Milenio, Ana Estrada, 19.09.2011
En compañía de dos matrimonios, Nelly Ramírez Mota se convenció que la vida de los Legionarios de Cristo debía ser vista desde sus entrañas con una visión crítica.
La ex Consagrada afirma que al menos mientras ella fue parte de la congregación, los Legionarios hacían reuniones periódicas con las personas a quienes denominan “líderes” y se hace una clasificación según ingresos económicos, acción que ella define como elitista.
Luego de largas charlas con sacerdotes y religiosos de diferentes congregaciones, la ex Consagrada, que estuvo 8 años en León como directora de la casa del “Domus Marie”, pudo ver con una luz diferente la vida que llevó en una orden que exprime hasta la última gota de las personas, que exige una vida consagrada a la obtención de fuertes sumas de dinero siempre con Cristo como bandera.
En 12 años, Nelly no tuvo nunca tiempo y tampoco le fue permitido verse como un individuo único, crítico, pensante, reflexivo.
En 12 años, la vida de Nelly giraba en torno a la entrega a Cristo.
En 12 años, dicha entrega se enfocaba, en todo momento, a invitar a cientos de jovencitas a formar parte de la Congregación, cuyo target lo conforman las familias de mayor poder económico y político de las ciudades “tocadas” por la obra.
Durante los encuentros periódicos que mantienen, Nelly afirma que los Legionarios clasifican a las familias como AAA, AA, o A, según los ingresos económicos o patrimonio de cada una.
“Reciben una atención especial por parte de un sacerdote asignado a esa élite de personas y familias que comparten las mismas ideas y doctrinas, y poseen un estatus que ellos definen como ‘los del Reino’”, se lee en el libro publicado recientemente por Nelly.
La ex Consagrada asegura que para los Legionarios, las personas con mayores ingresos “son el fin, los demás, los medios”.
“En la atención personal de los Legionarios, las personas con más posibilidades económicas ocupan el puesto más importante”, dice.
Incluso, a lo largo de la publicación, Ramírez Mota afirma que a las Consagradas se les exige prestar mayor atención a los hijos de las familias AAA, a quienes nunca se les reprende.
En cambio, se abandona a aquellas personas que son “problemáticas” o que se considera que no sirven para la obra de los Legionarios.
“A las Consagradas que trabajan en el Movimiento Regnum Christi y en los colegios se les exigía un número y una lista de niñas a las que deberían dirigir espiritualmente cada mes. Explícitamente se pedía que no se dedicara mucho tiempo a las personas ‘conflictivas’”, relata y agrega que a todos los que pertenecen a la Congregación se les presiona constantemente para ganar nuevos miembros.
De hecho, la autora del libro asegura que la presión ejercida sobre los miembros de la Legión, es la mejor manera de incorporar nuevos adeptos.
“A los Legionarios y a las Consagras, el p. Maciel les pedía que le enviaran por Navidad una foto con el joven o la joven que se había consagrado ese año a Dios gracias a ellos. El lema de esta campaña era ‘Cada año, uno, cada uno, por lo menos’ y se hacía de todo para poder enviar esa foto a Maciel. Las manipulaciones y todo tipo de presiones servían con tal de enviar la foto al p. Maciel”.
Pero las personas consagradas (hombres y mujeres) y los Legionarios no pueden ser cualquier persona. Por lo general pertenecen a familias de niveles socioeconómicos altos y la mayoría de sus colegios y propiedades se ubican en las zonas de mayor plusvalía de los 22 estados del país donde se encuentran.
Tan sólo en León, de los inmuebles registrados por la Legión, ya sea la casa de las Consagradas al Regnum Christi, los colegios que manejan o el apostolado, se encuentran en zonas exclusivas o de alto valor de la ciudad.
La casa del “Domus Marie” en León, donde viven unas 12 mujeres consagradas, se ubica en un clúster cerrado en la calle Coahuila del fraccionamiento Cumbres de Arbide.
De la misma forma, el apostolado, propiedad a nombre de la inmobiliaria Instituto Cumbres de León, se encuentra en Pedregal del Carmen y los colegios Cumbres, para varones, y del Bosque, para mujeres, se encuentran al norte de la ciudad, en el fraccionamiento Cumbres del Campestre.
De esta forma, y según relata Nelly, el constante contacto con las personas de más alto nivel adquisitivo en las ciudades en que se instalan, es una de las estrategias que Marcial Maciel implementó para fortalecer su poder económico y político en una congregación que, aquellas personas que han salido de ésta aseguran, tiene más tintes de secta que de obra religiosa.