El País, Barcelona – 13/06/1988

La comunidad Hare Krishna vive desde 1977 en España una situación de permanente crisis provocada por la muerte de su fundador, el indio Swami Bhaktivedanta Prabhupada, y agravada posteriormente por la deserción del guía espritual Bagavan Swami (su verdadero nombre es el de William Ehrlichman), responsable del sur de Europa. La crisis vivida durante estos últimos años ha provocado un importante descenso del número de adeptos en España. En la actualidad, Hare Krishna cuenta sólo con 86 miembros, la mitad de los que poseía hace cinco años. Hare Krishna posee ahora en España sólo dos comunidades estables, en Barcelona y Brihuega (Guadalajara), aunque también hay miembros de la congregación en otras poblaciones como Valencia, Málaga y Ceuta.Según informaciones publicadas el pasado mes de febrero, Bagavan Swami huyó de Europa en septiembre de 1986, llevándose 30.000 dólares y dejando descabezada la comunidad religiosa. Esta versión fue desmentida categóricamente por el portavoz de Hare Krishna en Madrid, quien aseguró que el gurú abandonó la comunidad porque se sentía incapaz de cumplir los votos» y quería contraer matrimonio.

Estos dos incidentes reales esconden, en opinión del portavoz de la comunidad Hare Krishna, un problema mucho más grave y profundo, relacionado con el papel otorgado hasta el momento a los gurús, que hasta ahora tenían un «excesivo» personalismo. Hare Krishna se enfrenta a una nueva etapa, en la que se pretende eliminar el «culto a la personalidad» y dar más autonomía a las comunidades.

«Lavados de cerebro»

La Asociación Internacional por la Conciencia Krishna, como oficialmente se la conoce, fue legalizada en España en agosto de 1976. Fundada a finales de la década de los sesenta, pretende estar enraizada en el hinduismo tradicional. KrisHna es considerado como un dios único, creador universal. Los adeptos propugnan y fomentan la práctica del bhakti yoga, como método de «conocer» y «amar». Practican el vegetarismo y efectúan una intensa actividad comercial-apostólica con la venta directa y personal de los libros sagrados, entre los que destaca el Bhagavad Gita, escrito por el fundador.El movimiento Krishna ha sido acusado en reiteradas ocasiones de «lavar el cerebro» a sus seguidores y de perseguir implacablemente a quienes pretenden abandonar la congregación. Los técnicos aseguran que este movimiento es altamente peligroso para la integridad psíquica del individuo y sus supuestos efectos perjudiciales se parangonan a los provocados por otras sectas como Ananda-Amarga, El Camino, Centro de la Luz Divina, Niños de Dios, la Iglesia de la Unificación, Edelweiss, Nueva Acrópolis o Raschimura.