The Clinic (Chile), Sebastián Palma y José López, 19.10.2024

En 2009, un operativo de la PDI, con una agente encubierta que simuló ser una «hippie», culminó en la detención de César «Rumi» Ahumada, un chamán que realizaba sesiones de Ayahuasca. Absuelto en 2012, Ahumada se convirtió en un ícono del consumo de esta sustancia, apareciendo en documentales internacionales y en programas de televisión como invitado en late shows. Ahora, más de 15 años después, enfrenta nuevamente a la justicia tras la muerte de Antonella, una seguidora que falleció durante una sesión de «purga tabaco». Esta es la historia de ese trágico suceso y los testimonios de quienes lo conocían y seguían.

Diego Quintana (37) y Antonella Canales (38), durante sus nueve años de casados, estaban unidos por una constante búsqueda de autoconocimiento y sanación espiritual. Juntos asistieron a terapias holísticas, participaron en rituales, ceremonias, e incluso viajaron a India en su afán por encontrar respuestas existenciales.

Ambos eran ingenieros; él, industrial y ella, comercial. Antonella trabajaba como funcionaria del Ministerio de Desarrollo Social, particularmente en la Subsecretaría de Servicios Sociales. Fue precisamente mientras ocupaba este cargo que comenzó a sufrir un cuadro de depresión producto del estrés laboral, lo que la llevó a tomar medicamentos y licencias médicas durante los últimos meses, las que también se extendieron por dos posnatales.

Preocupado por el estado de su esposa, Diego comenzó a buscar alternativas que pudieran ayudarla. Fue a mediados de mayo cuando dio con Manto Wasi, un centro terapéutico vegetalista escondido entre los paisajes de Pirque, dirigido por César “Rumi” Ahumada: un chamán que, según su página web, contaba con “más de 20 años de experiencia”.

En su primera visita, Rumi lo guió a través de un intenso ritual de ayahuasca; rito que lo marcó profundamente. Impresionado por lo vivido, Diego confió en el chamán y le habló de la delicada situación de su pareja, sugiriendo que ella también acudiera al centro.

El 10 de octubre, Antonella asistió a su primera sesión en la amplia parcela rodeada de árboles. Según el relato que Rumi entregaría días más tarde, antes de comenzar, ella completó una detallada ficha médica -pese a que Ahumada no está certificado como médico profesional-. Según su versión, al ser preguntada sobre “enfermedades de la sangre”, “autoinmunes” y “metabólicas”, Antonella marcó “no” en cada una, excepto en dos categorías: “Hospitalización”, donde indicó una cesárea y una corrección de estrabismo, y en “¿Usa medicamentos?”, donde mencionó que tomaba dos remedios de uso psiquiátrico para tratar su depresión.

El chamán asegura que le recomendó una versión más suave del ritual –y que se usa como un paso previo al consumo de ayahuasca– conocida como “purga”. Junto a otras nueve personas, Antonella bebió una infusión ancestral de tabaco líquido, cuyo propósito era, supuestamente, “purificar” el cuerpo mediante el vómito. Sin embargo, lo que debía ser un proceso de limpieza espiritual pronto se convirtió en tragedia.

Antonella se descompensó de forma repentina y colapsó. Ahumada la trasladó al Cesfam Manuel Balmaceda de Pirque, pero ya no presentaba signos vitales. Su muerte fue confirmada a las 15:28 horas. El SML aún trabaja para esclarecer la causa exacta del fallecimiento.

En tanto, Ahumada está siendo investigado por cuasidelito de homicidio y tráfico de drogas. Su defensa alega que Antonella no informó que padecía una enfermedad cardiovascular ni que tenía instalado un marcapasos hacía tres años.

Esta versión se contrapone a la de Diego Quintana, su marido, quien sostiene que advirtió al chamán sobre los problemas cardíacos de su esposa desde el primer contacto. De hecho, por esa razón se le habría recomendado una alternativa sin ayahuasca.

El adiós de César y el origen de Rumi

Muchos años antes de la muerte de Antonella, a inicios de los 2000, César Ahumada (53) había vivido una crisis personal similar a la que enfrentan quienes hoy buscan su ayuda. Su acercamiento a la ayahuasca y el chamanismo ocurrió cuando tenía 25 años, en medio de un matrimonio y siendo padre.

Por ese entonces, según él mismo declaró, trabajaba como gerente en el sector hotelero, pero comenzó a sufrir episodios de depresión y estrés, problemas que no pudo superar con la ayuda de especialistas en salud mental.

