Milenio (México), 25.09.2012

El religioso Pablo Pérez Guajardo, debido a las críticas que ha hecho contra Maciel y la congregación que fundó, ahora se enfrenta a una campaña de desprestigio por parte de los Legionarios de Cristo, quienes han divulgado entre los feligreses que es alcohólico, drogadicto y tiene problemas psiquiátricos.

Tras el conflicto en Playa del Carmen, Pérez Guajardo narró que los Legionarios de Cristo enviaron a “dos señoras de la sociedad que me invitaron a comer y en la plática me dijeron que me tomara mi pastillita para la cabeza”.

Recordó que cuando estaba en Roma, entró en un dilema al ver la opulencia en que vivían los miembros de la congregación, que contravenía los votos de pobreza a los que se comprometieron. Al cuestionar esa situación, los superiores lo enviaron a un hospital de Madrid, donde se le diagnosticó depresión y le prescribieron medicamentos con los que “prácticamente estaba todo el tiempo dormido, pero como tenía acceso a internet, investigué sobre esas medicinas”.

El religioso detalló que esa es una estrategia de la congregación, diagnosticar con problemas psiquiátricos a quienes cuestionan a los superiores. Al enterarse de lo que hacían las medicinas dejó de tomarlas, “a eso creo que se referían las señoras”, comentó.

Después de esa reunión, explicó, decidió realizarse estudios médicos para acallar los rumores. En el reporte de los exámenes que se practicó —del que MILENIO tiene copia— se menciona que es una persona sana “con un nivel intelectual por arriba de lo normal” y que el antidoping salió negativo.

Comentó que otro legionario, Luis Echeverría, del templo Cristo Resucitado, dijo a los fieles que Pérez Guajardo tenía problemas con el alcohol, cuando él asegura que ni siquiera toma. El cura abundó que su colega “dijo que seguramente me metía algo, porque cómo era posible que siempre tuviera fuerzas para andar recorriendo en bicicleta las colonias”.

Sobre esta campaña de difamación, el sacerdote comentó que “es sumamente desagradable y desconcertante; sin embargo, uno se espera este tipo de cosas en la Legión, porque así actúan”.

MILENIO solicitó durante dos semanas y media una entrevista con el obispo legionario Pedro Pablo Elizondo, para conocer su versión de estos hechos, pero el área de prensa de esa congregación solo informó que por el momento no hablaría.

Antes de las críticas que hizo Pérez Guajardo a Maciel, mantenían una buena relación en el trabajo pastoral.

Protección a pederastas

Los Legionarios de Cristo de más de 60 años aún guardan devoción a su fundador Marcial Maciel y con “la frase anticuada de no se juzga a un padre” han colocado un velo de impunidad para no denunciar a quienes abusaron sexualmente de jóvenes, señaló el religioso Pérez Guajardo.

“Ese silencio en torno al tirano ha provocado que se encubra a quienes han estado involucrados en los delitos sexuales y solo se conozcan poco más de 100 casos, unos declaran y otros no quieren decir quiénes más estuvieron involucrados” aseguró.

“Aún persiste una gratitud a Maciel, aunque sólo nos trataba como un granjero a sus vacas, no tanto por la vaca, sino por la leche que obtiene de ellas”, comentó el ex legionario.

Para el sacerdote “la persona que no tiene el valor de enfrentar a los superiores es porque quiere seguir viviendo en Disneylandia, sólo quieren escuchar que todo está bien, al tiempo que se les dice que todo es una conspiración contra la legión y la Iglesia”.

“No solo es decir ‘muerto el perro se acabó la rabia’, porque Marcial Maciel hizo toda una infraestructura y está impregnada de su mentalidad y actitud. Por eso uno de los factores de los delitos sexuales es el abuso del poder, eso no lo corrigen”, aseveró.

Una prueba de esto, explicó Pérez Guajardo, es la orden del obispo de sacarlo de su prelatura, aunque reconoció que el jerarca católico tiene la autoridad legal para hacerlo, explicó que eso no significa que sea correcto, pues acaba con el trabajo que hizo.

Un barco que se hunde

Pablo Pérez Guajardo, que decidió abandonar la congregación de los Legionarios de Cristo, aseguró que en el país, particularmente en el DF, es donde más se resisten a los cambios ordenados desde Roma.

En Estados Unidos, España y algunos países europeos “han sido críticos con la doble vida del fundador; sin embargo, en las comunidades de México no se toca el tema, menos se le crítica, como si no hubiera pasado nada, quizá porque estamos acostumbrados a vivir en la corrupción y nos tragamos todo”, comentó.

También cuestiona cómo es posible que aún padres permitan que sus hijos vayan al seminario menor de esa congregación, si está en investigación.

Explicó que todas las órdenes tienen tres líneas fundamentales a enseñar en los seminarios: “conocer la legislación con la que se va a comprometer, esa está en revisión; conocer el carisma, que aún no se sabe cuál es; y saber la historia de la congregación, especialmente la del fundador, y él hizo todo lo contrario al evangelio”, resaltó.

“Es más honesto decir que, mientras termina la revisión del barco, que no se suba nadie, porque es el Titanic con una rajadota. Que se diga que está cerrado por remodelación”, opinó.

Concluyó que también es necesario aclarar la situación de los votos que recibieron de Maciel, “porque la persona en que se encarna la institución es un fraude”.