CAMBIO (Colombia), Juan F García, 1.06.2025
CAMBIO investigó qué hay detrás de la secta de Juan de la Luz, el autoproclamado maestro caleño quien afirma que recibió el don de elevar la energía de la humanidad y disipar la confusión de la mente humana. Sus terapias cuánticas superan los 600.000 pesos y quienes aceptan el llamado de su metodología deben publicar su experiencia con el fin de captar nuevos miembros, así como pasar por el filtro del maestro, sus amistades y relaciones íntimas.
El ‘maestro’ asegura que un día, en un parque de Cali, dos seres de otras dimensiones llegaron a la Tierra para instruirlo en el arte de la sanación cuántica. Lo dice con una voz cadenciosa y el mismo sosiego con que explica que su don es permitir que los seres conscientes retornen al refugio del corazón y a la esencia eterna guiados por sus enseñanzas, las de un hombre que cambió su nombre terrenal de bautizo, Juan Guillermo Gaviria Echeverry, por uno con el que promete la iluminación: Juan de la Luz.
Su servicio espiritual, sustentado en sus dones para hablar con los muertos, destrabar memorias inconscientes e influir en el funcionamiento celular de las personas, tiene todas las características de una secta. Además de la adoración que le profesan sus seguidores, quienes repiten sus consignas en portugués, español e inglés y lo etiquetan en sus redes sociales como el gurú que los liberó, su autoridad de líder le permite influir sobre las relaciones íntimas, negocios y las decisiones más vitales de los miembros de su organización.
CAMBIO revela cómo funciona la secta de la Metodología Cuántica con los sectarios pedidos de un ‘maestro’ que hoy cuenta con una plataforma que supera los 10.000 seguidores y que, por fuera de Colombia, presta sus ‘servicios cuánticos’ en Indonesia, Grecia, Estados Unidos, España, Costa Rica y el extenso territorio de Brasil. Además de liberar a las personas de sus trabas mentales y emocionales, el ‘maestro’ asegura que puede hablar con los muertos y ofrece limpiezas cuánticas con la ayuda de seres de luz de otras dimensiones para proteger apartamentos, tierras, fincas y negocios.
Sus seguidores, la gran mayoría mujeres, pertenecen a la élite y pueden gastar fortunas por acceder a su don. Como los 4.700 dólares que cobró para uno de sus últimos retiros de siete días en la isla griega de Kea, o los 600.000 pesos que exige por cada sesión de coaching.
El parque, los seres de otras dimensiones, el árbol, la vía láctea: la luz cuántica
La biografía construida por el ‘maestro’, que según pudo confirmar este medio está llena de vacíos y afirmaciones sin sustento, dice que antes de ser Juan de la Luz y poner al servicio de la humanidad su don, cuando se llamaba Juan Guillermo, fue un exitoso empresario caleño en la industria de las telefonías y la cabeza de una multinacional con presencia en cinco países.
En cuanto a su don, según él, este le fue dado gracias a que logró perdonar al asesino de su padre, que murió cuando Juan Guillermo tenía siete años. Una década después del supuesto homicidio, dice, en una sola noche comprendió que el homicida había sido su maestro para transformar el odio y la rabia en amor. El mérito del aprendizaje hizo que, seis meses después, en un parque donde jugaba cuando niño, en Cali, se le apareciera María –»una señora muy especial, muy linda, muy simple, como una virgencita»–, un ser de otra dimensión que vino hasta este plano para explicarle, en 180 días, cómo hacer que los seres humanos trascendieran sus limitaciones inconscientes.
A los tres meses, supuestamente iluminado por María, ya era terapeuta y aplicaba estos conocimientos que lo hicieron merecedor de otro encuentro cuántico, esta vez con Juan, otro ser multidimensional quien, en el mismo parque, a través de la corteza de un árbol, le mostró la vía láctea -nuestro universo- para que el aprendiz integrara definitivamente nuestra ignorancia, pequeñez y potencialidad. «Esto es física cuántica», le dijo Juan, el ser multidimensional, al adolescente de carne y hueso caleño, y le propuso trabajar para ellos.