Su crisis personal tenía raíces profundas. Sus padres, aunque vivían juntos, estaban separados sentimentalmente. Ahumada relata que su adolescencia fue solitaria, marcada por la falta de contención emocional por parte de su padre y la ausencia de su madre, quien “luchaba por sacar a la familia adelante”.

Fue su hermana, Patricia Ahumada, experta en Biología-Cultural de la Universidad Mayor y autora de la tesis “La deriva del habitar humano de veinte hombres y mujeres de Santiago de Chile, a partir del uso ritual de ayahuasca en su vida cotidiana”, quien le sugirió probar un ritual de plantas ancestrales para sanar sus malestares.

La hermana lo puso en contacto con un chamán quien lideró la ceremonia de ayahuasca. Luego de ello César no solo sintió una mejora, sino que un impulso por querer reformular su vida. Comenzó a estudiar la planta y se hizo cercano al chamán que se instaló en Perú. Ahumada lo siguió a la selva, dejó su trabajo en Santiago, terminó la relación con su mujer y se separó de su hija a quien dejó de ver por un tiempo.

Se instaló en Iquitos, en el albergue de un chamán llamado Luis Panduro, quien fue su primer maestro. Vivió unos tres años allí, en el corazón del Amazonas.

Ahumada recuerda la experiencia como “un internado” en los que solo comía arroz y papas cocidas, consumía plantas, alucinaba. El internado duró dos años y medio, hasta que fue investido como chamán a fines del 2006. A esa altura ya se sentía capacitado para realizar la ceremonia de Ayahuasca. Fue allí también donde dejó detrás el nombre César y fue rebautizado como “Rumi”.

Por esa época y oficiando como ayudante del maestro Panduro, Rumi conoció a su segunda esposa, Danae Dimitra Sáenz, una sicóloga especializada en hipnosis. La sesión de ayahuasca en la que participó no solo ayudó a Danae, sino que la encaminó a una relación con Rumi. Por lo que ambos decidieron venir a Chile en 2007 y desde entonces comenzaron a realizar sesiones de Ayahuasca en Pirque, con Rumi oficiando como chamán.

Así estuvieron recibiendo gente durante tres años: un periodista de crónica roja que durante años persiguió noticias de tiroteos, decomisos, peleas y violaciones y sintió delirios de persecución por su trabajo; una mujer que acababa de divorciarse, pero que quería construir una familia ya que tenía miedo a quedarse sola; otra que buscaba enfrentar diversas fobias que la paralizaban: a los grupos de gente, a los ascensores y a ciertas texturas, solo por nombrar algunos casos.

La hippie rubia

En 2009, cuando Rumi ya se había hecho un nombre entre diversos círculos de personas que buscaban vivir la experiencia de la ayahuasca, una joven rubia, atractiva y de aspecto hippie se acercó al grupo. A diferencia de la mayoría, llegó sola, contando que se había enterado de su existencia a partir de una página de Facebook.

La mujer se presentó como Dani Díaz y en la entrevista -previa a la sesión de ayahuasca- le contó a Rumi que su búsqueda se centraba en poder superar el haber terminado una relación de pareja muy importante.

El chamán le explicó que la ceremonia duraría cuatro horas, que los efectos de la ayahuasca dependían de cada persona; de lo que cada uno quería sanar, que a veces se vomitaba, lo que llamaban alivio, que en el fondo era lo malo que cada uno tenía que sacar del cuerpo.

No le preguntaron por alguna patología de salud.

Sin mayores sospechas por parte del chamán, la mujer fue aceptada en el ritual. Allí vio a decenas de personas que beberían el brebaje, también observó a Rumi vistiendo una bata, escuchó cantos, rezos. Bebió el tabaco líquido, el mismo que tomó Antonella antes de morir.

La ceremonia estaba llegando a su clímax y el grupo de personas guiadas por Rumi se encontraba en el suelo. Entretanto, él cerró las puertas con seguro, bajó las luces, tomó la sustancia con su boca y la escupió en forma de lluvia. El chamán, además, colocó un símbolo en la cabeza de cada asistente y luego presentó a la ayahuasca, que la llamaba planta sanadora.

Rumi ya se preparaba para dar el brebaje de ayahuasca a los participantes cuando la joven rubia, mareada por el tabaco, se levantó del suelo.

Gritó que era policía.

En el acto pidió por ayuda de sus compañeros uniformados que estaban esperando fuera por su alerta como agente encubierta. Los uniformados entraron armados, forzando puertas y ventanas.

