Las Provincias (España), Daniel Guindo, 19.09.2016

«Lo que más destaca es la fuerte disociación que se observa en ambas mujeres, saben que lo han vivido pero no cómo han llegado hasta ese punto». Miguel Perlado, psicoterapeuta especialista en sectas, ha elaborado el informe pericial en un caso que está investigando un juzgado de Valencia. Al parecer, el líder de un supuesto grupo de crecimiento espiritual y otras pseudociencias captó y manipuló a dos jóvenes para que formaran parte del colectivo y luego inducirlas a ejercer la prostitución de lujo; cuestiones que tratará de esclarecer el juez.

Perlado concluye en su informe que el investigado sí podría haber empleado estrategias para el control de la personalidad «reinterpretando su historia y conduciéndola a la prostitución, cambio enmarcado en una transformación espiritual». Además, como pasaban prolongados periodos de tiempo en el entorno del denunciado, no descarta que pudieran haber tomado algún tipo de alucinógeno, psicotrópico o ansiolítico que reforzara el proceso de manipulación ejercido.

El caso arranca tras la denuncia presentada ante la Policía Nacional de Valencia por la primera de las supuestas víctimas contra un ciudadano colombiano, con el que convivió y del que recibió dinero para comprar ropa y lencería. Supuestamente, y después de haber sido hipnotizada, mantuvo con ella relaciones sexuales. Progresivamente, fue introduciéndola en un grupo de oración, que se reunía periódicamente, y en prácticas de prostitución, de las que él obtenía buena parte del beneficio económico que le reportaban. Prácticas que también ejerce, supuestamente, la actual mujer del terapeuta. Fruto de la denuncia, una segunda mujer, conocida de la primera, se dio cuenta que estaba sufriendo una situación similar, por lo que su caso también se ha incluido en la investigación.

En el informe pericial, Perlado establece que ambos testimonios «son creíbles y no presentan indicios de simulación o intereses finalistas» y descarta un «trastorno mental severo que pudiera estar distorsionando su capacidad». «La experiencia descrita es compatible con una dinámica de abuso terapéutico, ya no sólo por la vulneración de los límites en una relación que se presenta como pretendidamente profesional, sino, sobre todo, por las maniobras ejercidas hacia las pacientes de las que finalmente se exige que sean creyentes», añade. Además, califica el citado grupo de oración como «una deriva sectaria de tipo pseudoterapéutico, que además induce a la prostitución a determinadas acólitas para un mayor beneficio económico del terapeuta».

Así, concluye que, de la evaluación realizada de ambas exploradas, «el terapeuta induce a la transgresión y a la prostitución». En esta línea, cita técnicas que posiblemente se aplicaron previamente, como sugestión posthipnótica, reinterpretación de la propia historia, actividades extenuantes o modificadores de los estados de conciencia, la creación de un atmósfera de misterio y poder del terapeuta, la manipulación del rol paterno y, probablemente, alguna sustancia.