TeleNoche (Uruguay), 25.10.2018

No son pasta base, no son un té de marcela. Son plantas pero tienen efectos psicoactivos. Para quienes las ven como peligrosas son droga. La ayahuasca, el bufo alvarius, el yopo, el kambó, la iboga y el rapé son algunas de las “medicinas chamánicas” o ancestrales que hoy se pueden adquirir al módico precio de $ 4.300 la toma. La Junta Nacional de Drogas no las regula y el Ministerio de Salud Pública no las controla, pero hay empresas que las ofrecen y administran en costosos retiros.

Ayahuasca Internacional o Inner Mastery se instaló hace poco y sin hacer mucho ruido. Su “epicentro”, como le dicen, es en Colonia. La llegada y expansión de esta empresa es una novedad, ya que la ayahuasca hasta ahora solo se usaba en rituales religiosos y espirituales en pequeños grupos como la Iglesia del Santo Daime o el Camino Rojo. No hay entrevista previa al retiro, no hay restricciones. El que paga accede a las sustancias. Y los guías de los rituales tienen poca preparación “espiritual” (la médica ni se pide).

La mayoría de los asistentes a estos retiros son argentinos, que no pueden hacerlos en su país porque está prohibido. De hecho, en enero de este año dos empleados de Ayahuasca Internacional fueron arrestados en Mar del Plata por realizar una ceremonia con kambó, según informó Infobae. Parece ser una tendencia, ya que el próximo 26 de octubre llega un nuevo empresario de ayahuasca a ofrecer un retiro en Colonia a US$ 240. Según Alejandro Corchs, miembro de la organización sin fines de lucro el Camino Rojo, nos estamos convirtiendo en un “punto de turismo espiritual”.

Pero Ayahuasca Internacional es una empresa que existe en el mundo desde 2013, y su líder, Alberto José Varela, es blanco de numerosas denuncias. Van desde la manipulación psicológica al abuso sexual, y es acusado por los pueblos originarios de lucrar con sus tradiciones sin su permiso. Estuvo preso en 2009 en España por tráfico de ayahuasca, y cuando se lo detuvo estaba realizando una orgía con personas que estaban bajo el efecto de la sustancia. La empresa, que se vende como una sanación y un cambio de vida, funciona con un esquema multinivel piramidal similar al de Herbalife. Y el argentino Varela es venerado como un gurú por todos en la empresa, que está en más de 20 países.

En sus charlas informativas, que se hacen en hoteles y son abiertas, prometen que con sus “medicinas” pueden curar todo tipo de enfermedades, incluido el cáncer. “Esto es muy peligroso porque puede llevar a gente a abandonar los tratamientos tradicionales”, advierte el psicólogo y estudioso de fenómenos sectarios Álvaro Farías. “Recuerda mucho a Pare de Sufrir”, agrega. Para asistir al retiro uno paga la toma de ayahuasca por adelantado, pero una vez allí se pueden pagar las otras drogas, por tarjeta y en cuotas. Tras solo un fin de semana de retiro, quienes fueron ya usan expresiones como “abrazo de luz” y se llaman “hermanos” entre sí. Y en ese estado de inmersión en la experiencia se los vuelve a invitar a reuniones “con descuento para quien ya asistió a los retiros”.

Además, aunque las plantas chamánicas están en una nebulosa legal, las sustancias ofrecidas por Ayahuasca Internacional contienen DMT (Dimeltiltriptamina), un elemento químico que sí es ilegal, por lo que lo ofrecido en sus retiros es contrabando. El DMT es el alucinógeno más potente que se conoce. El secretario general de la Junta Nacional de Drogas, Diego Olivera, dijo a Santo y Seña que se está más cerca de “permitir el uso de estas plantas en contextos religiosos” que de prohibirlas. Pero por ahora no está en agenda inmediata regularlas, ya que tienen una baja incidencia en la población y las “drogas de consumo problemático” son la prioridad.

Existen riesgos asociados al consumo de estas sustancias, pero tal vez existan beneficios. El mundo académico está dividido acerca de si mayormente representan un gran peligro o tienen un gran potencial para curar depresión, ansiedad, adicciones o traumas. En lo que sí concuerdan todos es que estas drogas no son inocuas y se deben administrar con cuidado. Y que no todas las estructuras mentales pueden soportarlas ya que pueden gatillar cuadros psiquiátricos. Por ahora, en Uruguay no existe ese “cuidado” de forma oficial.