El maestro, que afirma que para entonces no había llegado a este planeta la información de la física cuántica, supo entonces que su voz –su gran don– era el canal elegido para que sus seguidores trascendieran sus limitaciones inconscientes, accedieran a la multidimensionalidad y, en último término, refinaran su ADN intoxicado con las herencias milenarias, hasta hacerlo todo luz, sutileza, amor.
Aunque sus terapias se mueven en el ámbito de lo energético y etéreo, su valor material no está al alcance de todas las almas en pena de este mundo confundido: en 2021, según la cotización de precios que CAMBIO conoció, la Iniciación Cuántica tenía un valor de 660.000 pesos, mientras que cada inmersión personal o coaching con el ‘maestro’ valía 555.000. Si bien sus servicios pueden tomarse de forma virtual, pues lo cuántico no conoce de fronteras espacio-temporales, es en Cali, en el kilómetro 3 vía Dapa, donde ocurren los Retiros Cuánticos que el maestro y su equipo de canales facilitan: iniciadas, instruidas y graduadas por él.
La finca en donde ocurren los retiros fue bautizada El Edén Portal Dimensional, cuya descripción reza: “Un lugar conectado desde la multidimensionalidad con el vacío. Retiros de inmersión para la conexión con la esencia”. Los retiros cuánticos, como el don de Juan de la luz, han cruzado fronteras. Solo en el último mes, la metodología ha alumbrado mentes confundidas y corazones extraviados en Creta, Barcelona, Estados Unidos.
Un retiro cuántico en El Edén, Portal Dimensional
Sofía Castellanos* atravesaba un momento de gran vulnerabilidad. Sus ojos se abrieron cuando una amiga, seguidora del ‘maestro’, le habló de la metodología cuántica, diseñada para disipar el miedo y la confusión y reencontrarse consigo misma. Aceptó entonces la invitación y, a los pocos días, en un apartamento en Bogotá, conoció por primera vez a Juan de la Luz. El carisma y la atención del ‘maestro’ le bastaron para apuntarse a un retiro cuántico en El Edén, Portal Dimensional. Pagó 2’665.000 por cinco días de hospedaje, que incluía la iniciación cuántica, un coaching personal con “el maestro” y una terapia de sanación cuántica.
Según su contacto con el método, que experimentó por primera vez acostada en una camilla en la sala del Portal del Edén, mientras hablaba en voz alta y varios seguidores del elegido la escuchaban a través de Zoom, experimentó una meditación guiada que este medio conoció y que avanza gracias a consignas de amor universal, perdón, gratitud, compasión y conexión con la fuente. Así, las clientas “salen de la mente” y canalizan –he aquí uno de los términos cuánticos por excelencia– hallazgos fundamentales para su evolución personal.
Dichas canalizaciones, por pedido expreso del ‘maestro’, deben publicarse en el Instagram y las redes sociales de las seguidoras para que la herramienta cuántica llegue a más personas. Desobedecer los pedidos del ‘maestro’ desata, en palabras de Castellanos, una «manipulación culposa, que hace mucho más daño que la obligación explícita».
La teoría de que todo es energía que se devuelve, y que somos nosotros mismos quienes creamos nuestra realidad, le permite al ‘maestro’ hacerles sentir a quienes no obedecen que no están comprometidos con la organización.
Quienes interactúan con el contenido son abordados luego por los seguidores más fieles, que los invitan a hacer parte del método cuántico. Además de la amable sugerencia de usar las canalizaciones como mercadeo gratuito en redes sociales, los beneficiados por la metodología cuántica son invitados a conectarse todas las mañanas y todas las tardes, sin falta, a una canalización grupal y virtual con Juan de la Luz. No hacerlo desata la versión más paternalista del líder, que les reclama por su falta de constancia a quienes faltan a las reuniones, que también se ofrecen en paquetes: en clave de suscripción.
