El Mundo (España), Pablo Scarpellini, 21.03.2025
CCon Donald Trump al mando la experiencia en la frontera ya no es como antes. Un científico francés puede ver denegada su entrada a EEUU por haber criticado al republicano desde su móvil y ordenador, y al mismo tiempo un influencer misógino de ultraderecha, acusado de violación y tráfico de menores, famoso por haberle propinado palizas a mujeres y decir que suponen una amenaza para el orden mundial, puede regresar a casa sin traba alguna tras haber estado recluido en una cárcel extranjera. Ambos casos son ciertos y han sucedido en los últimos días. El primero supone una grave violación de la libertad de expresión pero el segundo es bastante más insólito.
Hablamos de Andrew Tate, un ex boxeador estadounidense con una cantidad brutal de seguidores en redes que llevaba dos años detenido en Rumanía, acusado de violación, tráfico sexual y lavado de dinero, y al que miembros de la administración Trump han ayudado a regresar a EEUU. Al parecer, un enviado del presidente norteamericano se acercó al ministro de Asuntos Exteriores rumano, Emil Hurezeanu, durante una conferencia sobre seguridad en Munich el pasado mes de febrero, y trataron sobre la situación del influencer. Unas semanas después aterrizó en Florida como un hombre libre.
Tate, de 38 años y nacido en Washington, dejó dicho en un vídeo de Youtube que el «40%» del motivo por el que se mudaba a Rumanía —tras su polémico paso por Reino Unido— era por el menor interés de ese país en perseguir casos de abuso sexual. Se equivocó. En diciembre de 2022 fue objeto de una redada en el complejo en el que vivía en Bucarest y unos meses más tarde fue arrestado junto a su hermano por tráfico sexual de siete mujeres y por lavado de dinero.
Es una más de las múltiples causas abiertas con la justicia y la lluvia de acusaciones contra Tate por abuso sexual y violencia. En Inglaterra, la policía de Bedfordshire le está buscando en relación con un caso de violación y una red de tráfico sexual, con orden de arresto incluida. Aún así, Donald Trump Jr. indicó que el arresto de Tate en Rumanía era «una completa locura» y su padre ha movido los hilos para que recuperase la libertad. No es de extrañar que sea un adepto más de la causa MAGA.
Al igual que Trump, el estilo de Tate es directo y agresivo. Tiene más de 10 millones de seguidores en X y una legión similar en Tik Tok, donde sus vídeos se han reproducido 11.600 millones de veces. En 2023 fue el tercer nombre más buscado en Google, por encima en ocasiones de su admirado Trump o de Kim Kardashian, una popularidad que ha sabido explotar con distintos servicios online. En uno de ellos imparte un cursillo para convertirse en proxeneta, donde instruye a sus clientes sobre cómo explotar de forma eficiente a las prostitutas. «Inspira a una chica a hacer dinero y que te dé el dinero», dice el personaje que sostiene que las mujeres deberían quedarse en casa, no conducir jamás y asumir el hecho de que son propiedad privada de los hombres.
Dice, además, que las víctimas de violación deberían «asumir su responsabilidad» por lo sucedido y otros comentarios machistas, racistas y violentos de difícil digestión. A novias y ex novias las ha llamado putas en público -ya sea en podcasts o en las apariciones de programas conservadores- y amenazado con pegarles una paliza.
Padre negro
Tate es hijo de padre negro y madre blanca, él un maestro de ajedrez afroamericano, Emore Tate, y ella una británica asistente de cátering, Eileen Tate. Se crio junto a sus hermanos en Chicago, un pueblo en Indiana y posteriormente en Luton, Inglaterra, tras el divorcio de sus padres.
Empezó a practicar boxeo y artes marciales en 2005 mientras incursionaba en televisión haciendo anuncios. Cuatro años más tarde se hizo con su primer título en tierras británicas, apodado King Cobra, aunque la atención le llegó tras retirarse del mundo del deporte. Fue parte de la enésima temporada de Gran Hermano, aunque duró seis días después de que los productores descubrieran que estaba siendo investigado por violación y asalto sexual en 2015.
No es la única acusación en el expediente de su etapa en Inglaterra. Cuatro mujeres han presentado demandas civiles contra él y de acuerdo al libro Clown World: Four Years Inside Andrew’s Tate Manosphere, las escenas de violencia y amenaza a las mujeres con las que se relacionaba eran constantes.
En cuestiones políticas, tiene lazos -además de con los Trump- con Nigel Farage, uno de los arquitectos del Brexit y con el antiislamista Stephen Yaxley-Lennon, al que describe como un «hombre sólido» y de «buen corazón». Coinciden en su fobia hacia el periodista Mike Stuchbery. Ambos se presentaron en la puerta de su casa por la noche, con unos días de diferencia, con intención de meterle miedo, causándole un ataque de pánico a su mujer y jugando un papel determinante en su decisión de mudarse a Alemania. Ahora, gracias a Trump, está de vuelta en casa.