El País (España), J.A. Aunión, 11.06.2007
El número de universidades fraudulentas que ofrecen títulos falsos por Internet se multiplicó por cuatro (de 200 a 800) entre 2000 y 2004, advierte un reciente estudio publicado por el organismo de la ONU para la Educación y la Cultura (Unesco). Esta es una de las formas que toma la corrupción en los sistemas educativos, un problema que afecta a todos los países del mundo, según el texto.
Las diferentes caras que adquiere, aunque quizá sean más graves en los países pobres o en vías de desarrollo, también aparecen en los países europeos o en EE UU. Por ejemplo, el fraude académico (trampas de alumnos y trabajadores educativos para pasar un examen o alcanzar un título), o fraude sin más en la construcción de colegios o su mantenimiento (cita ejemplos en Francia o Italia).
Sin pretender crear alarmismo, el informe trata de señalar las distintas formas de un problema que condiciona negativamente el futuro de millones de jóvenes, limitando sus posibilidades de acceso y la calidad de la formación recibida. «Este problema no sólo cuesta a la sociedad billones de dólares, sino que también debilita los esfuerzos para intentar llevar a la educación a todo el mundo», aseguró el director de la Unesco, Koïchiro Matsuura. El estudio se ha basado en datos recogidos de los ministerios, agencias de desarrollo e institutos de investigación de más de 60 países.
Y los resultados son escalofriantes. Por ejemplo, el robo de fondos destinados a educación, calcula el informe, representa más del 80% de todo el gasto en este sector, descontando el destinado a pagar los sueldos.
Ejemplos a seguir
Los autores del estudio, Jacques Hallak y Muriel Poisson, presentan varios casos concretos en los que pequeñas medidas han mejorado la situación. En los primeros años de la década de los noventa, en Uganda sólo llegaba a los alumnos el 13% de los fondos anuales para becas. El resto se quedaba en los bolsillos de los responsables locales. Pero una campaña de información en las comunidades ha hecho que hoy día, aunque la cifra todavía es escandalosa, llegue el 85% de los fondos a su verdadero destino.
Hallack cita también otros ejemplos: «La ciudad de Nueva York ha mejorado los procedimientos para seleccionar a los constructores de escuelas [se había dado escándalos de corrupción]. Para evitar sobornos en la selección de libros de texto en Argentina, se ha firmado un pacto de integridad entre el Ministerio de Educación, los editores y una asociación independiente».
La lista de las formas de corrupción es casi interminable, explica Muriel Poisson: «En la financiación de las escuelas y universidades, el comportamiento de quienes las dirigen, los contratos de construcción de escuelas, la producción y distribución de libros de textos, la validez de los títulos y el acceso a la universidad…»