Años después, Rumi recordaría el episodio, remarcando que la detención de él y su esposa ocurrió justo antes de beber la ayahuasca. “Al momento que íbamos a tomar la planta llegaron sus colegas. Si ella hubiera tomado la ayahuasca capaz que hubiéramos terminado abrazados, me hubiera pedido disculpas, lo siento así. Es lo más probable que eso haya pasado”, comentó en televisión.

El proceso judicial que convirtió a Rumi en una estrella de la ayahuasca

Luego de la detención de Rumi, comenzó un largo proceso judicial en el que la Fiscalía intentó demostrar que el chamán traficaba D.M.T, un compuesto presente en el brebaje de ayahuasca, mientras que la defensa buscó indicar que Rumi era el chamán detrás de una práctica que benefició a mucha gente y que procesalmente no cometió delito ya que la ayahuasca no es lo mismo que el D.M.T.

En 2009, luego de la formalización, Rumi asistió a late show Sin Dios ni Ley de Julio César Rodríguez. Allí el animador lo presentó diciendo: “Él es un chamán, trabaja con la ayahuasca. En Chile está prohibida, pero él la usa con intenciones medicinales. Vamos a hablar de todo esto y mucho más. Vamos a conocer a César Ahumada, pero su nombre como chamán es Rumi”.

En el set, Rumi se presentó vistiendo una camiseta azul y una chaqueta sin mangas tejida con patrones aborígenes. Allí relató parte de su experiencia como líder espiritual y respondió las pregunta del animador “¿Qué hace un chamán?”, fue una de ellas.

“A mí me toca ser amigo, hermano, papá, guía, médico, una especie de psicólogo sin tener el título. Pero la definición mía es chamán vegetalista, para diferenciar un poco(…) de alguna manera mi especialidad es curar con plantas. Mi maestro dice ‘nosotros somos administradores de la plantas’. Somos el enlace entre el mundo espiritual y la tierra”, respondió Ahumada.

En la entrevista Ahumada también se refirió a las complicaciones de salud que se podrían tener en el proceso de “sanación”.

“Si hay un tipo de situación cardíaca hay que mencionarla para ver la gravedad. Esto es un poco intenso, no es una cosa ligera, igual es una intensidad. Se evalúa cualquier tipo de situación psicológica como crisis de pánico”, indicó.

Después de una larga disputa judicial que concluyó en 2012, y que incluyó el testimonio de una mujer que demandó a Rumi tras sufrir alucinaciones, malestar estomacal, una hospitalización con lavado gástrico y una internación psiquiátrica de siete días, la justicia decidió absolver tanto a Rumi como a su pareja.

Los jueces argumentaron que “con el cúmulo de antecedentes vertidos en el juicio, el tribunal adquirió la convicción de que lejos de constituir un peligro para la salud pública, la conducta desarrollada por los imputados ha reportado importantes beneficios para múltiples personas, varias de las cuales relataron en el estrado sus experiencias”.

Efectivamente el juicio fue un desfile de consumidores de ayahuasca, quienes mencionaron cómo la terapia liderada por Rumi les cambió la vida. Los liberó de sus más grandes miedos. No solo eso, al juicio también asistieron a declarar activistas e investigadores internacionales, entre ellos estaban Jordi Riba y Jacques Mabit, considerados entre los mayores expertos a nivel mundial en el estudio científico de la planta.

El primero, un español que hizo un estudio clínico sobre los efectos fisiológicos y psicológicos entre los consumidores de “la liana de los muertos” y el segundo, un médico francés que lideró el centro de rehabilitación y tratamiento de adicciones Takiwasi, ubicado en Tarapoto, en la provincia de San Martín, en la alta amazonía peruana.

En el juicio, incluso se dio el tiempo para que Rumi hiciera un ícaro, como se conoce al canto que realiza durante las ceremonias de ayahuasca. “El espíritu de la planta viene y uno le va enseñando a través del silvido”, fue la introducción que hizo.

“Tararirarirai…”, comienza a cantar, y continúa con un largo coro en idioma quechua. La performance en el tribunal duró casi tres minutos.

“Me sale mucho más lindo con ayahuasca”, dijo Rumi tras su canto.

Luego del juicio, y con la venia del tribunal, Rumi continuó realizando sus terapias en Pirque y el Cajón del Maipo. Se separó de su segunda esposa, quien regresó a Perú a trabajar en otro centro.

Rumi conoció a Ingrid Ximena Tartakowsky, una sicóloga clínica con un máster de la Universidad de Chile, autora de una tesis sobre la psicoterapia asistida con LSD, psilocibina y MDMA. Tartakowsky, once años menor que él, se casó con Rumi en 2021. Durante esta etapa, se lanzó el documental Ayahuasca Reframed, que relataba su historia como acusado de tráfico de drogas.