El paquete más barato, el Plan Community, en valores de 2022, costaba 470.000 pesos mensuales e incluía llamadas grupales y dos conexiones diarias de canalización con el maestro de lunes a sábado.
La pulsión paterna –advierte Castellanos– va más allá: el misericordioso líder, por el bien de sus seguidoras, les pide que les presenten ante sus amigos, familiares y parejas para determinar si son merecedoras o no de seguir en su mundo afectivo. Hay más: para seguir subiendo escalones en el sendero «de la más alta vibración», los negocios y emprendimientos de los seguidores, tarde o temprano, deben cambiar su nombre para darle referencia al maestro, el principal responsable de su abundancia y prosperidad.
Eso no es todo. Además de elegido sanador cuántico, filtrador de parejas y amistades, y dueño de un portal multidimensional, Juan Guillermo Echeverry tiene en su haber dos denuncias penales: una por constreñimiento ilegal, impuesta en la Dirección Seccional de Bogotá, el 27 de octubre de 2016, y otra por constreñimiento a la prostitución agravado, impuesta en la Dirección Seccional de Cali, el 5 de febrero de 2015. Sobre esta última, CAMBIO logró acceder al relato de los hechos del demandante, familiar de una de las presuntas víctimas del maestro:
«Yo vengo a denunciar por constreñimiento a la prostitución, ART 214 CP al señor Juan Guillermo Gaviria Echeverry y la víctima es mi familiar, la señora Natalia Gómez. En cuanto a los hechos este señor Juan Guillermo se aprovechó de Natalia para inducirla a la prostitución y no solo con mi familiar sino con todas las personas que ingresan a dicha corporación. Y además él se hace llamar maestro de maestros espirituales y esta denuncia se ampliará por mi familiar, ya que ella se encuentra por fuera del país como también otras de las personas afectadas que están dispuestas a denunciar ya que son víctimas del delito por parte de este señor Juan Guillermo Echeverry. Esto es todo».
Ambas denuncias están etapa de indagación.
¿Secta o no secta?
Miguel Perlado, autor de los libros ¡Captados! Todo lo que debes saber sobre las sectas. Qué son, cómo funcionan, cómo ayudar (2020), Abuso psicológico grupal y sectas destructivas (2011) y Estudios clínicos sobre sectas (2010), psicólogo clínico y forense español, perito en más de 30 pleitos legales que involucran cultos o sectas y una de las voces más autorizadas sobre el tema, le dijo a CAMBIO que hay tres pilares fundamentales para detectar movimientos sectarios.
1. Que sea un colectivo que rinda culto, casi siempre de forma excesiva, al fundador. Este, a diferencia de las deidades en las religiones, es un ser de carne y hueso que en su narrativa cuenta con uno o varios dones que le permiten autoproclamarse como maestro salvador o sanador.
2. Una dinámica de grupo que estimula la fusión entre el maestro salvífico y los participantes de este (plataforma, herramienta, círculo, etc.). Esto implica una adherencia ciega y acrítica a las doctrinas del maestro que va acompañada por un aislamiento social, un seguimiento incondicional y unas dinámicas de grupo altamente cimentadas, ‘cual milicia’, con patrones comportamentales, discursivos y lingüísticos característicos.
3. Un colectivo con dinámicas de relación que generan algún tipo de daño o explotación: emocional, psicológico, económico, sexual o espiritual.
Esta suerte de termómetro para determinar sectas que el terapeuta ha construido durante años con otros colegas demuestra que para hablar de Juan de la Luz y su herramienta, la cual cumple con los tres pilares, es preciso hablar de secta. Fundador iluminado que despierta pleitesía incondicional entre los suyos; auditor de amistades y de negocios que avala o priva vínculos; sofista de doctrinas pseudocientíficas incostrastables racionalmente y que exigen creencias acríticas de sus adeptos: Juan de La Luz logra un 10 de 10.
