamientos de personalidades famosas en este sentido tienen mucho que ver con un vídeo viral que parece tener mucha credibilidad, pero en el que se dan muchas argumentaciones sin ningún tipo de rigor científico. Las imágenes supuestamente corresponden a los últimos 10 minutos de una conferencia que el doctor Thomas Cowan dio en la cumbre de Salud y derechos Humanos de Tucson, el pasado 12 de marzo. El discurso de Cowan se basa en la idea de que “los virus son la excreción de una célula intoxicada” y a partir de ahí, hace una reflexión sobre la influencia de la tecnología en la salud, cómo afectan las ondas electromagnéticas a los hombres, que acaban adaptándose a las nuevas señales y que cuando se producen cambios tan drásticos como el 5G lo el uso de los satélites, se produce una descompensación que termina en una pandemia.
Cowan no es un científico al uso. Se graduó en Duke a los 20 años, brillante, escéptico y ya desilusionado con el capitalismo industrial, se unió al Cuerpo de Paz a mediados de la década de 1970 para una gira de dos años en Swazilandia. Allí, se encontró con el trabajo de Rudolf Steiner y Weston A. Price, dos hombres cuyas ideas revolucionarias y pseudocientíficas lo fascinarían y serían la guía de su trabajo en las siguientes décadas.
Al escuchar el vídeo, parece que todo lo que dice tiene lógica, pero hay un problema: no hay ninguna base científica detrás que lo sustente. Y así lo dejó claro ayer “Maldita ciencia”, la web que se dedica a investigar la veracidad de las informaciones o bulos que corren por las redes sociales.
Para “Maldita Ciencia”, una de las primeras cosas que dice Cowan en ese vídeo es que, según Rudolf Steiner, “los virus son la excreción de una célula intoxicada”. Steiner fue un filósofo austriaco de finales del siglo XIX y principios del XX que inventó teorías espirituales y pseudocientíficas. “La idea de que los virus son un desecho de células intoxicadas no tiene sustento científico”, explican.
“Dentro de la comunidad científica existe un amplio debate relativo a si los virus son entidades biológicas vivas. Está discusión radica fundamentalmente en qué carecen de metabolismo del carbono y no pueden replicarse de manera autónoma”, explica a “Maldita Ciencia” Christian Constán, biólogo e investigador de la Universidad de Granada. Los virus solo pueden replicarse invadiendo una célula, introduciendo en ella su material genético y utilizando su maquinaria para reproducirse.
“Cuando una célula está ‘intoxicada’ o ‘envenenada’ (palabras textuales de Cowan), no excreta virus. ¡No! Seré conciso y tajante, tiene dos caminos, activar una serie de cascadas metabólicas para detoxificarse, o morir, pero nunca ‘excretar’ virus”, concluye Constán.
Cowan continúa con su argumentación insinuando que esa supuesta intoxicación de las células proviene de un aumento “cuántico” en la electrificación de la Tierra. Según sus palabras, cada pandemia ocurrida corresponde con un “salto cuántico” de este tipo.
El término “cuántico” es utilizado a menudo por defensores de teorías pseudocientíficas para dar a sus afirmaciones un barniz científico y de credibilidad. Es lo que ocurre en este caso. Cuántico es un adjetivo que en física se utiliza para referirse a las leyes que rigen la materia a escalas muy pequeñas, de átomos y sus componentes, y por tanto no tiene ningún significado real en la forma que Cowan lo emplea en su charla.
Tampoco las pandemias han coincidido con un “salto” en la electrificación de la Tierra. Cowan pone el ejemplo de la pandemia de gripe de 1918 y la relaciona con la introducción de las ondas de radio en todo el mundo el año anterior, en 1917. Sin embargo, como explican en este desmentido del mismo vídeo publicado por el medio canadiense CBC, las primeras emisoras de radio comercial no empezaron a emitir hasta 1920.
Además, la de 1918 no fue la primera pandemia que ha vivido la humanidad. Si bien a otra escala y a otras velocidades debido a una movilidad entre países mucho menor que la actual, existen registros de pandemias y epidemias desde hace siglos, como por ejemplo varias pandemias de cólera en el siglo XIX, la viruela y otras enfermedades en América tras la llegada de los europeos y varias oleadas de peste en el Imperio Romano y la Edad Media, entre otras.
