EL MUNDO, Beatriz Pulido, 13.07.2010
Jagamohan Das. Origen: Madrid, 1963. Currículo: su familia tiene una empresa de mudanzas en la que Jagamohan Das trabajó la mayor parte de su vida; a los 18 años los Hare Krishna le regalaron el libro George Harrison y el Maha Mantra. Cuando tenía ya más de 30 años, en un momento de interiorización fuerte, «algo me dijo que buscara encima del armario, allí encontré un libro que me habían regalado mucho tiempo atrás ellos sobre su fundador, A.C Bhaktivedanta Swami Prabhupada. Aficiones: «El deporte». Debilidades: «Me dejo afectar mucho». Virtudes: «La constancia». Defectos: «A veces tengo la sensación de que todo se me escapa de las manos».
«Al principio quizá fuéramos un poco fanáticos» / «Antes de ser Hare Krishna recuerdo que lo primero que hacía al levantarme era fumarme un cigarro» / «Cuando vamos por el Rastro nos preguntan ‘¿qué habéis fumado hoy?’» / «Antes repartíamos dulces y al darnos la vuelta nos los tiraban a la espalda. Ahora nos los piden»
Su proceso de acercamiento a los Hare Krishna no fue producto de un flechazo, sino algo gradual, pero muy intenso. Hoy Jagamohan Das dirige el único templo de la comunidad que hay en Madrid en la calle del Espíritu Santo.
Pregunta.- ¿Ustedes en qué creen?
Respuesta.- En un sólo Dios. No somos budistas, pero compartimos mucho de su filosofía.
P.- Durante mucho tiempo fueron considerados una secta. Más de uno aún los ve así.
R.- Porque no nos conocen internamente, se basan en cosas que han oído. Aquí nadie obliga a nada. Al principio quizá tuviéramos la culpa porque éramos un poco fanáticos en ciertos aspectos.
P.- ¿Lo reconoce?
R.- Sí, es así. En los 70 y 80 ayudábamos a los drogodependientes. Nada más llegar les cortábamos el pelo, les dejábamos la coleta y les colocábamos una túnica y a alguna de esas personas se los encontró comprando droga vestidos así. Pero eso no es lo que se enseña.
P.- Llevan 35 años en Madrid ¿Es duro ser Hare Krishna aquí?
R.- Más que en otros lados, porque es una filosofía que se practica mejor en las zonas rurales. En el campo hay otra energía. En Madrid uno se ve literalmente arrastrado.
P.- ¿Qué le dijo su familia cuando les comunicó su decisión de hacerse Hare Krishna?
R.- Al principio no les sentó muy bien. Querían pagarme un psicólogo, pero con el tiempo se han dado cuenta de que ha sido una verdadera opción.
P.- ¿Viven en comunidad?
R.- Unos sí y otros no. Antes se pedía que uno se entregara del todo, pero con el tiempo nos hemos dado cuenta de que es mejor que uno lleve su vida y que practique lo que pueda. De lo contrario puede sentirse frustrado.
P.- ¿Ocupan ustedes todas las profesiones?
R.- Sí, hay porteros de discoteca, abogados, pilotos de avión, empresarios…
P.- ¿En la capital cuántos son?
R.- Varios cientos, quizá más, porque todos los que pasan… Mejor pon miles.
P.- No se pase.
R.- (Se ríe) Aquí entra y sale tanta gente que ya no conozco a casi nadie.
P.- Yo les recuerdo vestidos de naranja.
R.- Eso era antes, cuando la entrega era total y uno entregaba todos sus bienes a la institución.
P.- Y usted que va de blanco ¿significa que no lo da todo?
R.- Exactamente, significa que tengo parte de intereses personales, por ejemplo vivo fuera.
P.- ¿Qué tal les aceptan los otros?
R.- (Se ríe) Cuando vamos por el Rastro nos preguntan «¿qué habéis fumado hoy?».
P.- Pero hay mayor tolerancia que antes.
R.- Antes repartíamos dulces y al darnos la vuelta nos los tiraban. Ahora nos los piden.
P.- ¿Qué es lo más duro de ser Hare Krishna?
R.- Continuar a pesar de todo porque algunas veces parecería más fácil tirar la toalla.
P.- ¿Cómo es su día a día?
R.- Me levanto pronto, a las 5.30 horas. Antes de ser Hare Krishna, lo primero que hacía al levantarme era fumarme un cigarro.
P.- ¿En ayunas? Eso es muy sano.
R.- (Se ríe) Sí para empezar a desfilar. Ahora, en cambio, canto Hare Krishna.
P.- Ese canto también será adictivo.
R.- Pero en otro sentido. Es algo que te atrae, como la belleza. Cantar eleva.
P.- ¿Por qué cantan ustedes?
R.- Para expresar y hacer crecer el amor por Dios. Empleamos distintos nombres: Hare es la invocación de la energía de Dios, Krishna significa Supremamente Atractivo y Rama es la fuente de toda felicidad. El sánscrito tiene la capacidad de despertar el alma. Por eso vamos siempre cantando.
P.- Muy discretos no son.
R.- Es una bendición para el que escucha y para el que canta. Son sonidos trascendentales, que limpian la mente y la atmósfera.
P.- ¿Qué tal lleva usted lo de ser director del Templo?
R.- Bien aunque hay momentos que puedo llegar a sentir cierta saturación. La vida espiritual me está estresando (se ríe), pero nada que ver con el estrés de ahí fuera. Aquí vienen cientos de personas y tengo que tratar con todos.
P.- ¿Y ahora es feliz?
R.- Digamos que duermo con el niño Jesús.
P.- ¿Y antes no?
R.- Sentía que me faltaba algo, buscaba hasta donde no había. Me estrellé contra muchos muros.
P.- Dígame una máxima.
R.- «La religión sin filosofía es fanatismo; la filosofía sin religión es especulación mental», de Bhaktivedanta Swami Prabhupada.