Además, el supuesto empresario cumple con otro patrón en cultos y movimientos sectarios que Perlado describe como la creación de su propia hagiografía: recrear, mezclando ficción y realidad, una biografía destinada a conmover, seducir y convencer a sus potenciales seguidores. Casi siempre, sin quererlo, sin buscarlo, el gurú salvador, después de una crisis, recibe un don que luego, por pura generosidad y misericordia, pone al servicio de la humanidad. El asesinato del padre, el parque, María, Juan, el árbol, el mensaje y el don… El terapeuta español, que oyó por pedido de este medio el relato de Juan de la Luz, aseguró que en su caso el discurso está constituido por retazos de contenido new age copiados y pegados por el ‘maestro’ después de devorar algunos libros pseudocientíficos. En casos como el de él, no descarta que el episodio de crisis relatado, la muerte del padre, de ser verdad, haya sido reinterpretado psicopatológicamente, pues no son pocos los maestros que sustentan su don en trastornos de personalidad.
La luz en la historia de Juan de la Luz, como en el resto de los falsos maestros, se opaca y se disipa al constatar con el experto español que los maestros autoproclamados, además de contar con rasgos narcisistas exacerbados, son insaciablemente voraces. El anhelo por adoración, aprobación, bienes, servicio y culto a su personalidad nunca termina.
El tránsito de los seguidores que, al constatarse alienados, abusados, engañados, deciden abandonar las sectas, también es muy oscuro. Son procesos que duran años y que implican, en muchos casos, trastornos psicológicos, crisis de ánimo severas y una insoportable sensación de haber sido invadido y profanado en lo más íntimo, así como el haber desperdiciado años de vida.
Para Perlado, transitamos tiempos especialmente difíciles con respecto al éxito de discursos que simplifican la realidad y que le venden certezas a las mentes confundidas y desesperadas por la inherente incertidumbre de estar vivo. «Podemos decir que vivimos en un momento sectario: proliferan todo tipo de narrativas sectarizadas incluso en entornos seculares, con un lenguaje que se acerca mucho al que utilizan las sectas”, dice.
Qué le dijo el ‘maestro’ a CAMBIO
Nada. A pesar de que CAMBIO le escribió directamente a su celular, las respuestas las dio Laura Conde, mano derecha de Juan de la Luz y uno de los canales certificados por él para regar en el mundo la metodología cuántica. Conde afirmó que las preguntas sobre el carácter sectario de la plataforma que lidera su maestro son producto de la ignorancia y el ánimo de denigrar. Ofreció, en varias oportunidades, regalarle una terapia cuántica al periodista que escribe este artículo.
Fue enfática, además, en que el maestro no exige nada de sus seguidoras y que todas las expresiones de amor, admiración, respeto, emergen espontáneamente desde lo más profundo del corazón. Describió como una coincidencia que la organización esté constituida, en su gran mayoría, por mujeres con buenos recursos económicos. Negó que para pertenecer a la secta, como lo probó CAMBIO, los participantes deban pagar una mensualidad y dijo que las reuniones virtuales por la mañana y la tarde son regalos que da el ‘maestro’ que prueban su infinita generosidad. Sobre el precio de la metodología, dijo que sí puede estar al alcance de todos, siempre y cuando los interesados tengan la firme determinación de volcar la energía –y la realidad– hacia la abundancia económica.
Confirmó, aunque no nos supo dar el nombre de la presunta compañía, que antes de ser Juan de la Luz su líder fue un próspero empresario que lideró una multinacional en cinco países. Y dijo que es verdad que su padre fue asesinado cuando él tenía siete años, aunque consideró insensible la petición de este medio de probar el hecho con alguna noticia relacionada.
Negó que tuviera conocimiento sobre denuncia o demanda alguna en contra del maestro. Dijo que el propio Juan de la Luz fue quien compró El Edén, Portal Dimensional, cuando era empresario. Además, negó que su ‘maestro’ les pidiera bienes a sus seguidores, como algunas fuentes le dijeron a CAMBIO. Dijo que no era cierto que el elegido y líder de la Metodología Cuántica tenga relaciones íntimas con las personas de su organización. Fue contundente en que, de ninguna manera, el maestro aísla a los seguidores de su círculo social y que, por el contrario, su mensaje invita a la unión y reconciliación.