El documental intentó posicionar la ayahuasca como una herramienta terapéutica válida, pese a las graves acusaciones en su contra. Este proyecto fue distribuido por ICEERS, una organización sin fines de lucro que abogaba por la integración de la ayahuasca, donde Tartakowsky es investigadora asociada.

Además, el largometraje muestra la estrategia judicial de Rumi y su defensa, particularmente su posición respecto a la paciente que denunció la descompensación y terminó internada. “Esta persona nos mintió, la niña estaba con medicamentos psiquiátricos. A ella en particular la podemos hacer pedazos”, le dijo a sus abogados el chamán.

A partir de entonces, la Clínica Centro Manto Wasi quedó compuesta por César Ahumada como su director y curandero jefe, e Ingrid Tartakowsky como directora del “Área de Psicoterapia e Investigación”.

La percepción de una asistente a los rituales de Rumi en Pirque

Francisca Zúñiga es una deportista de alto rendimiento, quien llegó a la consulta de Rumi en 2018 luego de sentir una profunda depresión. “Esa primera experiencia con ayahuasca marcó un antes y un después en mi vida, ya que comencé a sentirme mejor y pude retomar mis actividades cotidianas. Literalmente Rumi y la ayahuasca me ayudaron a volver a vivir”, cuenta a The Clinic.

Desde entonces Francisca siguió asistiendo al Centro en distintos puntos de su vida, participando en varias ceremonias de ayahuasca y purgas de tabaco, como en las que falleció Antonella.

“Mi proceso inicial incluyó psicoterapia, purgas y ayahuasca. La purga me desintoxicó física, psicológica, y espiritualmente, mientras que la ayahuasca me permitió explorar el origen de mis conflictos”, indica Zúñiga.

Además, asegura que las ceremonias de ayahuasca y las de purga son distintas y “no se realizan juntas ni mezcladas, como algunos medios han indicado incorrectamente”. Respecto a la elección del tratamiento, Zuñiga explica que éste “depende de cada paciente, y es el chamán, en este caso Rumi, es quien orienta según las necesidades y antecedentes de salud de cada persona”.

Según Francisca, los asistentes del centro provienen de diferentes contextos y profesiones: “desde abogados, profesionales del área de la salud tradicional o alópata, e incluso uniformados; he conocido carabineros y exmilitares. Hay personas de diversas edades, estratos sociales y con distintas necesidades o propósitos. Pero todas tienen algo en común: la búsqueda de sanación, entendimiento, autodescubrimiento, conexión espiritual y la necesidad de encontrar armonía”, relata.

Zúñiga precisa que para asistir al centro por primera vez, se debe completar una ficha con los antecedentes médicos, ya que la ayahuasca y otras plantas no son compatibles con algunas enfermedades o medicamentos. “Es fundamental ser honesto sobre el uso de drogas y explicar el motivo por el cual deseas participar en el ritual. Una vez enviada la ficha, Rumi evalúa si puedes asistir a una ceremonia de Ayahuasca, una purga, o si es más adecuado comenzar con la dieta”, explica.

Ante las críticas que ha recibido el centro a partir el incidente, entre las que incluso se les ha calificado de “secta”, Francisca opina que son erróneas y desinformadas: “Vivimos en una sociedad donde la medicina alópata ha dominado por mucho tiempo, y en el proceso, nos hemos alejado de las prácticas ancestrales y de sanación a través de las plantas”.

Sobre la posible responsabilidad de Rumi en la muerte de Antonella, Francisca consideró que no cometió un error, sino que más bien la paciente no proporcionó la información médica necesaria.

“Es posible que su deseo de mejorar la haya llevado a no revelar su verdadera condición por temor a no poder participar del ritual. Según los medios, había más personas participando en la purga y Antonella fue la única afectada, lo que sugiere que tampoco fue un problema con la planta en sí, como algunos podrían insinuar”, explica.

“Espero que la continuidad del centro no se vea afectada, ya que muchas personas encuentran esperanza y sanación en Manto Wasi. Imagino lo difícil que debe ser esta situación para Rumi, y espero que pronto se aclare todo y cese el ruido. Mis condolencias a la familia de Antonella”, concluye Francisca.

