Europa Sur (España), G Sánchez-Grance, 10.03.2025
La investigación sobre una red criminal vinculada a la Mocro Maffia ha destapado un inquietante vínculo entre el narcotráfico y el satanismo en España. La Policía Nacional, en colaboración con la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA), asestó la pasada semana un golpe contundente al crimen organizado al interceptar un cargamento de 873 kilos de cocaína en Marbella (Málaga). La droga, procedente de Ecuador y transportada en contenedores a través del Puerto de Algeciras, fue incautada en el aparcamiento de un centro comercial, donde se detuvo a cinco personas que ya han sido enviadas a prisión por orden judicial.
Lo que en un primer momento parecía una operación convencional contra el narcotráfico ha adquirido un cariz insólito cuando los investigadores hallaron en los paquetes de droga extraños símbolos satánicos y la palabra «Astaroth» inscrita en varios de ellos. Astaroth, en la demonología, es uno de los príncipes del infierno, una figura ligada a la magia negra y a pactos de poder. Este hallazgo sugiere la posible irrupción del narcosatanismo en el crimen organizado que opera en el sur de España.
Narcosatanismo: una práctica con raíces en Latinoamérica
El narcosatanismo es un fenómeno documentado en diversos países de Latinoamérica, donde traficantes y sicarios combinan la devoción religiosa con la brujería y los rituales oscuros. Se trata de un sincretismo entre el catolicismo popular, el ocultismo y la superstición, con altares plagados de íconos paganos, sacrificios animales y cultos a entidades malignas que, según sus creencias, les otorgan protección y poder en sus actividades delictivas. En países como México y Colombia, es habitual que los carteles realicen ceremonias para bendecir los envíos de droga y encomendarse a fuerzas sobrenaturales para evitar ser capturados.
La Mocro Maffia y su expansión en España
La Mocro Maffia, una de las redes de narcotráfico más poderosas de Europa, tiene sus raíces en la comunidad marroquí asentada en los Países Bajos y Bélgica. Su modus operandi incluye la importación de grandes cantidades de cocaína desde Sudamérica a través de puertos clave como el de Róterdam y el de Amberes, con ramificaciones que alcanzan el sur de España. La operación en Marbella ha revelado que esta organización criminal también se aprovecha del intenso tráfico portuario de Algeciras para infiltrar sus envíos de droga, consolidando así su presencia en el Campo de Gibraltar y la Costa del Sol.
El descubrimiento de los símbolos satánicos en el alijo incautado en Marbella podría ser un indicio de que la Mocro Maffia está adoptando, o al menos tolerando, elementos del narcosatanismo dentro de su estructura. Esta práctica, que combina el crimen con lo ritual y lo esotérico, podría haberse importado de Latinoamérica, donde se ha documentado ampliamente en organizaciones criminales que buscan ampararse en el ocultismo para garantizar el éxito de sus operaciones y la lealtad de sus miembros.
No se descarta que la incautación en Marbella sea solo la punta del iceberg de un fenómeno más amplio y enraizado en el narcotráfico internacional. La inscripción de «Astaroth» en los paquetes podría ser una marca interna de la organización o una señal de una red de narcotraficantes que opera bajo los principios de la superstición.
Lo que en otros tiempos era visto como una práctica lejana, hoy se manifiesta en las rutas de la droga que llegan hasta la Península. En esta nueva realidad, el demonio no solo pacta con los criminales, sino que también protege la droga que entra en España. La policía mantiene abiertas varias líneas de investigación para determinar hasta qué punto el narcosatanismo ha echado raíces en el crimen organizado que opera en nuestro país.