¿Los campos electromagnéticos afectan a la salud?
Cowan dice también que cuando se expone a un ser vivo a un nuevo campo electromagnético «se le envenena, unos cuantos mueren y los demás entran en un estado de inactividad: viven algo más de tiempo, pero enfermos».
La relación de los campos electromagnéticos y la salud da pie a muchas teorías pseudocientíficas, ya sea por el supuesto efecto de los móviles y el wifi sobre la salud (del que no hay ninguna evidencia) o por las supuestas propiedades curativas de los imanes (de la que tampoco hay evidencias).
A día de hoy las evidencias disponibles, que son abundantes (unos 25.000 estudios científicos en los últimos 30 años según la Organización Mundial de la Salud) indican que la exposición cotidiana a los campos electromagnéticos de baja intensidad no parece tener efectos sobre la salud. Aunque la OMS recoge que hay algunas lagunas en este tema, en ningún caso se puede relacionar el aumento de la “electrificación de la Tierra” con las pandemias como la del COVID-19.
Cowan menciona unos supuestos experimentos realizados por el Departamento de Salud de Boston para comprobar la capacidad infeccionsa de la gripe que causó la pandemia de 1918 y como en esos experimentos se comprobó que la mucosa de una persona afectada no causaba la infección en otra cuando se la implantaba. No hemos podido encontrar ninguna referencia a esos supuestos estudios (por no hablar de su dudoso aspecto ético en caso de haberse realizado). Según el desmentido de CBC, la única mención existente en la red está en la web del propio Cowan.
El 5G está en todo el mundo y comenzó en Wuhan
Cowan termina su argumentación asegurando que la actual pandemia de COVID-19 está relacionada con la implementación de las redes 5G en todo el mundo, pero sus argumentos de nuevo son falsos. Para empezar porque no es cierto que las redes 5G estén implementadas en todo el mundo.
Asegura además que una de las primeras ciudades donde se puso en marcha el 5G fue en Wuhan, origen del COVID-19, pero eso no es cierto. No hay evidencias de que fuese así. En octubre de 2019 tres empresas estatales de telecomunicaciones chinas anunciaron la instalación de tecnología 5G en varias ciudades, y en la noticia publicada por Reuters en aquel momento se decía que otras grandes ciudades como Pekín o Shangai ya estaban cubiertas.
Rápida expansión en dos semanas
Otra supuesta prueba que da Cowan de que el 5G es el causante de la pandemia de COVID-19 es su rápida expansión por todo el mundo. «No hay otra explicación, ¿cómo podría si no extenderse desde Kansas hasta Sudáfrica en solo dos semanas, de forma que en todo el mundo se manifiesten los síntomas a la vez?».
Esto no es verdad. La primera noticia que tenemos de esta enfermedad es de diciembre de 2019, hace ahora unos tres meses, y aunque nos encontramos en una fase avanzada de la pandemia, la situación no es la misma en todos los países: hay lugares que se están recuperando y otros que están en fases iniciales de expansión de la enfermedad. Así que tampoco es cierto que en todo el mundo se estén manifestando los síntomas a la vez.
En su opinión la causa es que las ondas de radio o de 5G «que muchos de ustedes llevan en el bolsillo», dice Cowan refiriéndose a los móviles, «puede enviar una señal a Japón y llega al instante». No explica entonces cómo la enfermedad tarda dos semanas en expandirse y no lo hace al momento.
Thomas Cowan, un charlatán holístico a prueba por el comité médico de California
En su página web, Cowan define su filosofía sobre la salud como algo a conseguir «a través de la nutrición, medicinas naturales, movimiento y pensamiento correcto». También que ha estudiado «la antroposofía, las prácticas de personas tradicionales, el trabajo de Weston Price, la homeopatía, la herbología y muchas otras disciplinas».
Como cuenta CBC, Cowan está actualmente a prueba por el comité médico de California y tiene su actividad limitada desde que recibió una queja en 2017 por, entre otras cosas, administrar un medicamento no aprobado a una paciente de cáncer de mama, a la que nunca vio en persona, sin informarle de que no lo estaba.