Cierre del centro de Pirque mientras dure la investigación

A las 9:00 a.m. del pasado miércoles comenzó la audiencia en la segunda sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel. En la pantalla, tendida sobre un costado, la figura de Rumi aparecía frente a un ventanal bañado por una luz encandilante que apenas permitía ver su rostro. Su expresión era impasible.

La Fiscal tomó la palabra primero, centrándose en la declaración del esposo de la víctima como pieza clave. Según lo constatado, Diego Orellana afirma que Rumi tenía pleno conocimiento de las complicaciones médicas de su esposa, Antonella.

El Ministerio Público apuntaba a que la decisión del chamán de evitar la ayahuasca no había sido fortuita, sino una elección deliberada, fundamentada en los problemas cardíacos de Antonella. Era un cuestionamiento directo sobre la responsabilidad del chamán en el fatal desenlace.

A las 9:15 fue el turno de la defensa. El abogado Rodrigo González, quien ya había representado a Rumi el 2009, utilizó un tono apasionado en varias ocasiones. Su pieza clave era la ficha médica que presuntamente rellenó Antonella.

La desglosó minuciosamente, con cada detalle que evidenciaría que la mujer omitió sus problemas cardíacos. Hasta que el juez lo interrumpió abruptamente: “¿El imputado contaba con contraindicaciones claras sobre la purga que administró?”. González finalmente contestó: “No lo sé, señoría. No soy yo el experto en esto”.

Continuó abordando la acusación de microtráfico de drogas, evocando el caso que había representado en 2009, donde su mismo defendido había quedado absuelto. Se aferró al principio de “única persecución”, argumentando que el cargo “era exactamente el mismo”, y que el tribunal no podía ignorar las precedentes decisiones judiciales en su defensa.

El abogado concluyó su alegato acusando a la prensa de haber sido hostil con su defendido, utilizando el término “chamán” de manera despectiva, en un claro ataque a los Pueblos Originarios.

En ese momento el juez lo frenó con una pregunta incisiva: “¿Su representado es de origen indígena?”. Después de una breve pausa, González respondió: “No, mi representado es chileno, pero se formó en el Amazonas. De hecho, todo está documentado; incluso tiene documentales que respaldan su experiencia. En toda su trayectoria jamás hubo un incidente como este”.

Tras una pausa prolongada, la corte emitió su veredicto: pese a las intenciones de la Fiscalía que solicitó prisión preventiva en dos instancias, Rumi debía cumplir con arresto domiciliario nocturno y firmar semanalmente. La salvedad es que en la Corte de Apelaciones se agregó otra medida, al chamán se le prohibió participar en reuniones relacionadas con terapias alternativas.

Al respecto, el fiscal de la Fiscalía Sur, José Manuel Mac-Namara, afirmó que los rituales del chamán Rumi representan un peligro público para la salud. “La conducta per se ya era peligrosa”, señaló, destacando que se encontró DMT, una sustancia alucinógena prohibida por la ley 20.000, durante el allanamiento del inmueble del imputado. Sobre la purga de tabaco, añadió que “evidentemente, este tipo de conducta es riesgosa y puso en riesgo la salud de la víctima al punto que resultó fallecida”, destacando que solo se recurrió a la medicina tradicional cuando ya era demasiado tarde.

Apenas unos días después de la muerte de su esposa, Diego Quintana se convirtió en el único testigo clave que sostiene que el chamán estaba al tanto de las condiciones médicas de Antonella. El Ministerio Público lo convocó para reconstruir, paso a paso, el camino que los había llevado hasta aquel trágico día en Pirque.

Desde su interés compartido por la filosofía chamánica, hasta el momento en que le recomendó acudir a Manto Wasi, los hechos trazaban un camino en donde Diego, sin preverlo, había sido el punto de partida.

Aún con el dolor de la pérdida, Quintana se vio obligado a ordenar sus pensamientos y recordar cada detalle. Por ejemplo, cuando le compartió a Rumi las dolencias de su esposa, incluyendo la disautonomía y el bloqueo auriculoventricular que ella sufría desde hacía años.

El chamán, con su habitual seguridad y dominio de la materia, le contó sobre las inmensas virtudes de la “terapia de purga”: “desconozco mayormente en qué consistía, sin embargo, sé que tiene que ver con una planta…”, explicó Diego.

En una de las últimas conversaciones que tuvo con Antonella, la vio motivada y decidida a probar el tratamiento. Ella le explicó que, para que funcionara, el chamán le indicó que debía dejar de tomar las pastillas que le habían recetado por su depresión. Era un momento que ahora resuena con una dolorosa claridad, y que marcaba el principio del fin de una pareja que solo buscaba el bienestar mutuo.