Adiós, amiga, y el método cuántico de romper para reparar
A quien sí les respondió el maestro, aunque también por interpuesta persona, fue a Daniela Gallón* y a su esposo, Óscar Ramírez*, que después de haber perdido en el vacío cuántico a una amiga de muy vieja data tras su ingreso a la secta, escribió mensajes de denuncia en las redes sociales de Juan de la Luz.
Los mensajes publicados, que describían los frágiles pilares teóricos del método, así como las contradicciones sectarias de la organización –en la que se aboga por simpleza y sencillez, pero se cobran millonadas para acceder a la información–, desataron la rabia del ‘maestro’, que amenazó con tomar acciones legales apoyado en su equipo de abogados. La luz, parece, se custodia con un bufete.
Daniela y Óscar le afirmaron a este medio que Juan de la Luz le habría prohibido a su amiga, expresamente, asistir a su matrimonio y seguir con su amistad, y confirmaron que las mismas privaciones ocurren con las parejas de los seguidores. Su amiga de años no fue al matrimonio y luego cortó con la amistad de ambos.
Aunque reconocen que su amiga cumplía con el perfil idóneo –vulnerabilidad, búsqueda de trascendencia, inseguridad social– para caer en las tentaciones sectarias de la herramienta del amor infinito y la no dualidad, siguen aterrados con el nivel de alineación discursiva, corporal y cognitiva de su examiga, hoy uno de los canales autorizados para poner en práctica la herramienta cuántica y que, para convencerla de iniciarse en el método, llegó a decirle a Daniela que el maestro se había comunicado con su padre, muerto veinte años atrás, y que le tenía un mensaje.
La estrategia de hablar con los muertos, según Daniela, es una de las herramientas preferentes del ‘maestro’ para comerciar su herramienta cuántica. Culpa, duelo, amor. Y fue descrita por Camilo Suárez como una aproximación «terapéutica» que primero rompe y después promete reparar. A Suárez le bastó un encuentro con Juan de la Luz, en un apartamento en el barrio Rosales de Bogotá, para alarmarse con la adoración de sus seguidores, rayana en la servidumbre, así como con la capacidad del elegido para encontrar los puntos débiles –problemas económicos, traumas familiares, sentido vital– de sus consultantes. «Yo no caí en el cuento porque ya había ido a un retiro cristiano con estrategias similares», dice. Y después recuerda que en la charla con el maestro este le habló de su correspondencia multidimensional con el Mago Merlín e Ihmotep, el arquitecto de la primera pirámide egipcia.
Lo que más le alarmó, como a Daniela y a Óscar, fue la alteración en el comportamiento y en la voz de la persona que lo invitó a participar de la secta. Ya no hablaba como solía hacerlo antes, rápido y con alegría: ahora repetía esloganes cuánticos, peudocientíficos, con la misma cadencia lenta y grave de su maestro. La misma cadencia con la que sus devotos reproducen, en redes sociales y al unísono, cual milicia, las bondades del don cuántico y multidimensional de Juan de la Luz.
El guion que repiten, hagan la prueba, lejos de producir sosiego y amor expansivo, genera zozobra, angustia y tristeza. Los hombres y mujeres que caen en su trampa, educados y con alta capacidad económica, cuentan con un cerebro que lleva seis millones de años en evolución. Demasiado tiempo para rendirse a los pies de un hombre con denuncias por inducción a la prostitución que dice que abrió su glándula pineal para hablar con el Mago Merlín y con seres de otros mundos. Demasiado tiempo como para entregarle la energía y la atención a un pseudoterapeuta, pseudocientífico y pseudoempresario que va por el mundo comerciando, por millones, un don que promete cambiar las células y trascender el inconsciente.
*Los nombres de las fuentes han sido cambiadas por su petición y reserva personal. Original en: https://shorturl.at/z7Ugl