Elle (España), Marita Alonso, 14.12.2024
Greg Epstein, autor de ‘Tech Agnostic’ (MIT Press, 2024), asegura que en la actualidad, la tecnología desempeña un papel inquietantemente similar al que tuvieron las religiones en las vidas de los pueblos antiguos y modernos. “Al igual que antaño lo hicieron las religiones tradicionales, la tecnología está dando forma a nuestros pensamientos, sentimientos, esperanzas, miedos, relaciones y futuro. Como ocurriera entonces, gran parte de esa configuración no se está llevando a cabo en interés de la persona promedio, sino de las corporaciones más grandes de la historia de la humanidad”, explica.
Silicon Valley lleva tiempo intentando hacer realidad el transhumanismo y defiende que la Inteligencia Artificial es una divinidad, mientras que Steve Jobs supo emplear la fe como un arma de marketing. Al fin y al cabo, ¿acaso no es el logo de Apple una manzana? ¿No hay miles de personas que creen que Jobs fue y es toda una deidad tecnológica? Cuando sale el nuevo iPhone, ¿no hay infinidad de personas dispuestas a invertir su dinero en un artefacto en el que confiar plenamente y del que apenas se despegarán? Porque al ver esas interminables colas el día del lanzamiento del último modelo, es complicado no pensar en que parecen formadas por miembros de una secta. “Hablé con Steven Hassan, especializado en sectas, y le pregunté si estaba exagerando al decir que interactuamos con la tecnología como si fuera algo sectario. Aunque con matices, aseguró que sí. Hay diferentes tipos de sectas: las que sólo influyen un poco en nosotros y las que quieren que les demos nuestra vida. Supongo que la tecnología estaría en algún punto intermedio”, explica a ‘Elle’.
Comenta que Sam Altman, CEO de OpenAI, está pidiendo entre cinco y siete billones de dólares de inversión adicional para construir centros de datos con los que poder hacer que su ChatBot y sus productos sean aún más poderosos. “Lo que defiende es que van a conseguir un resultado «milagroso», porque esa es la palabra que emplea para describir lo que está haciendo. De hecho, en el mundo de la tecnología y de la inteligencia artificial, se habla del producto que él fabrica y del tipo de inteligencia artificial que maneja como si fuera un Dios”, asegura.
Stan Stalnaker, fundador y director de estrategia del Hub Culture Group, asegura que considera que aunque la sociedad moderna no ha tenido éxito a la hora de llevar las nuevas religiones más allá de los cultos a la personalidad o nichos como la cienciología, a medida que los mundos digitales y virtuales evolucionan, las cosas van a cambiar. “El siglo XXI está preparando el escenario para un nuevo tipo de fe generalizada: las religiones basadas en la tecnología”, asegura en ‘QZ’.
“Los movimientos religiosos de orientación tecno suponen un gran alejamiento de las estrategias de las sectas del siglo XX, lo que podría hacerlos aún más peligrosos. Las bases de este crecimiento se rigen por tres factores: Internet, tecnologías de autocuantificación y nuevos métodos de vigilancia”, añade.
El Papa ya ha expresado su preocupación por el impacto de la IA en la libertad individual y la toma de decisiones. “Los datos permiten controlar los hábitos mentales y relacionales de las personas con fines comerciales o políticos, a menudo sin su conocimiento, restringiendo su ejercicio consciente de la libertad de elección”, ha asegurado. Pero, ¿quiere esto decir que esta en contra de la Inteligencia Artificial? En absoluto. No sólo ha sugerido un enfoque de “algorética” que abogue por una IA que fomente la paz, el desarrollo humano y la fraternidad global, sino que considera que si la Inteligencia Artificial se utilizara para promover el desarrollo humano integral, “podría introducir importantes innovaciones” e incluso cuenta con un nuevo miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias de la santa sede: Demis Hassabis, presidente ejecutivo de DeepMind.
Anthony Levandowski, ex ingeniero de Google y de Uber y fundador de Way of the Future, se hizo una pregunta. Si hubiera algo mil millones de veces más inteligente que el ser humano, ¿acaso no hablaríamos de un nuevo Dios? Porque entonces… ¿lo es la Inteligencia Artificial? Incluso la investigadora Hila Lifshitz Assa aseguró a ‘El Español’ que la tecnología se está convirtiendo en una especie de nueva religión y advirtió que si seguimos dándole tanto poder, se hará mucho más fuerte.
“Creo que estos productos tecnológicos son productos. Punto. Sin embargo, se está poniendo en marcha un juego económico en el que si cada vez más de nosotros creemos que está ocurriendo algo milagroso, vamos a orientar nuestras vidas a su alrededor. Los jóvenes pasan una enorme cantidad de tiempo en internet, hablando con la Inteligencia Artificial y confesándose con ella, dejando que escriba sus textos… ¿Y quién se beneficia de ello? Los sacerdotes y los profetas”, asegura Epstein. “Volcamos nuestra confianza en la tecnología y tenemos todo tipo de ‘gadgets’ que miden por ejemplo nuestro sueño. Cada vez que nuestro corazón bombea sangre a nuestro cuerpo, Apple lo sabe, y confiamos en que estas compañías y esos gurús tecnológicos no abusen de nosotros con este poder, con este conocimiento. ¿Acaso no nos suena esto familiar?”, se pregunta Epstein, capellán humanista de Harvard ateo, agnóstico y no religioso.
Relaciona también la tecnología con el colonialismo. “Puedes hacerte con un lugar por la fuerza, pero en algún momento, te van a derrocar. Sin embargo, si también puedes colonizar sus mentes y hacerles pensar que todo lo que estás haciendo es la voluntad de Dios, que forma parte de un plan superior, puedes ganar mucho más tiempo para lograr la misión del colonialismo, que es tomar su dinero, sus recursos y acceder a sus mejores tierras. Eso es lo que la tecnología ha hecho. Creemos que todo es para nuestro beneficio y por eso, no nos importa gastar”, asegura.
Para finalizar, Greg Epstein señala que incluso los directores ejecutivos y multimillonarios, si tuvieran que mirarse en el espejo y reconocer que lo único que les importa es el dinero y el poder, no podrían hacerlo. “No quieren ser odiados por todas las personas que los rodean, por lo que en su lugar dicen que su tecnología salvará el mundo, algo muy similar a lo que los sacerdotes y profetas que se comprometieron con el poder han dicho durante siglos y siglos y siglos”, explica.
En cualquier caso, una investigación de la Universidad de Colonia liderada por la doctora en Psicología Olga Stavrova señala que existe un vínculo entre creer en el progreso de la ciencia y ser feliz. Si para tantas personas la tecnología es capaz de ofrecer un mundo mejor, de dar respuesta a infinidad de dudas, de acompañarles e todo momento e incluso de hacerles felices… ¿Cómo no vamos a pensar que la Inteligencia Artificial o un smartphone no forman parte de una nueva religión a la que incluso se suman ateos y agnósticos?